dimecres, 23 d’octubre del 2013

DE FLUJOS Y REFLUJOS INDEPENDENTISTAS (Apostillas al cul-de-sac)


 
 
 
Si es cierto, como aventuro en la entrega anterior, que el independentismo ha iniciado un proceso de reflujo después de alcanzar su zenit el pasado 11 de septiembre, no lo es menos que el panorama que se abre entonces tampoco es que sea muy tranquilizador. Meterse en un cul-de-sac es relativamente fácil, pero salir de él puede ser más complicado. Y más aún salir indemne. No hay solución de continuidad, cierto, pero tampoco el tiempo se va a detener porque el Sr. Mas se haya  metido en este atolladero.
De cómo CDC amagará con el independentismo ante la eventual falta de apoyos sociales no puede tampoco esperarse nada bueno. Porque esto no es simplemente decir que, bueno, que después de todo no había para tanto y lo de la independencia mejor dejarlo como la revolución pendiente de la Falange. Se han creado auténticas expectativas entre amplias capas de población, y retirar ahora el caramelo que se veían a punto de saborear, puede acarrearle al partido del Sr. Mas algo más que problemas internos con buena parte de su militancia y electorado. Es lo que ocurre cuando se siembran vientos, que luego se recogen tempestades.
Asumamos como hipótesis que el independentismo, efectivamente, pierde progresivamente fuelle, que los empresarios le dicen a Mas que se deje de chifladuras y que en CDC el independentismo vuelve a ser lo que siempre fue, un referente nostálgico que opera como idea regulativa, pero fuera del proyecto político. Lo más probable es que si Mas pudiera echar el freno, lo haría ahora mismo, pero su descrédito político y el de su formación entre unas generaciones educadas en la intolerancia a la frustración iba a aumentar aún más la migración de votos a ERC, y el desastre electoral de CIU podría ser antológico. Máxime si tenemos en cuenta que probablemente ERC sería el partido con más representación en el Parlamento catalán. Eso sí, a años luz de la mayoría absoluta e incapaz de articular ninguna mayoría independentista que incurriera en veleidades como, por ejemplo, proclamar la independencia unilateralmente. Lo más probable es que ni pudiera articular una mayoría de gobierno. Pero entonces es cuando se abriría un panorama verdaderamente surrealista.
No parece que una CIU mermada y un PSC que, según todo indica, volvería a superarse a sí mismo cosechando los peores resultados de su historia, alcanzaran para formar mayoría de gobierno. ¿Asumiría CIU la formación de un gobierno en minoría aplastante con los votos de, por ejemplo, PSC y PPC? ¿O Un tripartito con CIU, PSC y PPC? ¿Cómo iba a venderles esto a sus diezmadas huestes después de los numeritos que ha protagonizado? Y lo planteo así porque estamos asumiendo que habría amagado en su propuesta independentista y de referéndum, ya que si, de lo contrario, apoya un gobierno de ERC, estaríamos otra vez al cabo de la calle.
Y para acabarlo de aliñar, mejor no imaginar la crispación en ERC, vencedores electorales apartados del gobierno por su independentismo,  ni más ni menos que por la propia CIU. Quizás no sea así, pero no es un escenario imposible.
Lo dicho, un panorama nada tranquilizador. Jugar al aprendiz de brujo tiene estas cosas.


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