No puedo resistirme a transcribir el chiste que me contaron ayer. Admite varias lecturas, según en que estrato nos situemos. A mí me parece muy bueno.
Un veterano político visita un instituto de secundaria de un barrio "duro" en el que había vivido y estudiado, acompañado por su joven secretario, que a la sazón está empezando una prometedora carrera. El director de la escuela le plantea al político los problemas que tienen: las mesas y las sillas están carcomidas y se caen de viejas; la instalación eléctrica no soporta más de dos ordenadores y un proyector de DVD a la vez; el edificio amenaza ruina; algunos alumnos con pulsiones delictivas amedrantan a sus compañeros, los extorsionan y someten a todo tipo de vejaciones, mientras campan a sus anchas sin que los profesores puedan hacer nada porque estos alumnos están amparados por la ley...
- Entiendo todo lo que usted me plantea- le replica el político -pero la estrecehez presupuestaria me impide responder afirmativamente a sus justas peticiones. En contra, por supuesto, de lo que sería mi deseo. Ya sabe usted los tiempos que nos está tocando vivir... Y lo de los alumnos que alteran la convivencia, tienen el mismo derecho que los otros a ser escolarizados. Son ustedes, los profesores, los que han de saber motivarles debidamente.
Por la tarde, el mismo político, acompañado también de su secretario, visita un centro penitenciario. Allí, el alcaide le hace llegar sus quejas.
- Mire usted, esto cada vez está peor. El presupuesto se nos ha recortado y no hay para hacerles un menú especial a los internos musulmanes Ya sabe usted que tienen supropia dieta y que esto es un patrimonio cultural que hay que preservar. El jaccuzzi está estropeado, no hay canales de pago de televisión y la programación a la que se puede acceder gratis es una porquería. Hace tres meses que la caldera de la piscina climatizada está estropeada y no tenemos presupuesto para repararla. Además, las salas donde se realizan las visitas privadas a los internos son demasiado pequeñas y hay que cambiar el mobiliario...
- No siga - le interrumpe el político - hágame una lista de lo que necesitan y le aseguro que en dos semanas está todo resuelto.
Ya de regreso, el joven secretario, algo desconcertado, le pregunta al político por su actitud.
-Dígame ¿Por qué le dijo al director del instituto que no a todo y al alcaide que sí a todo?
-Verás, verás, todo tiene su razón de ser. Dime una cosa, tus hijos van a la privada y tú al instituto ya no has de volver ¿verdad?
-Sí... así es.
-Pues ESO.
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