Hay simbologías que permanecen
en el imaginario colectivo más allá de la memoria individual. La famosa pitada
del otro día al himno español y al rey Felipe VI, por parte de los seguidores
del Barça y del Athletic de Bilbao, en la final de la Copa, se inscriben de
lleno en esta «iconomaquia” y no se dejan
reducir a un mero rechazo visceral –inducido o no- de lo «español» por
parte de vascos y catalanes, y por supuesto, trasciende de largo lo meramente
futbolístico. Si no queremos entender esto, no entenderemos nada de lo que se
está ventilando.
Yo planteo la siguiente
hipótesis. Vamos a suponer por un momento que, incluso en presencia del rey, fuera
el «Himno de Riego» el que hubiese sonado en el Camp Nou ¿Se hubiera producido la misma reacción? Me atrevo a
asegurar que no. Muy al contrario. Incluso con toda probabilidad hubiera sido
objeto de vítores y aplausos. Eso sí, Mas no se hubiera reído…
Por surrealista que pueda
parecer tal hipótesis, permítanme aun así que, a partir de ella, y asumiéndola
como «hecho», hipotético, claro, establezca los siguientes asientos, acaso no
tan hipotéticos.
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