La primera intuición que me puso sobre la pista son los textos autoría
del Sr. Terricabras en sus aportaciones a la LEC, la ley de educación de Cataluña.
Que no se alarme nadie, no voy a hablar del «Procés»; y al Sr. Terricabras y a
su Weltangschaüng «masoverista» ya
les dediqué las correspondientes entregas en su momento. No, no va de eso. Pero
ya sabrán ustedes que Cataluña ha sido y es el laboratorio educativo español
por excelencia, muy especialmente en lo tocante a llevar a cabo experimentos
educativos nefandos. Y al fin y al cabo, lo que dijo el Sr. Terricabras no es
más que la formulación emblemática de los que otros muchos están diciendo, como
recientemente el Sr. Marina, por ejemplo.
Pues bien, en dicho preámbulo
a la LEC, se decía explícitamente que El docente deberá estar adscrito al
constructivismo pedagógico y deberá acreditar «fiabilidad moral». Como
anécdota, diré que en una reunión que sostuve con él, replicó a eso de la
«fiabilidad moral» con la payasada de que estaba refiriendo a los «Moral Sciences Club’s» ingleses. Y como
siento una especial debilidad por este individuo, diré también que en el
transcurso de la reunión afirmó que, como en Lógica, si parto de un antecedente
falso, la consecuencia será también falsa. Le repliqué que, como licenciado en
Filosofía y profesor, me veía en la obligación de recordarle que en Lógica
Formal no es así. Enrojeció súbita y vesánicamente aduciendo pretextos
ininteligibles. Y es que Terricabras, a parte de excura y europarlamentario por
ERC, es catedrático de Universidad… concretamente de Lógica. Pero vayamos al
grano.
La segunda pista me la ha
aportado la intervención en este blog de
«Carmina mismo», a propósito de la anterior entrega. Dice textualmente Carmina
Mismo, a quien agradezco la intervención que tomo prestada:
“Me pregunto yo si en el
Registro Central de Delincuentes Sexuales entran los padres de los alumnos o
los directores de los centros. Y puestos a preguntarse, si entran los propios
alumnos. Pienso que de crearse tal furibundo registro sería también menester
entrar a los pedagogos, con esa tendencia tan natural que presentan a "ser
amigos de los niños". Menuda hipocresía social o patología psicopolítica.
Enhorabuena por su artículo.”
Si el texto no es
electricidad, será como mínimo conductor de ella. Lo digo por lo siguiente. Se alude a que también los pedagogos, tan proclives a ciertas
aproximaciones al alumno que en cierto modo podrían propiciar condiciones
indeseadas para nefandos fines inconfesables, deberían también estar debidamente
registrados. Pero si a tan innegable y veleidosa proclividad, le añadimos la
voluntad de comisariado igualmente explícita en la peña psicopedagógica,
voluntad que se ha visto investida de facultad por las autoridades educativas,
tal vez su función en todo esta urdimbre sea otra y se troque de objetos de
registro sexual a sujetos registradores. Es decir, comisarios de la moral. ¡Su
sueño realizado!
Y si ponemos en relación los
designios terricabrianos sobre los docentes -en perfecta sintonía con los de la
Comunidad de Castilla-La Mancha, por ejemplo-, con la intuición alumbrada por «Carmina
mismo», puede entonces que empecemos a percibir por dónde pueden ir los tiros, y
que lo que en principio podría parecer un delirio onírico, siguiera alí cuando
despertemos. La pesadilla no sería el sueño, sino la vigilia. Y ojo con los
sueños, que como aparezcan niños o niñas, según las variadas opciones sexuales
hoy vigentes, puede que haya demonio. No, perdón, demonio no, esto lo decía la
Inquisición; puede que haya pedófilo en potencia. O pedófila, claro; que también
está a la diosa Eos, no la olvidemos.
Porque se sabe cómo se
empieza, pero no cómo se acaba. Y no habiendo incidencia social que justifique
tal medida, no puede obedecer sino a un futuro escenario de más largo alcance. ¿Basta con no haber cometido un delito de
pederastia para no ser un pedófilo? ¿Y si alguien presenta tan aberrante
tendencia pero se la aguanta resistiendo cristianamente a la tentación? ¿Puede
ser alguien así docente, rodeado todo el día de niños, o de adolescentes, según
el sentido de sus tendencias, resistiéndose indefinidamente a tamaños objetos
de tentación? ¿No sería un individuo, o «individua», de tales perfiles una
amenaza potencial? Pero entonces ¿cómo lo podemos saber?
Los psicopedagogos nos lo
dirán. No lo duden, Y se pondrán en ello. Lo que procede es un certificado de
idoneidad emitido por los expertos, ellos, no uno policial que simplemente
diga que el fulano en cuestión no ha cometido ningún delito sexual. ¡Qué sabrá la policía en comparación a un experto educativo de estos que tanto abundan! Porque, sí, puede que el sospechoso metafísico no haya cometido ningún
delito hasta ahora ¿Pero asegura esto que no lo vaya a cometer? ¿Eh?
Y no se rían. Como esto
alguien con poder decida tomárselo en serio, vayámonos preparando para test
detectores de pedófilos y pedófilas en potencia, se aprovechará para muchos
otros fines, que es de lo que se trata, no lo duden. Y entrevistas para
detección precoz de la pedofilia, con la correspondiente terapia. Con algunas
me reiré, lo reconozco. Por lo de enaltecimiento de la bobería que tiene la
cosa. Al final será verdad lo del argumento
ontológico de San Anselmo, como mínimo el principio y el final: "Dice el insensato....... y por que
lo dice, es insensato"
Sí, quizás implanten las entrevistas y los psicotécnicos en los procesos selectivos. Que son tan fiables como los experimentos del Cern, vamos.. Lo que dice Vd. del cátedro de Lógica y sus premisas falsas es bocata di cardinali.
ResponEliminaY además es traductor de Wittgenstein al catalán. Un caso claro de cómo la fidelidad al poder acaba dando sus frutos.
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