Hay
dos verdades contrapuestas que, como tales y en su entrelazamiento,
bloquean cualquier posible solución de continuidad al tema del pacto
de estado educativo, que tan de moda está últimamente y del cual
ayer se nos ofreció un anticipo para que nos vayamos haciendo una
idea de por dónde van a ir los tiros.
Las
dos verdades son, la primera, que un pacto de estado por la educación
es urgente y acuciante; la segunda, que estamos en el peor escenario
-siempre estamos en en el peor escenario- para que se lleve a cabo. Y
el anticipo de la supresión de la (abortada) reválida y la eliminación de los
(tímidos) itinerarios académicos en cuarto de ESO, es el anuncio
del talante que va a presidir el pacto que se avecina. No sé, la
verdad, por qué el ministro aparecía tan contento. Aunque lo sospecho.
El
igualitarismo ha llegado en este país a unos niveles tan burdos, y la metástasis social del pedagogismo ha arraigado tan fuerte que, o mucho me equivoco, o
para que se pueda empezar a hablar de educación en serio, es esta
misma sociedad la que ha de desaparecer. Hay en estos momentos en el
mundo educativo, -desde políticos y pedagogos, hasta agentes
sociales, padres y maestros-, todo un personal que no sólo no puede ser parte de la solución, sino que es buena parte del problema.
Así
que si el pacto empieza por la supresión de la reválida y la
eliminación de los itinerarios, que se metan el pacto en donde les
quepa.
Primer compromiso del ministro: "actualizar las metodologías pedagógicas". A ver si son coherentes y lo incumplen, como hicieron con el bachillerato de tres años o las reválidas.
ResponEliminaUn abrazo, Xavier.
A ver, a ver, aunque mucho me temo que no serán consecuentes y esta vez "cumplirán". Igualmente, un abrazo, Alberto.
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