Un adolescente se suicidó hace
poco víctima de acoso escolar. No pudo resistir por más tiempo el tormento al
que se veía implacablemente sometido por parte de algún o algunos de sus
compañeros, y decidió poner fin a su vida. Escribió antes una emotiva carta de
despedida a sus padres, pidiéndoles perdón por lo que iba a hacer, aduciendo en su descargo
que no podía soportar la idea de tener que volver a la escuela. Se da el caso de que era transexual y de que éste
parece ser el motivo por el cual fue objeto de acoso y escarnio por
parte de otros alumnos, muy machos ellos.
La prensa sensacionalista ha
aireado el tema a espuertas, cargando contra la dirección y el profesorado del
centro, por culpa de cuya desatención se habría producido el fatal desenlace. Un
centro, al parecer, privado y confesional. Es la misma prensa que de haberse
expulsado de la escuela a los acosadores sin más contemplaciones, poniéndolos
de patitas en la calle o en manos del tribunal de menores, ahora mismo estaría
cargando también contra el centro por su arbitrario proceder y entrevistaría a
los angelitos acosadores en programas de máxima audiencia, resaltando su buen
natural y la injusticia de que habían sido objeto. Y es la misma prensa que,
reescolarizados los nenes en otro centro –cosas del sistema inclusivo- daría
cumplida cuenta de su ejemplar conducta, demostración palmaría de lo equivocado
de la expulsión, y de las trágicas secuelas que para su expediente, para su
dignidad y para su futuro iba a tener la injusta mácula biográfica resultado
tan indigno y autoritario proceder.
Al parecer, para cierta prensa
facilona(...)
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No digo yo que, ante este perverso buenismo, tenga uno que ir por la vida con un magnun del 44, pero vaya...de verdad que veces pienso si, ante estos aprendices de psicopatas, no habría que tomárselo en plan Dirty Harry, aquel policía que nos parecía tan fascista cuando íbamos de progres y que con el tiempo ha acabado pareciéndome un auténtico visionario. Pero pongámonos políticamente correctos. Ni hablar de magnums: nada como un buen trancazo en la espalda.
ResponEliminaEfectivamente, amigo Rafa, cuando Clint Eastwood hacía spaghetti westerns o dirty Harry, o aquellas de camionero con el orangután, era un fascistoide irredento. Ahora, los mismos que antaño le denostaban, beben los vientos por él. Un saludo.
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