Que el medio sea el mensaje es
algo que se debe a la afortunada frase de McLuhan, allá por los sesenta del
siglo XX. Que sea cierto, que lo es en buena medida, tampoco debe ofuscarnos
hasta el límite de prescindir de los contenidos concretos del medio/mensaje. Se
trata de algo sin duda constitutivo, sistémico, pero también a la vez contextual
en lo concreto. Y que nos lo debamos creer no es óbice como para que no
vislumbremos críticamente el componente ideológico subyacente más allá de la
afirmación, en sí neutra. A uno, lo
siento y dicho sea de paso, le evoca el ineludible concepto gramsciano de
«hegemonía». En cualquier caso, lo cierto es que nos lo podemos creer a pies
juntillas, lo podemos asumir y reconocer críticamente o, también, cómo no, lo
podemos omitir, tanto transitiva como intransitivamente, y atenernos únicamente
al contenido concreto. Esta última opción, un error a mi parecer, sería en mi
opinión la de Julio Anguita, al menos a juzgar por sus memorias políticas, de
reciente publicación, en forma de entrevista a cargo del historiador Juan Andrade.
No lo digo como reproche.
Anguita es un personaje que siempre me ha caído bastante simpático, quizás
precisamente por ser consecuente en su gravedad e incurrir en el citado error,
conscientemente con toda seguridad, en la firme convicción de que la verdad
acabará resplandeciendo y la razón imponiéndose (...)
EL ARTÍCULO COMPLETO, AQUÍ
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada