La CUP ha convocado una
asamblea general para debatir y validar qué hace con Mas. Hasta aquí nada de
anormal en una formación asamblearia. Lo que sí sorprende es que la propuesta
de acuerdo global requerida antes de votar en el Parlament a un candidato, que
se supone que será el que pilotará el proceso final hacia la independencia de
Cataluña, incluya también la convocatoria de asambleas en otros territorios
donde existe la CUP, concretamente Valencia, Mallorca y Perpiñán. Sí, ya sé,
son los Països Catalans, y si no está
el Alguer será porque allí no existe la CUP, ya que de otro modo sin duda
estaría. Pero, oigan ¿no es esto una contradicción?
Porque si la CUP para tomar su
decisión incluye las asambleas de otros territorios, con ello no hace sino avalar
las tesis marianistas y de tantos otros que se niegan a contemplar la
convocatoria de un referéndum en Cataluña, ni siquiera ad
calendas graecas, previa reforma de la Constitución, porque consideran que
la decisión incumbe a todos los españoles, amparándose en el actual redactado
de dicha constitución.
Se pregunta uno entonces por qué algunos
valencianos, mallorquines o franceses de la Catalunya
Nord, por el hecho de ser de la CUP, sí pueden decidir sobre el futuro de
Cataluña, mientras que el resto de valencianos, mallorquines o franceses, no.
De acuerdo, es sin duda una manera de verlo, arbitraria sin duda, pero una manera de verlo
al fin y al cabo y se corresponderá con sus estatutos. Pero lo que no es de recibo entonces es que no se admita que
la dirección de Podemos impusiera un criterio a sus parlamentarios catalanes, o
que los españolistas insistan en que se trata de algo que atañe a todos los
ciudadanos los españoles, o lo que, en fin, se le ocurra a cualquiera como
criterio de demarcación. Dejo de lado el olvido de sus propias declaraciones en
el sentido que el referéndum se había perdido y que, con ello, quedaba excluida
por sentido democrático la declaración unilateral de independencia... que anteayer
mismo aprobaron.
Lo último será un olvido, sospechoso pero olvido; bien, admitámoslo. Pero lo otro se parece mucho a una
aporía, es decir, un enunciado que expresa una inviabilidad de orden racional. En
este caso más bien de orden ético, en la medida que se arroga unilateralmente y en exclusiva la
legitimidad del propio criterio de demarcación, con el consiguiente rechazo de
cualquier reciprocidad. A lo mejor es el pensamiento crítico en versión CUP, a
saber… Pero coherente, lo que se dice coherente, no lo es.
¿Cómo? ¿La gira no pasa por Zaragoza? ¿Ni siquiera por Fraga? ¿Graus? ¿Es que ya no somos Països Catalans?
ResponEliminaAsí parece que lo entiende quien "decide".
ResponEliminaSiempre me he preguntado cuál sería la actitud de un futuro Gobierno Catalán si una localidad próxima a la frontera con El-Resto-De-España (yo sin dudarlo rebautizaría España así, para no olvidar...) reclamara la autodeterminación para decidir libremente la reintegración en nuestro territorio nacional. ¿Le reconocería ese derecho?
ResponElimina¿Censura de la Jons?
ResponElimina¿Se le ha censurado algo, camarada Molotov?
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