La situación
en la Europa de finales de 1870 dista mucho de la de 1868. Alemania se ha
unificado en el II Reich y emerge como gran potencia. Francia ha pasado del II
Imperio a la III República, con una humillante derrota militar contra los
alemanes y la revolución de la Comuna entremedio. Italia acaba de
ocupar los Estados de la Iglesia... La correlación de fuerzas se está recomponiendo
y cada cual busca su acomodo en el nuevo escenario que está surgiendo, intentando
asegurar su propia posición e intereses.
La Gran
Bretaña victoriana es sin duda la mayor potencia europea y mundial. Pero la
posibilidad de una Alemania hegemónica en el continente amenaza seriamente sus
intereses. Las alianzas que darán lugar a los bloques que se enfrentarán
cuarenta y cuatro años después en la Gran Guerra todavía no están definidas.
En
este contexto, una España errática, inestable e imprevisible no es deseable
para nadie. Menos aun para Inglaterra. Y un eventual bloque republicano en la
Europa meridional hegemonizado por Francia no es tampoco del gusto británico. Ni
aunque España e Italia se mantuvieran como monarquías saboyanas más o menos
masónicas. Tampoco hemos de olvidar, por más que pueda parecer anecdótico, que Castelar,
a la cabeza del partido republicano, le exigió a Prim que movilizara un
ejército de cien mil soldados para acudir en ayuda de Francia contra Alemania.
Obviamente, Prim no se molestó ni en contestarle (Una lástima: hubiera podido
enviar a Serrano al frente del cuerpo expedicionario, para que redondeara sus
glorias militares frente a Von Moltke).
Pero
no eran sólo los desatinos de los republicanos españoles lo que inquietaba a
Inglaterra, sino otras cuestiones mucho más prosaicas: evitar que España cayera
bajo el liderazgo francés republicano, mantener la apertura de sus mercados
contra el proteccionismo económico y, también por supuesto, asegurar la entrada
al Mediterráneo por Gibraltar. Con Prim o sin él, lo cierto era que España se
estaba radicalizando. Y un rey italiano en España no entusiasmaba a los
británicos. Finalmente, last but not
least, Prim optaba claramente por el proteccionismo -en la península- lo cual perjudicaría a
Inglaterra. No la iba a arruinar, por supuesto que no, pero sí que le causaría
algún quebranto.
A
lo mejor resulta que Prim se había convertido dos años después en un problema
para la política británica, siempre muy preocupada desde 1808 en tutelar a
España como forma de tenerla controlada. Y no es impensable que la opción que
hacia finales de 1870 podía verse como la más deseable para España desde los
intereses británicos -la estabilidad y el mantenimiento del statu quo- fuera
una restauración borbónica como la que se produjo tan pronto como fue posible,
cuatro años después.
Que
el modelo de la Restauración tuvo el beneplácito británico es evidente. Que se
mantuvo la asimétrica apertura del mercado español a Inglaterra, en perjuicio
del crecimiento de la industria y del comercio españoles, también. Que esto se
diseñara ya en 1870 o algo más tarde ante el fracaso de Amadeo y la I
República, eso es lo que no sabemos. Pero cuadrar, lo que es cuadrar, cuadra.
Y
otra cosa es cierta. Si la muerte de Prim fue el resultado de un pacto entre la
derecha monárquica y la Gran Bretaña, si el resultado de dicho acuerdo
relegaba a España a una situación de subordinación sin contrapartida, como se
demostró en 1898, y si además era la misma dinastía la que se
estaba proyectando reintroducir en 1960 ¿No hubiera habido motivación suficiente como
para escamotearle a la historia las eventuales complicidades entre el artífice de la restauración y el imperio británico para acabar con un presidente del
gobierno español?
Desde luego que sí. Y si
no fue esto ¿Qué otra razón podría haber para destruir unos legajos de hacía un
siglo? Con franqueza, no veo otra.
Querido amigo: Prim fue proteccionista en su juventud al igual que Figuerola, pero una de las leyes que provocaron su muerte fue precisamente la que estaban discutiendo en las Cortes sobre el librecambio que quería Prim y Figuerola, dado que de esa manera España se desarrollaría industrialmente. Intrudujo a instancias de Puig y Llagostera en la base 5ª una modificación para que no perjudicara a la industria textil catalana. Sigues sin leerme.
ResponEliminaUn abrazo
En cierto momento de la película "Apocalipsis now", Kurtz le comenta a Willard que por qué no le gustan sus métodos. "No he visto ningún método" le replica Willard. Están en medio de cadáveres salvajemente mutilados y asesinados por los hombres de Kurtz.
ResponEliminaEstimado amigo: Sí, tienes razón en lo que dices. Pero en cualquier caso, está claro que en Prim había un proyecto. Bueno o malo, pero proyecto al fin y al cabo. En cualquiera de los otros personajes que han ido pasando por aquí, no: simplemente se trataba de, como decimos en catalán, "anar fent"; "ir tirando" podría ser una aceptable traducción. Acaso el único que también tuvo un proyecto fue Cánovas, aunque en mi opinión más bien fue un apaño.
Muchas gracias por tu participación y las interesantes observaciones que has ido introduciendo a lo largo de las distintas intervenciones. De verdad que me han servido de mucho. Por supuesto que pienso leerte y me comprometo a informarte de ello. Por cierto, una última cuestión ¿Qué piensas de la posibilidad que ahora se está apuntando, según la cual Prim pudiera haber muerto la misma noche del 27 de diciembre, y no tres días después? Un saludo.
Perdona, no había visto tu respuesta. Ahora dicen que murio extrangulado. Me parece que el Sr. Pérez Abellán se precipita demasiado, primero que murio dentro del mismo coche en que viajaba, luego que murió el mismo día de una hemorragia masiva, ahora que extrangulado... Da la sensación que tiene que encontar algo impactante para ocupar portadas de periódicos. Los demás forenses que intervinieron en el estudio, no han dado su veredicto y hay que esperar, pero es muy raro que alguién pueda estrangularte en tu casa rodeado de familiares, amigos, criados... Ya veremos. Un saludo. José Mª Fontana
ResponEliminaSí. A mí también me parece raro. Diríase que hay que "descubrir" algo impactante para justificar todo este montaje. Una cosa es cierta, sólo pudo morir una vez, y sin duda fue entre el 27 y el 30 de diciembre de 1870. "Dudo", la verdad, que más allá de esto haya alguna otra aportación reveladora en lo relativo a la conspiración. Salvo, eso sí, que se demostrara fehacientemente lo del estrangulamiento. Porque entonces habría que incorporar el "detalle" de que hubo algún cómplice entre sus colaboradores más directos. Por cierto, empiezo tu libro en breve. Ya te lo comentaré. Saludos.
ResponEliminaMe ha encantado toda esta serie sobre Prim, me parece absolutamente lógica tu conclusión y creo que te resultará de interés este artículo sobre Valle-Inclán en el que se implica directamente a los alfonsinos:
ResponEliminahttp://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/01/aih_01_1_049.pdf
Un saludo.
Hola! Me ha encantado toda tu serie sobe Prim, me parecen absolutamente lógicas tus conclusiones y creo que encontrarás muy interesante este artículo sobre Valle-Inclán para afianzar tus opiniones:
ResponEliminahttp://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/01/aih_01_1_049.pdf
Un saludo
Efectivamente, es un artículo muy interesante. Jose Mª Fontana, cuyo libro estoy leyendo ahora, también saca el tema de las "interpolaciones" que denunció Valle y los antecedentes de los "editores" que las realizaron. Añade también la "perplejidad" de Caro Baroja por en contraste entre lo que su tío le había comentado sobre las confidencias que Galdós le había hecho y lo que dejó escrito. Lo mismo que en el caso de Valle.
EliminaUn saludo
El miércoles 11.12.2013, asistí a una conferencia en el Ateneo de Madrid titulada: «La muerte del General J. Prim y las consecuencias e investigación del magnicidio», a cargo de Francisco Pérez Abellán.
ResponEliminaDe lo dicho en el Ateneo, resultado de una autopsia virtual efectuada a la momia de Prim, se desprende la sensación de que el infortunado Juan Prim y Prats sobrevivió poco tiempo al atentado de la calle del Turco.
Adjunto link a lo publicado en la revista Atenea Digital que recoje, a grandes rasgos, el contenido de la conferencia y una foto muy expresiva, sobre las marcas que presenta el cuello momificado de Prim.
http://www.ateneadigital.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_15983_ESP.asp
Cabe la posibilidad de que la conferencia citada se vuelva a repetir en el Ateneo, estén atentos a la programación de la Docta Casa los interesados y curiosos de la historia de España y sus chanchullos.
Sr. Massó, ha desarrollado en esta serie a vueltas con la muerte de Prim un trabajo encomiable. Mi enhorabuena.
Un saludo
El gran problema que se desprende de las conclusiones de Pz. Abellán no es tanto el tema estrictamente forense, sino la magnitud del engaño urdido de ser cierta su tesis. No bastaría ya con unos cospiradores, por más poderosos que fueran. Ocultar la muerte de Prim el mismo 27 de diciembre y alargarle la vida hasta el 30 implica a su propio equipo, familia, amigos, servidumbre, prensa.... Nadie quedaría libre de culpa. Este es el problema. Parece inverosímil.
ResponEliminaCon retraso veo que me estás leyendo, cosa que te agradezco en el alma. A partir de septiembre sale un nuevi libro que he titulado "Diálogos con el general Prim" que creo te interesará. También sale a mediados de este mes otro libro de Mari Mar Robledo sobre el análisis del cadáver de Prim, que espero con interés, dado el carácter científico de la autora.
ResponEliminaUn abrazo