dijous, 3 de desembre del 2015

BAJO SOSPECHA DE SAMBENITO



Aunque no haya gobierno en Cataluña, hay centinelas. Hasta en mi tierra, tan desconectada de España en otros menesteres, el «Departament» parece haberse tomado muy en serio la chirigota española –Guachimán,  con todo el cariño ¿que era una incierta noticia?- contra los profesores no sé de qué sobre la pederastia. La verdad, me da vergüenza poner el link; además, como está en catalán, igual se perdía algo en la traducción, como en “lost in translation”.

Que nadie se preocupe por las lenguas vernáculas, dicen lo mismo que decía la noticia en el diario.es; eso sí, traducido. Todo un detalle. Uno, algo garrulo sin duda, jamás ha podido establecer la diferencia entre que “te jodan” o que “et fotin”… será cosa de académicos.

Por mi parte, y como ya hablé con anterioridad del insulto intolerable que es la exigencia de que uno acredite que no es lo que, por lo visto, se le supone ser, y por más milongas que me cuenten, he tomado mi decisión personal, a la cual también tengo derecho, hasta donde me consta; y si no fuera así, mierda para el derecho. Así pues, sólo voy a anunciar la que será mi posición al respecto de la legítima demanda de la Administración para que yo pague 30 eurillos con la finalidad de acreditar mediante certificado que no soy lo que ellos piensan que acaso pudiera ser. Y quién esté de acuerdo conmigo, excepto si es un pedófilo, que lo difunda. Es simplemente intolerable.

Obviamente, y por imperativo legal, pagaré lo que administrativamente corresponda, para que se me expida el certificado que acredite que nunca he ni siquiera atropellado a un perro conduciendo, con el añadido de que no tengo ningún tipo de antecedente penal por cualesquiera delitos sexuales o de «género», ni de pederastia ni de pedofilia, ni de ninguna otra índole. Eso sí, todo hay que decirlo, una vez, hace ya un cierto tiempo, en un chat me preguntó una presunta menor si me lo había montado alguna vez con una jovencita. Le respondí que sí, claro, cuando fui jovencito. Punto.

Pero, discúlpenme -estoy hasta el gorro- añadiré al certificado que se me emitirá, y que supongo que una vez en mi posesión deberé de acreditar por el debido registro de entrada, otros muchos documentos adjuntos. Por ejemplo, mi expediente académico, dos licenciaturas, una con media de excelente y otra con premio extraordinario final de carrera. Mis pasaportes, incluso los caducados –es fácil guardarlos- acreditativos de mis múltiples viajes con visados, incluidos dos en los que se me concede permiso «indefinitely» para residir en los EEUU, que puede que me traigan problemas, porque para que me los dieran –era un requisito de empresa- tuve que mentir: había un ítem en el formulario que preguntaba si un servidor era comunista, advirtiendo que en tan virtuoso país a este tipo de gentuza no les permitían entrar. El ítem era diáfano: en los EEUU no permitimos la entrada de maleantes, gente de mal vivir ni comunistas, si es el suyo alguno de estos casos, marque “X” en el recuadro. Tal cual Pascual. Mentí, claro; y con reincidencia. Y miren, fui comunista –o eso pensaba yo- en mi adolescencia. Luego supongo que dejé se serlo, pero como las cabras tiran al monte, cada vez creo que más lo vuelvo a ser. Y lo añadiré como declaración jurada adjunta al certificado de no pedofilía que, inevitablemente, tendrán que expedirme.

También añadiré en los documentos adjuntos que cuando tenía 16 años me detuvo la secreta de la guardia civil, el uno de mayo de 1976, y que como era viernes, me tiré todo el fin de semana en la trena, o en el cuartelillo, que se le llamaba. Y que el gran comisario jefe de Tarragona, cuando vinieron mis padres al día siguiente –aterrorizados- a verme, me recibió en su espacioso despacho, con amplias estanterías, y me preguntó si necesitaba algo –Alfaro, se llamaba, y veraneaba con la élite protoconvergente de Tarragona en Prades-. Le respondí que deseaba una bombilla -mi celda la tenía fundida-; me dijo que claro que sí, y que si quería algún libro de los que tenía. Por ejemplo –lo recuerdo como si fuera ayer- de «Joseantonio». Le dije que no, y me quedé sin luz para el resto del miserable tiempo que pasé allí.

Y pienso también adjuntar declaraciones juradas, en fin, que acrediten que nunca utilicé medios torticeros para ligarme a nadie, que todos mis ligues me los curré con el sudor de mi frente, y no con el de la de enfrente –ya sudaría luego, especialmente si era en verano-. Y más aún, añadiré que me niego a que nadie acredite que no soy lo que nunca he sido; y que si acaso, consulten a la policía,
Esta vez se han pasado tres pueblos de frenada. Y aquí, en mi tierra y en la que vivo, lo siento, pero no voy a ponerme a templar gaitas. O me aceptan toda la documentación adjunta, o acaso quede como pederasta por negarme a entregarla y me echen del cuerpo aprovechando que el Pisóraka pasa por Pucela. Porque llegados a tal punto, no cabe sino evocar a la barca del calderón (perdón por la broma): a la sociedad la hacienda y la vida, pero el honor es patrimonio del alma, y el alma es de Dios. Aunque no crea yo en Dios.

3 comentaris:

  1. Si en Europa, España y en Cataluña gobiernan partidos de derechas no entiendo como puede sorprender esta nueva ley. Recuerdo que en la época franquista para la obtención de una plaza en la administración pública se exigía la presentación de "certificados de buena conducta" expedidos por el jefe local de la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (abreviado FET y de las JONS) y el cura de la parroquia. Quizás deberíamos pedir a la FAES que aconseje al gobierno a la creación de una junta parecida para este cometido. En Cataluña, para respetar el tema de competencias y mientras no se cree el nuevo estado catalán, debería ser expedido por una junta surgida de las filas de Junts pel Sí.

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  2. Pues precisamente, que parece que volvemos a la FET de las JONS. Una cosa es perseguir el crimen y a lo pervertidos, otra que tengas que acreditar que no eres un pervertido. Lo pedirán también en Inglaterra y lo que se quiera, pero a mi me da que nos estamos saltando la presunción de inocencia.
    ¡Ah! muy gracioso lo de la FAES y Junts pel Sí.

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  3. Esa norma es un abuso indecente, Xavier. Las únicas leyes que rigen en Cataluña desde hace tiempo son las de Murphy. He publicado en mi blog un artículo sobre el asunto. Un abrazo.

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