Siempre oí decir de niño que
había que comer muchas lentejas porque llevaban mucho hierro. Más tarde me
enteré que eso no era cierto. Es decir, que sí, que las lentejas llevaban
hierro, claro, pero no en cantidades que destacaran significativamente de
cualquier otra legumbre. Y si tal probidad en hierro se tuvo por cierta durante
mucho tiempo fue porque, como luego se descubrió, el científico en cuestión se
había equivocado con un decimal al hacer sus cálculos. Pongamos por ejemplo un
0.1 en lugar de un 0.01... Casi nada.
Un tema serio, el de la
nutrición, qué duda cabe. No se debe jugar con las cosas de comer. Tantas
lentejas ingeridas pensando que nos íbamos a convertir en ironmen y luego resulta que todo era un mito, un error humano; involuntario,
por supuesto. Pero si el científico en cuestión hubiese sido a su vez un
terrateniente con acres y acres dedicados al cultivo de dicha leguminosa, seguro
que entonces el inocente error de comerse un decimal ya no se hubiera
considerado tan «inocente».
Todo esto del
"falso mito de las lentejas" me lo ha evocado la lectura del imprescindible
artículo de Paul Krugman La depresión del Excel, con el revelador subtítulo ¿Puede un error de cálculo haber destruido casi por completo la economía de Occidente? que
aparece hoy en el rotativo "El País". Vale la pena leerlo, de veras,
porque resulta que en un tema tan importante como el de la economía, el
científico del hierro de las lentejas resulta ser un hacendado plantador montado
en dólares lenticulares.
Y lo más curioso del caso es como, aun admitiendo el error de cálculo, no por ello apostasian de sus tesis y legitiman sus decisiones. Véase si no Reinhard-Rogoff Response to Critique . Algo así como: "si, vale, me he equivocado, pero tengo razón". Y luego dicen que la ideología ha desaparecido. Sin
comentarios.
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