dijous, 10 de novembre del 2016

Trump y las plañideras



Que a estas alturas de la película haya todavía quien se rasgue las vestiduras por la (¿inesperada?) victoria de Donald Trump, es de mofa verdaderamente entrañable. También sorprende el casi universal rechazo que ha suscitado a derecha e izquierda en la vieja y perpleja Europa, con la excepción de los partidos xenófobos y antisistema de derechas.

Y sorprende porque, en lo concerniente a la derecha –empezando por buena parte del partido republicano que le nominó como candidato-, la victoria de Trump no es más que una escala técnica en el viaje, tan aplaudido en su momento por esta misma derecha, que se emprendió con Ronald Reagan hace ahora 35 años, y que Margaret Tatcher había fletado previamente en Europa. Aquellos polvos trajeron esos lodos, así que no sé de qué se sorprenden.
En lo relativo a la izquierda y al progresismo en general, es que la cosa no tiene remedio. (...)

El artículo completo, aquí.

4 comentaris:

  1. Excelente artículo, Xavier (para variar). Otras dos cosas que yo creo que han influido:
    1.- Los adversarios de Trump han cometido el gravísimo error (mortal si se hace en público, como ha sido el caso) de menospreciarlo.
    2.- Las ridiculizaciones del personaje que se han hecho del personaje desde mil sectores de dentro y fuera de los U.S.A. han servido sobre todo para alimentar el espíritu de nación ultrajada y aumentar sus simpatizantes.
    Cambiando de tema, estoy contigo al cien por cien en que Susana Díaz no sería una buena opción para unas elecciones generales. Creo que con ella al PSOE le resultaría muy difícil ganar. Un saludo.

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  2. Efectivamente, el menosprecio desde la prepotencia de la pretendida superioridad, tanto técnica -yo sí sé de qué va esto, él no-, como moral -hablarle así al "pueblo" es insultarlo- ha producido efectos contrarios o los perseguidos. Creo que lo más inteligente de toda esta campaña fue un tío con una camiseta cuyo lema era "Nobody for president". Una astracanada, pero es que ante ciertas dicotomías es legítimo inhibirse. Un saludo.

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  3. Enhorabuena por su artículo, Don Xavier. Es una de los mejores análisis que he leído sobre el asunto. Poco me atrevo a añadir salvo, tal vez, dos pinceladas que para nada contradicen lo que usted expone.
    La primera, que a esa casta burocrática que respaldaba a Doña Hilaria, yo añadiría a toda esa pléyade de artistas, actores y demás cuyo respaldo puede haber sido, a mi juicio, como el abrazo del oso. En efecto, cualquiera que conozca un poco aquello, sabe que esa gente es el equivalente europeo a la más rancia nobleza que llena las páginas del Hola y similares.
    Sus mansiones, sus cochazos, su exagerado ritmo de vida y sus caprichos los convierten en habitantes de un olimpo inalcanzable para la mayoría de los norteamericanos. No son "gente", en definitiva, sino casta pura y dura.
    Y en segundo lugar, me temo que nosotros, cultos y civilizados europeos, deberíamos ser un poco más prudentes en nuestros denuestos.
    Al fin y al cabo, la democracia americana, más antigua que la nuestra, nunca ha permitido el acceso al poder de un dictador. Y nosotros,mientras tanto, hemos sido capaces de defecar el fascismo y el comunismo, de tan ingrato recuerdo para cualquier ser humano normal, pero que de nuevo pugnan por enseñar su peluda pezuña por estos lares.
    Un saludo desde esta otra esquina de España.

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  4. Muchas gracias por su elogio, Don Sergio. Sí, estoy también de acuerdo con sus observaciones. Un saludo.

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