Realmente, he de confesar
que este hombre cada día se me antoja más entrañable. Me refiero, claro, al
ínclito Artur Mas. Ahora resulta que frente a la acusación de la Fiscalía
General de haberse quedado su partido con 6.6 millones de euros en la trama Palau, va y se descuelga diciendo que
todos los convenios con Ferrovial fueron legales, pero quizás no estéticos.
Pero claro ¿qué querrá decir con eso de que "quizás no fueron estéticos"?
Podría ser que lo que esté
diciendo es que en todo este montaje, aun en la legalidad más estricta, no se
supieron guardar las apariencias. ¿Apariencias? La sola mención de este término
implica que hay algo más allá de él, algo que no se ve a primera vista. Porque
si resultara ahora que el problema es que no se supo disimular, la pregunta
siguiente sería ¿qué es lo que no se supo disimular?
En otras palabras: si
alguien que ha ganado unos cuantos millones legalmente se pasea en un Ferrari
testarossa por la calle, será estético o no lo será, allá cada cual con su
estética, pero ciertamente no hay ningún problema ético; de legalidad o
ilegalidad. La naturaleza estética o no del acto se agota en sí misma. A menos
que se trate de disimular algo. Y si hay algo que disimular, nunca es porque
sí. Muy al contrario, es porque no se desea que algo se sepa o se vea. Ahora
bien, si un pelanas empieza a mostrarse de la noche a la mañana en un Ferrari,
el problema sigue sin ser estético: o le ha tocado una primitiva o es un jilipollas.
Porque llamará la atención y alguien se interesará por el origen del dinero con
que pagó el Testarossa.
Vamos a ver, si las
distintas adjudicaciones a Ferrovial eran legales, es decir, ajustadas a
derecho, éticas en sentido hegeliano ¿Qué podría no ser estético? ¿Acaso que Ferrovial
luego, conmovida por la objetividad con que se abrían todas las plicas de otros
tantos concursos públicos de adjudicaciones de obra, decidiera pasarle unos
milloncejos a Millet?
Mire usted, Sr. Mas, por
simple estética no se denuncia a nadie. Ni a Millet, por más feo que sea. A
alguien se le denuncia en todo caso por chorizo, por haber transgredido la
legalidad y entonces lo que está en juego es determinar si, efectivamente, es o no es un chorizo. Es decir, si su partido
se embolsó los 6.6 millones o no. Pero
lo que no se puede decir es que, siendo todo ético, quizás no fuera estético.
Por una razón muy simple: porque la frase no tiene sentido. Si no había nada
que esconder ¿qué tendrá que ver la estética?
Si todo fue legal ¿qué es
entonces lo que no ha sido estético?
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada