C’s, o sea «CIUDADANOS», acaba
de lanzar su programa educativo. Ahora ya nadie les podrá decir que no lo
tienen ni que, en este, como en tantos otros temas, se mueven en la vaguedad o
en la indefinición del oportunismo. Otra cosa muy distinta es que tal programa
educativo merezca tal nombre. ¿Pero eso a quién le importa? Aquí lo importante es tener unos legajos a los que agarrarse.
A uno, docente ya veterano y
que por razones sindicales ha tenido el dudoso privilegio de haber tratado con responsables
políticos educativos de las más variopintas formaciones, lo que más le
sorprende es la contrastada capacidad para plagiar tópicos que parecen tener los programas
educativos de la práctica totalidad de las formaciones políticas. Y el
engolamiento con que hacen gala de sus nuevas viejas recetas después de la
conversión a la verdad pedagógica; una conversión que acostumbra a correr
pareja con la ampliación de sus expectativas electorales. Pasará sin duda
también en otros ámbitos, como en el de los programas económicos y sus recetas
contra el paro, pero en el educativo es, a mi parecer, particularmente
llamativo. Hay, por lo visto, un paradigma educativo hegemónico, al que todo el mundo ha de
amoldarse a poco que se convierta en un posible partido de poder o, como
mínimo, en suficientemente relevante como para poder influir en las políticas
educativas. No parece librarse nadie.
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Desde aquí lo digo al mundo: Xavier y yo no nos hemos puesto de acuerdo antes de hacer nuestros artículos sobre la propuesta de Ciudadanos. Es necesario recalcarlo porque, en esos aspectos a los que casualmente los dos nos referimos, tenemos exactamente los mismos puntos de vista. Básicamente coincidimos en una cosa: en que esta propuesta es una tediosa sucesión de tópicos ortodoxos e inservibles; que Ciudadanos se somete sin pudor a la omnipotente y rancia ortodoxia pedagogista; que lo hace porque el ver de cerca la posibilidad de tocar poder le ha hecho volverse "pruedente": como esos veinteañeros pseudorrebeldes que en el fondo son unos monaguillos, a la primera entrevista de trabajo, han cambiado las melenas y los vaqueros por el pelo cortadito, la corbata y el traje. Pues que tengan cuidado, porque eso no garantiza que les den el puesto. Extraordinario artículo, Xavier, y estoy absolutamente de acuerdo contigo: es un desabarre señalar algo como un gran problema (en este caso, la repetición) y no añadir ipso facto el remedio que se propone. Eso es lo que hace C's con la reptición y con alguna cosa más. El documento es decepcionante. Solo una cosa a propósito de la repetición: en el perverso sistema actual, se ha convertido en un recurso más para aprobar sin estudiar, porque ya hay muchos alumnos que saben que a las cansadas también se aprueba, que habrá juntas de evaluación en las que, al tropezar en 4º con el alumno X, que repitió 2º, que repitió 3º y que se haplantado en 4º con 18 años, muchos profesores le aprobarán por puro aburrimiento. Y, ojo: irá a bachillerato, porque, como diría Garcilaso, pudiendo, ¿qué hará sino hacello? En este tipo de cosas es en las que no se meten ni Ciudadanos ni nadie, porque, en el fondo, el funcionamiento real de la educación a ellos les trae sin cuidado.
ResponEliminaDoy fe de ello. No hemos hablado de ello. Y enhorabuena por tu artículo también.
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