El
ministro ha afirmado que, según sus cálculos -y de eso hemos de suponer que sí
que sabe- sobran unos veinte mil profesores. Dejando de banda el hecho de que a
mí más bien me parece que es él quien sobra, lo cierto es que desde que este
individuo accedió al cargo, no ha hecho más que ratificar mi intuición
inicial: se trata de un cantamañanas. Y si a lo de cantamañanas le añadimos la
condición de sociólogo, entonces nos encontramos de lleno en el terreno
de la peligrosidad social.
No
hace mucho, un compañero, docente él, como yo, me confesaba su decepción y la
sensación de sentirse cornudo y apaleado. Resulta que asqueado de tanta
izquierda amanerada y oenegeizada que, además, se ha cargado la enseñanza, había decidido votar por el PP en las últimas
elecciones. Su problema no era, obviamente, dejar de votar a la pseudoizquierda
actual -confesaba no haber votado desde hace mucho- sino el hecho de votar al PP. Comprensible...
Al
final se acabó decidiendo por una única razón: en el programa electoral del
Partido Popular se proponía un bachillerato de tres años, una medida que,
consideró él, no sólo podría venir a compensar en parte los estropicios que la
izquierda había perpetrado en la enseñanza, sino que también en cierto modo
redimía al PP de algunos de sus pecados. Y votó PP. Ahora se entera que
no habrá bachillerato de tres años.
Resulta
que la privada concertada se las cantó claras al PP: que a ver si se pensaban
que se iban a quedar sin la sopaboba del tramo de concertación del 4º de ESO.
Si la ESO quedaba en tres años y la concertación del bachillerato no se puede
generalizar -ya quisieran- porque no tienen dinero, lo cierto es que la gente
preferiría acudir a la pública para cursar los tres años de bachillerato en el
mismo centro. Y nada le arreglaba a la patronal de la privada que el 1º de
bachillerato se mantuviera subvencionado por estar en la franja de la edad de
escolarización obligatoria.
Además,
los que protestaron fueron los suyos; su electorado natural. Que con la iglesia
había topado el bachillerato de tres años, vamos. Y cuando de iglesia y dinero se trata, ya dijo el arcipreste:
He visto muchos curas en sus
predicaciones,
Despreciar al dinero, también sus
tentaciones,
Pero al fin por dinero otorgan los
perdones,
Absuelven los ayunos y ofrecen
oraciones.
Así
que de bachillerato de tres años, nada de nada. Al fin y al cabo, si quien más
interesado debería estar tampoco lo quiere... No será precisamente la
oposición quien le recuerde al PP el incumplimiento de su promesa. "Eso te
pasa por querer confiar en quien ya sabes de entrada que no es de fiar. Es lo
de la rana y el alacrán ¿te acuerdas?" le dije a mi amigo.
Eso
sí, ahora nos dice el cantamañanas que sobran veinte mil profesores. ¿Dónde
señor ministro, en la pública o en la privada concertada?
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