El empecinamiento de la CUP en
negarse a investir a Mas para hacerle presidente, corre parejo con su porfía y la de los suyos para serlo. Y mientras tanto, algunos de los hasta ahora figurantes
en la candidatura de «Junts x Mas» empiezan a cobijar
en sus adentros la posibilidad de que en medio de la vorágine generada por una
trama tan truculenta, un inesperado giro de los acontecimientos les coloque
ante la tesitura de ser el candidato aceptado por la CUP y proponerse para la
codiciada plaza de presidente de la Generalitat, aunque fuera sólo por unos
días. Aquí ya nadie se fía de nadie, y algunos extras de la película codician
la ilusión de convertirse en protagonistas. Sobran los nombres: salen todos los
días en los titulares del «Catalonia
Show», nueva versión ampliada del antiguo «Celtiberia Show» del genial Forges. Aunque a uno la situación le evoca más la imagen
satírica de la revista «La Flaca», de 1873, que sirve de encabezamiento.
Si la CUP sigue haciéndose la
estrecha y se niega a «prestar» los dos votos que Mas necesita para ser
presidente, sólo hay tres alternativas: buscar para presidente a otra persona
que predisponga a la CUP con mejor ánimo, convocar elecciones anticipadas o
recurrir al «tamayazo». Y las tres son complicadamente endemoniadas para el
independentismo.
La primera la rechazan de
plano, cómo no, el propio Mas y sus fieles, o sea, lo que queda de Convergència –unos veintiocho diputados,
de los 62 que tenía hace cinco años-. Dicho rechazo puede matizarse y modularse
según se precipiten los acontecimientos. Convergència
no es el PNV, y aquí no se puede mandar a Mas su casa como se hizo con
Ibarretxe, pero la silla es la silla y llegado el caso, ciertas lealtades
pueden entibiarse. No olvidemos la reunión en la que seis consejeros se le
rebotaron al President, y que
trascendió por algún consejero o consejera que se fue de la boca. En cualquier caso,
si CDC accediera a cambiar de candidato, está acabada, y lo saben; sólo que con
Mas, saben que también. Por ahora, al menos de puertas afuera, siguen prietas
las filas. Pero la CUP también se mantiene en sus trece, de modo que por ahí,
al menos hasta ahora, no parece que Mas vaya a salirse con la suya.
La segunda, disolver el
Parlament y convocar elecciones anticipadas, genera auténtico pánico no sólo en
CDC, sino en toda la candidatura de «Junts x Mas», incluida una cada vez más
abducida ERC. Ciertamente, la convocatoria de elecciones anticipadas supone el
reconocimiento explícito del fracaso del gran «éxito» electoral del 27-S, donde
el independentismo puso toda la carne en el asador. Cómo reaccionaría el
electorado es algo que se me antoja incierto, pero desde luego, no es
descartable que la imposibilidad de haberse puesto de acuerdo redundara en perjuicio
de todos los implicados en «Junts x Mas». También estaría por ver si la
participación de los no-independentistas iba a mantenerse, a reducirse o a
incrementarse, con los consiguientes escenarios que, en función de esta
variable, podrían surgir. También es bastante probable que la convocatoria de
nuevas elecciones suscitara una cierta desazón entre el electorado
independentista. No me cabe la menor duda de que si las encuestas vaticinaran
un aumento del independentismo de Mas –no el de la CUP-, las reticencias a
unas nuevas elecciones serían mucho más tenues. En cualquier caso, sería muy
difícil vender las nuevas elecciones como la superación de una nueva piedra en
el camino a la tierra prometida: la imagen de fracaso sería insoslayable.
Queda el «tamayazo», recurrir
al soborno para conseguir los dos votos necesarios para la investidura de Mas.
Mucho me temo que no faltan en las distintas bancadas del Parlament actual
individuos susceptibles de ser sumamente receptivos a dicha tentación. Pero a
estas alturas del «procés», sería el
golpe de gracia. La única posibilidad sería que el tal «tamayazo» pasara desapercibido,
que se vistiera de forma que no trascendiera. Pero esto, estando como está
Cataluña en estos momentos en el punto de mira, es prácticamente imposible. Tal
como están las cosas, un «tamayazo» que posibilitara la investidura de Mas
acabaría de deslegitimarlo sin punto de retorno ante cualquier posible
instancia. Sin mayoría refrendaria, acosados por la corrupción y sin aliados
externos, el «tamayazo» sería la ya
imposible huida hacia adelante; el último y malogrado truco, donde en lugar de
un conejo, saldrían de la chistera vídeos con los Tamayos arrambando con fajos de billetes de
quinientos euros o con improvisadas regalías… Muy probablemente sería el final.
Y luego, hay un último
aspecto: la penosa imagen de un supuestamente monolítico movimiento nacional incapaz,
no sólo de obtener la mayoría, sino también de ponerse de acuerdo sobre quién
ha de dirigirlo. Porque esto es lo que tienen los «movimientos», que los ha de
dirigir siempre alguien. En fin, que “tot
plegat, un espectacle molt espanyol”.
Don Xavier, también cabe una cuarta posibilidad: el suicidio. Eso sin duda llevaría a Mas a las enciclopedias que tanto anhela y quedaría como todo un héroe. En fin, no quiero dar ideas...
ResponEliminaNo le veo yo a Mas pinta de Pierre Bérégovoy. Es de la escuela de Pujol, ni dimisión, ni suicidio y encima lecciones de moral.
EliminaDoncs jo crec que el seny, finalment, s’ha imposat. Els catalans ja sabem que és insensat, inadmissible, de bojos, continuar com fins ara, dintre d’Espanya
ResponEliminaÉs plural majestàtic o vertaderament parles en nom de tots els catalans? En el meu no pas, eh?
EliminaLa imagen de Cataluña y de los catalanes está quedando muy dañada con este desastre inventado por una conjura de chorizos y chiflados. Veremos hasta qué punto se ahonda, porque, además, ellos saben que está todo perdido desde el mismo 27 de septiembre: ¿te imaginas situaciones como una Cataluña presidida por Romeva? Ya los anteriores presidentes no es que hayan añadido lustre y gloria, pero este sería de risa.
ResponEliminaRomeva o Munté, dicen ahora... advenedizos. Creo que no se dan ni cuenta del ridículo que están haciendo.
ResponEliminaPues ya está declarado "el solemne inicio del proceso de creación del Estado catalán independiente en forma de república". Xavier, ¿preparo entonces el pasaporte o esto llevará un tiempo?
ResponEliminaPor si acaso, tráete el pasaporte. Aunque yo creo que llevará más de un tiempo... para nada, claro.
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