Como era de prever, el reflujo
del «procés» tiene como correlato un
aumento inversamente proporcional en su agresividad a la pérdida de masa
crítica que experimenta, sobre todo por la indignación de los sectores más activos y
enfervorizados. Una masa crítica que socialmente acaso nunca llegó a alcanzar,
pero que unos medios de comunicación en exclusiva a su servicio
permitieron que se percibiera, para quien así quisiera percibirlo, como algo
más que un espejismo: como una realidad a tocar.
Queda mucho por ver todavía,
pero, efectivamente, no resulta muy difícil detectar este aumento de
agresividad, rapsódicamente asincopado con el inevitable tono de reproche acusador
propio del que siente agraviado a la vez que perdiendo fuelle. Tal vez la única oportunidad que
tuvo el independentismo de materializar políticamente su hegemonía mediática
fue cuando el referéndum/barbacoa del 9N. Porque aunque fuera una mojiganga, no
lo vivió así el independentismo, ni el abducido ni el abductor, sino como un
éxito en toda regla.
No podemos saber qué hubiera
ocurrido de haberse convocado elecciones catalanas para un par de meses
después, con una candidatura independentista única que incorporara, como
mínimo, a CIU y a ERC, y hasta acaso con las CUP ejerciendo de comparsa. Pero
lo cierto es que ahora, y de cara a la inmediata cita electoral municipal del
próximo domingo, las encuestas más bien auguran un retroceso global del independentismo
en conjunto. Un retroceso que coincide con otros sondeos según los cuales el
independentismo perdería un referéndum sobre la independencia, más o menos por
un 55% contra un 45%. Como en Escocia. Ítaca no parece pues al alcance de la mano, sino que más
bien recupera su condición de metáfora, ora literaria, ora existencial, ora terminal.
Y de ahí la progresiva
crispación que se traduce en esta intensificación de la agresividad. Ha de haber un culpable,
y no basta con España -eso ya se sabía- cuyo gobierno ha tenido un papel en
todo esto más bien dontancredista, al menos aparentemente. No, el culpable es
el propio pueblo, que no ha sabido entender los designios de sus líderes
naturales, o mejor, la parte de este pueblo que, aun sin ser «españolista» -un
concepto que para el independentismo engloba a todo aquél que no sea partidario
de la independencia de Cataluña, sin matices-, ha tenido una actitud tibia,
reservada o indiferente hacia el «procés».
Esos son los verdaderos culpables.
La cosa no se acaba aquí, lo
he dicho en otras ocasiones, pero, de momento, hemos entrado ya en la fase de
los agravios y los reproches. Algo de esto ocurrió ya con el jurista de ICV que
se desmarcó de la comisión parlamentaria sobre la consulta/chirigota, afirmando que
aquello ni en Guinea. Ahora están apareciendo muchos más casos, en una nueva
escalada de la tensión que requiere todo sentimiento de agravio. Hay mucho botifler, claro.
Hace apenas una semana, una
candidata al Ayuntamiento de Girona por ICV-EUA, tuvo que renunciar a estar en
las listas ante el aluvión de críticas, insultos y amenazas que recibió por
afirmar que “La derechona catalufa em fa
fàstic” (La derechona catalufa me da asco). Lo denunciaba Gregorio Morán en
su Sabatina de esta última semana. Algo
muy digno de reflexión para quien todavía albergue dudas sobre la auténtica
naturaleza reaccionaria y carlistoide de esos supuestos movimientos que se llaman de
izquierda, pero que son nacionalistas e independentistas por encima de todo.
Se puede hablar de la
derechona (española, claro), en Cataluña y en el resto de España ¡cómo no!; de
españolazos derechosos, españolones facciosos, carpetovetónicos montaraces, mesetarios irredentos; de gandules que nos chupan la sangre y, me temo, hasta los genes etc.
Y los hay, qué duda cabe; pero a los de aquí, ni mentarlos. Por eso debe ser
que no se puede hablar de «derechona catalufa» en Cataluña, al menos sin que te caigan chuzos de punta.
¿No la hay acaso? ¿No hay derechona en Cataluña y no la podemos llamar como nos salga de los "güelfos"?
A ver, y más allá de la
utilización del término catalufo, un
peyorativo utilizado más bien por los sectores anticatalanes más irredentos,
tan casposos como los antagonistas a los que insultan ¿Es que no hay «derechona»
catalana en Cataluña? ¿No la hay españolista y/o catalanista, respectivamente y según les convenga? ¿Por
qué no se puede calificar de «derechona catalufa» a Millet, por ejemplo? ¿O al muy
honorable evasor de impuestos? ¿No es el peyorativo una categorización que los
sitúa donde merecen? Pues por lo visto, no. Quien todavía no lo entienda, no
creo que llegue a entenderlo nunca…
Y otro ejemplo –nada de anécdota-
que ya no sé si considerar al mismo nivel o, si cabe, peor, que el caso que
acabo de citar. Se trata de un mensaje de whatsapp que está circulando por las
redes. Yo lo he recibido, de remitente conocido y, supongo, convencido británicamente impertérrito. Dice así: “(xxx): Demanem que es publiquen
els noms de les 6 families que han obligat a la resta de catalans a sacrificar la seva llengua.
Passa-ho. Si ets independent, envia aixo a 5 contactes”.
Me he permitido resaltar en
rojo las faltas de ortografía o de sintaxis. La traducción sobra: se piden los nombres de las seis familias que,
supongo, pidieron la escolarización de sus hijos en castellano y que, si no me
equivoco, obtuvieron una sentencia que obligaba a impartir el 25% del currículo
en castellano.
Vamos a dejar de lado que el
25% del currículo equivale a dos materias, incluida la de lengua castellana, y
que en la mayoría de centros catalanes esto ya ocurre –como precisamente es el
caso del centro «denunciado»- incluso en más del 25%, les guste o no a las
autoridades educativas catalanas, por más que lo nieguen en aras al pesebre virtual que se han montado. Y vamos a dejar de
lado también la nauseabunda polémica que sobre tal cuestión se acostumbra a
producir, tanto por parte de tirios como de troyanos. Volviendo a lo nuestro,
aquí lo que interesa resaltar son dos cosas.
La primera, que estamos -perdón, están-
pidiendo nombres… ¿Para qué? ¿Con qué objetivo? ¿Para someter a esta gente a un
escrache? ¿Para boicotearlos? ¿Pero esto qué es? Y cuando la ocasión lo
requiera ¿Se exigirá una lista de comunistas, de ateos, de quienes no visitan
con regularidad Montserrat o de los que no fueron a votar el 9-N (esta ya la
tienen)? ¿De qué tipo de regímenes políticos son propias estas iniciativas?
La segunda, una comparación que
no puedo evitar. Frente al asesinato del profesor Abel Martínez Oliva el pasado
20 de abril en el instituto Joan Fuster de Barcelona, se decretó la más
absoluta opacidad sobre el alumno asesino, dada su condición de menor de 14
años y su consiguiente inimputabilidad, y sobre su familia, incluidos nombres y
apellidos y domicilios. No se sabe nada de ellos. O no se puede decir
públicamente nada de ellos, a menos que esté uno pidiendo a gritos que lo
empapelen. Aquí, en cambio, se exige luz, taquígrafos, nombres, apellidos, y
puede que domicilios… en gran parte por muchos de los mismos que minimizaron el
homicidio calificándolo de «hecho desgraciado» cuya mayor víctima es el asesino.
¿Nos hemos vuelto locos?
En la fase del reproche y del
agravio en la que acabamos de entrar, prima la caza de brujas. Y parafraseando
a Himmler cuando aseguró protección al profesor universitario judío de Rudolf
Hess, ellos deciden quién es bruja. Está claro quién se ha decidido que lo
es y quién no. Todo por la patria.
No sé si será el canto del
cisne, me temo que no. Pero puede que se le parezca. Y puede también que el
próximo domingo no arroje unos resultados excesivamente sorprendentes, aquí en
Cataluña, dado que sólo son municipales. Pero ellos saben que aun así, se
trataría de un «éxito» como el de Susana Díaz en Andalucía. Luego vienen las
elecciones catalanas que no se convocarán, y después las generales, es decir,
la catástrofe. De ahí su progresivo nerviosismo.
Tal faràs, tal trobaràs...
Tal faràs, tal trobaràs...
El insulto catalufo no se puede comparar con derechona o españolista los cuales hacen referencia a un grupo dentro de una comunidad mayor. No existe un insulto así para los españoles que los agrupe a todos, salvo charnego en Cataunya
ResponEliminaEl término catalufo, al igual que sudaca, moro, etc, supura odio étnico y es profundamente racista. No coincido con el a menudo sesgado a la par que inteligente G.Moran, me parece de higiene democrática que se haya quitado a esa nazi de la lista de EUiA.
Es una manera de verlo, con la cual desde luego que discrepo. Mire, amigo Molotov, mucho me temo que uno de los principales problemas de los nacionalistas es su falta de sentido del humor -nunca se les ve reír-, que proviene de su carencia absoluta de ironía, un requisito ineludible que pasa por saber establecer una distancia con respecto a uno mismo, ya sea individual o colectivamente. Y yo siempre he desconfiado de la gente que no ríe ni sonríe.
ResponEliminaSr. Massó,
ResponEliminaPerdoneu que insisteixi, però agrairia moltíssim que rectifiquésseu, com escau a un bon il·lustrat i a la categoria d'aquest bloc:
a) Ni 'demanem' ni 'publiquen' no són faltes d'ortografia.
b) La preposició 'a' marcada en vermell és, en tot cas, un error sintàctic.
Agraït per endavant,
Toni Casals
És que no penjo intervencions anònimes.
ResponEliminaDoncs miri, no rectifico, sinó que em ratifico. "Demanem", no "demanem", està en majúscula, i després dels dos punts, en aquest cas, correspon minúscula. Quant a "publiquen", jo entenc que el subjuntiu, o l'imperatiu si és el cas, de publicar és "publiquin", i no "publiquen" (que ho seria en castellà). Ja sé què em dirà, així que s'ho pot estalviar, però com a mi si ho posés així em suspendrien, comrpendrà que ho he de considerar una falta (fins i tot de respecte). I finalment, "a" sí que és un error de sintaxi, però és que si ha llegit el cos del text, haurà comprovat que deia que m'havia permès remarcar les faltes d'ortografia o de sintaxi. sense especificar quines eren unes i quines les altres. Òbviament, la preposició "a" davant d'un complement directe és una falta de sintaxi. Em va semblar escadusser matissar en cada cas si eren faltes d'ortografia o de sintaxi; crec que estaba prou clar.
Per acabar, tant si ens posem d'acord com si no:
EliminaSr. Massó,
---'Publiquen' és perfectament correcte en català: el subjuntiu tant pot ser 'publiquin' (català central) com 'publiquen' (sud de Catalunya, País Valencià).
---Interpreto que xxx equival a la salutació d'una carta. Per exemple, "Sr. Pepet", "Estimada àvia" o "Joan". Les salutacions es tanquen, com deu saber, amb una coma o dos punts. I, tot seguit, tant si és després de coma com de dos punts, el cos del text ("Demanem que...") ha de començar NECESSÀRIAMENT en majúscula.
---Sobre l'altre cas: efectivament, no m'havia fixat que també hi deia "de sintaxi".
Li agrairia que publiqués aquesta rèplica, però que ja ho deixéssim córrer. A més, no acabaríem mai. Oi que l'espanyolisme militant també fa faltes d'ortografia i de sintaxi? I el xovinisme francès no en fa?
Toni Casals
Sr. Casals,
Elimina1.- Admeto la majúscula en el "Demanem", certament, tal com apareix és l'encapçalament d'una cita.
2.- Si jo poso "publiquen" com a subjuntiu en un examen -del consorci de normalització, per exemple- essent catalano-oriental, ja li asseguro que m'ho consideren una falta. En justa reciprocitat, també ho considero així quan és a l'inrevés. Si de cas, fóra d'agrair que "s'aclarissin". Entrem, Sr. Casals, en el terreny del criteri, i jo pensó que una cosa es com es parli, i una altra com s'escrigui. Els andalusos, per exemple, parlen d'una manera, però quan escriuen -els que en sàpiguen- ho fan segons la normativa castellana. I la normativa no pot incorporar massa vaguetats, perquè aleshores deixa de ser-ho.
3.- En el text objecte d'aquesta controversia, tot i la seva brevetat, hi ha un nombre de faltes, d'ortografia i de sintaxi, mereixedores d'un zero "patater". Descomptant aquestes dues, deixem-ho en un "2" sobre "10".
4.- Li recomanaria a l'autor/a d'aquest escrit infame que, en comptes de fer proclames nazis, es dediqués a millorar el coneixement de la seva llengua.
5.- Suposo que sí, que l'espanyolisme militant també deu fer faltes d'ortografia; el fanatisme i la incultura acostumen a anar de la mà.
Jo també dono aquesta polèmica per acabada. Moltes gràcies per les seves intervencions. Encara que no s'ho pensi, aquí sempre será benvingut