Porque Rajoy lo que está haciendo en realidad es mantener lo que le interesa y desmantelar lo que no. Hoy no se nacionalizan bancos, sino que se vacía el erario público para garantizar que sigan teniendo beneficios y liquidez. Con este dinero prestado al 1% ellos le compran deuda al 7% al mismo que les acaba de prestar al 1%. La verdad es que dicho esto, cualquier ulterior comentario sobre la situación económica de España, está de más. Como diría cualquier marxista-grouchista: "si esto lo entiende un niño de teta, tráigame un niño de teta para que me lo explique".
Decía que al que le va mejor es al Sr. Rajoy, pero tampoco le va nada mal al Sr. Mas, cuyo bucle argumentativo es digno de pasar a la historia. Lo de Mas es un caso aparte; una proeza retórica sólo al alcance de un "grande entre grandes"; una demostración de cómo partiendo de verdades objetivas, puede uno abrirse camino hasta la más solipsista de las subjetividades y, desde allí, alcanzar el salvífico baño de autosatisfacción reservado a los del fuste de Juan Palomo: yo me lo quiso, yo me lo como.
He de decir de entrada que puedo estar de acuerdo con el modelo de concierto económico, pacto fiscal o como se le quiera llamar a la necesaria e ineludible mejora del sistema de financiación catalán. Ni las objeciones pretendidamente constitucionales tienen sentido cuando este modelo existe en otras dos comunidades. Y si la Constitución no sirve, pues que hagan otra que sí sirva. Pero lo que aquí nos ocupa no es ahora mismo esto, sino el bucle argumentativo del Sr. Mas. A ver.
En el corralito catalán, las corruptelas, la incompetencia y la nefasta herencia dejada por el infausto tripartito tienen tanto que ver en la quiebra fáctica de la Generalitat como, ciertamente también lo tiene, un sistema de financiación indiscutiblemente injusto y cicatero. En definitiva malo, para Cataluña y para España; excepto, quizás, para los que piensen que Cataluña no es España. Un sistema que, por cierto, negoció el propio Sr. Mas, desde la oposición, dejando con el culo al aire al gobierno tripartito de entonces. De esto hará unos seis o siete años. Ahora el Sr. Mas reclama un pacto fiscal cuyo referente inmediato es el concierto económico vasco. Digamos de pasada que en el País Vasco se han producido más o menos los mismos recortes que en el resto de España, es un dato importante para lo que sigue.
Decía que al que le va mejor es al Sr. Rajoy, pero tampoco le va nada mal al Sr. Mas, cuyo bucle argumentativo es digno de pasar a la historia. Lo de Mas es un caso aparte; una proeza retórica sólo al alcance de un "grande entre grandes"; una demostración de cómo partiendo de verdades objetivas, puede uno abrirse camino hasta la más solipsista de las subjetividades y, desde allí, alcanzar el salvífico baño de autosatisfacción reservado a los del fuste de Juan Palomo: yo me lo quiso, yo me lo como.
He de decir de entrada que puedo estar de acuerdo con el modelo de concierto económico, pacto fiscal o como se le quiera llamar a la necesaria e ineludible mejora del sistema de financiación catalán. Ni las objeciones pretendidamente constitucionales tienen sentido cuando este modelo existe en otras dos comunidades. Y si la Constitución no sirve, pues que hagan otra que sí sirva. Pero lo que aquí nos ocupa no es ahora mismo esto, sino el bucle argumentativo del Sr. Mas. A ver.
En el corralito catalán, las corruptelas, la incompetencia y la nefasta herencia dejada por el infausto tripartito tienen tanto que ver en la quiebra fáctica de la Generalitat como, ciertamente también lo tiene, un sistema de financiación indiscutiblemente injusto y cicatero. En definitiva malo, para Cataluña y para España; excepto, quizás, para los que piensen que Cataluña no es España. Un sistema que, por cierto, negoció el propio Sr. Mas, desde la oposición, dejando con el culo al aire al gobierno tripartito de entonces. De esto hará unos seis o siete años. Ahora el Sr. Mas reclama un pacto fiscal cuyo referente inmediato es el concierto económico vasco. Digamos de pasada que en el País Vasco se han producido más o menos los mismos recortes que en el resto de España, es un dato importante para lo que sigue.
Argumenta el Sr. Mas que el
déficit fiscal de Cataluña con respecto a España es de unos dieciocho mil
millones de euros. Una cifra que no voy a discutir. Prosigue el Sr. Mas
lamentándose que si esta cantidad se quedara en Cataluña o, lo que es lo mismo,
si la gestionara él, no le hubiera sido necesario aplicar ningún recorte. Así
lo ha dicho, sin más. Los recortes en Cataluña se deben a que, tal como reza el
eslogan, ¡España nos roba!
Pues bien, siguiendo con esto, se infiere necesariamente que en
Cataluña no habría crisis de no haber expolio español. Es decir, con
un concierto económico como el vasco, Cataluña no se habría enterado de que
Europa está sumida en la peor crisis de los últimos ochenta años; porque no le hubiera hecho falta aplicar recortes ¿Se
ha pensado el Sr. Mas que somos idiotas? No por exagerar se tiene más razón.
Tener la razón, o cierta parte de ella, no autoriza a mentir.
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