Había dado por cerrado el tema
de las vacunaciones, pero no me puedo resistir a las perlas que acaba de soltar
la monja Forcades, que a su condición de religiosa añade la de médico,
aficionada al esoterismo y a la política, habiéndose autopostulado recientemente
como candidata a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, encabezando un
frente amplio de la «izquierda» independentista. Definitivamente, esto de la exclaustración está haciendo estragos.
A ver, uno no es médico, ni
mucho menos epidemiólogo, pero argumentativamente hablando, la verdad, no acaba
de entender que el primer argumento contra la vacunación sea que las vacunas estén
en manos de farmacéuticas que hacen negocio. Pues mire, Hermana Forcades, lo
siento mucho, pero esto no es un argumento. Será una denuncia, y muy
justificada, pero no un argumento contra la vacunación. Porque lo del «negocio»
incluye también las aspirinas, los antibióticos y cualquier otro medicamento,
hasta los homeópatas y las flores de Bach o las bolitas o las pulseras de los
curanderos y la biomedicina. Y por las mismas razones, el vil negocio que hacen con nosotros, no deberíamos comprarnos
nunca un coche, un televisor, un ordenaror, un piso, ni ir en tren o en avión… ni siquiera ir al cine o
ver la televisión. Y puede que ni comprar comida para sobrevivir sosteniblemente siquiera; porque todo es negocio.
Sostiene Sor Forcades que la vacuna sólo tiene un 95% de efectividad –es seguramente más o menos
así-, y deduce de ello que
el riesgo de estar en el 5% de no inmunizados restante justifica la negativa (universal) a
vacunarse, por lo del aluminio, nos dice, y sus efectos secundarios –que interpreto
que afectan también a los inmunizados-. En realidad, nos dice para nuestra tranquilidad, hay más niños vacunados no inmunizados frente a la
difteria –debido al margen de ineficacia del 5%-, que niños no vacunados –igualmente
no inmunizados-, que es el 3% del universo vacunable. Si fuera por esta mujer,
mucho me temo que la mortalidad infantil estaría todavía en los niveles del
siglo X… cuando a los suyos les iba tan
bien.
Pero el siguiente argumento es
todavía más sorprendente, por la escabrosidad implícita que
incorpora. Porque si es consciente de ella, puede que aquí haya demonio; si no
lo es, en fin... Insisto, no hablo desde el punto de vista
epidemiológico, por falta de autoridad en la materia, y aunque muchos
epidemiólogos, a sueldo o no de las farmacéuticas, consideren las opiniones de
la médico Forcades más próximas al esoterismo o a la pura y simple demagogia,
que a las de la epidemiología. Me estoy refiriendo a la estructura formal
del razonamiento empleado para defender la posición de los padres que se niegan
a vacunar a sus hijos, y de lo que se desprende de su puesta en relación con los contenidos materiales que vierte.
Sostiene Sor Forcades que los
niños que no se vacunan ayudan a los que sí lo hacen a desarrollar un
recordatorio natural de la vacuna, con lo cual, añade «los vacunados se
benefician de los no vacunados». No estoy cualificado para valorar si es o no
cierto, admitamos que lo es. ¿Y bien? Pues que si esto es un argumento más para
justificar la no vacunación, estamos ante una auténtica teodicea de la liberación vacunal;
como ha de haber almas pecadoras que se condenen para que así las bondadosas
tomen conciencia del pecado y se salven yendo al Cielo. Sí, Sor Forcades, los
designios del Señor serán todo lo inescrutables que usted quiera, pero ¿Es usted consciente de lo que está diciendo? ¿Qué
diría si los nazis, en lugar de deportarlos y asesinarlos, hubieran mezclado a
los niños judíos –por supuesto, no vacunados- con los niños «arios» vacunados,
para que así estos vieran reforzadas sus defensas naturales?
El último razonamiento, la guinda del pastel, no
vale la pena ni entrar en él. Basta con citarlo. Simplemente, la teológica exigencia
de génesis lleva a esta mujer mucho más allá del más benévolo de los umbrales
de la sensatez. Si, como sostiene el ínclito académico García de la Concha, la prosa de Santa Teresa es inexplicable sin la intervención del Espíritu Santo, uno se pregunta a qué hay que apelar para explicar a Sor Forcades. Al grano, como la vacuna sólo es efectiva en un 95% de casos, y la
difteria, en cambio, sólo resulta mortal en un 10%... la conclusión es obvia: «Hay padres que prefieren correr
el riesgo de que su hijo se muera que no que quede con una enfermedad
degenerativa por intoxicación de cúmulo de vacunas, y hay que respetarlo».
No nos dice, qué curioso, es
el único dato que se le «olvida», el porcentaje de niños vacunados con
enfermedades degenerativas por cúmulo de vacunas.
¡Y aspira a ser presidenta
de la Generalitat! ¡Qué yuyu! Vade Retro…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada