Bueno, parece que al circo catalán le añaden una nueva pista. Y uno no sabe ya donde mirar. Siempre hubo un catalanismo más o menos moderado, posibilista y así. Y otro más bien tirando a cafre y chillón. Históricamente el segundo solía ganar enteros con el tiempo y hacía que el primero volviese su faz hacia la pérfida Castilla pidiendo socorro. Pero ahora la cosa se complica. La antaño peña moderada, defensora de la industria de los paños, sobre todo los calientes, es ahora especie en peligro de extinción y vaga por páramos extraparlamentarios. Su espacio natural ha sido invadido por la especie soberanista, que viene para quedarse. Ahora bien, da la sensación de que el ADN de esta última ha sufrido alteraciones, y que junto al homo soberanensis típico, agrupado en la grey de Junqueras, surgen dos subespecies peculiares, que coinciden en los fines y difieren en los medios. La primera, agrupada en la tribu catalibán del homo cupiensis, sabe lo que quiere, como lo quiere y a quién o quienes quiere devorar para imponerse. La segunda, que cree que sabe lo que quiere, pero no como conseguirlo, es la tribu catalunática del homo convergentis, que gana méritos día a día para ser merendada por la anterior. Sólo están ya en ver con qué guarnición la acompañan.
Bueno, parece que al circo catalán le añaden una nueva pista. Y uno no sabe ya donde mirar. Siempre hubo un catalanismo más o menos moderado, posibilista y así. Y otro más bien tirando a cafre y chillón.
ResponEliminaHistóricamente el segundo solía ganar enteros con el tiempo y hacía que el primero volviese su faz hacia la pérfida Castilla pidiendo socorro.
Pero ahora la cosa se complica. La antaño peña moderada, defensora de la industria de los paños, sobre todo los calientes, es ahora especie en peligro de extinción y vaga por páramos extraparlamentarios.
Su espacio natural ha sido invadido por la especie soberanista, que viene para quedarse.
Ahora bien, da la sensación de que el ADN de esta última ha sufrido alteraciones, y que junto al homo soberanensis típico, agrupado en la grey de Junqueras, surgen dos subespecies peculiares, que coinciden en los fines y difieren en los medios.
La primera, agrupada en la tribu catalibán del homo cupiensis, sabe lo que quiere, como lo quiere y a quién o quienes quiere devorar para imponerse.
La segunda, que cree que sabe lo que quiere, pero no como conseguirlo, es la tribu catalunática del homo convergentis, que gana méritos día a día para ser merendada por la anterior.
Sólo están ya en ver con qué guarnición la acompañan.