dimecres, 22 d’agost del 2012

A VUELTAS CON LA MUERTE DE PRIM (III)


La Versión «Pedrol Rius»

La versión oficial/oficiosa de la muerte de Prim es la presentada por Antonio Pedrol Rius en su estudio de 1960. Cabe decir también que los recientes estudios realizados por la Universidad Camilo José Cela, de Madrid, abundan en la misma línea. En la actualidad, y tal como ha aparecido recientemente en los medios de comunicación, el departamento forense de dicha universidad está analizando el cadáver momificado de Prim con la finalidad zanjar el tema de una vez por todas.

A partir en un estudio concienzudo y pormenorizado  de la documentación contenida en los expedientes judiciales –más de 18000 folios-, así como investigaciones llevadas a cabo por él mismo, Pedrol Rius concluyó que el autor material de la muerte de Prim fue José Paúl y Angulo, al frente de una cuadrilla de ocho sicarios, y que el asesinato fue instigado y financiado por Antonio María Luis de Orleans, duque de Montpensier, siendo su secretario personal, Felipe Solís, quien ejerció de enlace entre instigadores y autores materiales. Montpensier habría estado en tácita connivencia con el general Serrano, o acaso incluso contó con su abierta complicidad. Desde entonces, Montpensier es el sospechoso número uno de la muerte de Prim, Paúl y Angulo está considerado el sicario que llevó a cabo la ejecución del atentado.

Si tenemos en cuenta que Paúl y Angulo era un republicano federalista radical, Montpensier un monárquico que quería ser rey de España –lo cual nadie ignoraba- y Serrano un militar ambicioso de tibias lealtades y algo gigoló que se vendía al mejor postor, de ideología más bien reaccionaria, la verdad es que sólo se echaría de menos a los carlistas para que no faltara ninguna facción en la foto de familia de los asesinos de Prim...
Aristotélicamente hablando el asesinato de Prim respondería, según esto, a las siguientes causas: la causa material sería José Paúl y Angulo, al frente de un grupo de sicarios correligionarios suyos; la causa formal -entendámosla como la concepción intelectual de la idea de acabar con Prim, sería el duque de Montpensier; la causa eficiente -elaboración de la trama,  planificación, financiación...- recaería en el secretario de Montpensier, Solís, que habría contratado a los sicarios, y también, quizás, en un obscuro inspector de policía, José Mª Pastor, acaso relacionado con Serrano, que les habría proporcionado cobertura; la causa final, en cambio, es precisamente la que no se ve tan clara, por más evidente que pueda parecer, como intentaremos argumentar más adelante. De todos modos, según el plantemiento de Pedrol Rius y siguiendo con las causas aristotélicas, la eliminación de Prim debía despejar el camino del duque de Montpensier hacia al trono de España.

¿Podemos dar por buena la tesis de este complot generalizado entre grupos no ya rivales, sino enemigos mortales, que se conjuran para eliminar a Prim y que luego, como consecuencia de la amplitud del complot, se impone una ley del silencio universal ante la obviedad de que nadie estaría interesado en remover el tema? Sin pretender quitarle consistencia a la investigación de Pedrol Rius, a mí me parece que no. ¿Por qué?

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