dijous, 3 d’octubre del 2013

BEOCIOS METIDOS A SABIOS O LA CHAPUZA ARROGANTE



Una cosa es que uno sea un chapucero; otra mucho peor es que además de chapucero sea arrogante. Aquí, en este Wonderland que haría alucinar a la mismísima Alicia, la concentración de chapuceros arrogantes por kilómetro cuadrado es tan alta que sobrepasa los más elementales niveles críticos de sostenibilidad. Lo sorprendente es que no pasen más cosas.

No es uno nadie para opinar sobre la conveniencia o no de rellenar antiguos yacimientos de petróleo con gas almacenado artificialmente. Lo que sí puedo asegurar, ello no obstante, es que por lo que aprendí hace ya mucho tiempo en este tipo de actividades, los estudios previos de vialidad han de ser exhaustivos de necesidad, y sin reparar en gastos. Porque hay mucho en juego. Cada euro «ahorrado» o «distraído» aumenta exponencialmente el coeficiente de riesgo. Y ciertas cosas sólo pueden hacerse bien, no vale la improvisación.

Y lo que más me sorprendió, para desternillarse a carcajada limpia de no ser por la gravedad del tema, fueron la declaraciones de un "experto" en televisión -lamento no encontrar el video para enlazarlo, porque era realmente impagable, y poder sólo enlazar con sus declaraciones escritas-, explicándonos al respetable con la arrogancia del sobrado que les está hablando a un atajo de paletos ignorantes, la gran planificación que motivó estas deyecciones de gas en un yacimiento petrolífero abandonado. Era una opción «estratégica", afirmó henchido como un pavo real desplegando la cola. Ahora, que las cosas van saliendo a la luz, comprobamos que, hoy como ayer, lo único que ha habido detrás de tanta «planificación estratégica» es chapucerismo y arrogancia. Como siempre. Por cierto, a uno le consta que unas millas más abajo -hacia las Columbretes, si no recuerdo mal-, hay como mínimo un par de cráteres volcánicos submarinos -extinguidos, off course- y otras tantas millas más arriba algunas centrales nucleares, en este caso en plena actividad...
Y luego, los primeros desmentidos, que si estos movimientos sísmicos son normales en la zona; que si no hay razón para la alarma; que estos ecologistas siempre dando la vara contra el progreso... Y al final, pues sí, lo reconoce el ministro y empiezan a salir a la luz pública la ingente cantidad de despropósitos perpetrados en esta operación "estratégica". Beocios metidos a sabios.

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