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divendres, 17 de juliol del 2015

EN EL PAÍS DE WONDERCAT



¿Alguien se imagina qué ocurriría en los Estados Unidos si el candidato a presidente anunciara que cuando gane las elecciones dimitirá en favor del vicepresidente, y que si se presenta a presidente es para que lo sea el otro, al cual la gente no votaría porque cae mal? Pues bien, esto es ni más ni menos que lo que está ocurriendo actualmente en la Cataluña preindependiente de nuestros días, en el año de gracia de 2015.

Más allá de lo inconcebible que resulta pensar semejante escenario en los Estados Unidos, no cuesta mucho especular con el destino político de un candidato así: no pasaría ni de las primarias de su pueblo. O en cualquier otro país, con independencia de que sea mínimamente serio o no, sin distinciones. Pasó en Argentina, sí, pero incluso allí fue bajo otros condicionantes. Héctor Cámpora se presentó como candidato peronista a las elecciones que convocaron los milicones el año 1973, a las que Perón no podía concurrir porque estaba exiliado. Cuando las ganó, autorizó el retorno de Perón y le cedió los bártulos.

Pero aquí no hay nadie exiliado que no pueda concurrir a las elecciones; luego ¿cómo se puede entender que un tío que va de número cuatro vaya a ser el investido como presidente si dicha lista gana las elecciones? Porque esto es exactamente lo que se ha anunciado, por parte del propio interesado, con esta suerte de lista para la independencia que concurrirá a las elecciones catalanas del próximo veintisiete de septiembre. Un apaño con ribetes de surrealismo daliniano, pero que a uno se le antoja que más bien enraíza con la mejor tradición del esperpento, eso sí, en su variante bombero torero y la banda del empastre.
De momento, ya es público quiénes serán los tres testaferros que precederán al Sr. Mas y a su escudero Junqueras: un tránsfuga y dos activistas empesebradas que viven del momio, a cuenta de las subvenciones públicas del gobierno presidido por el número cuatro de la lista.

Publicado en Catalunyavanguardista. El artículo completo, AQUÍ.

dijous, 18 de desembre del 2014

SOSTIENE JUNQUERAS



Cada día que pasa se estrecha más el cerco sobre Oriol Junqueras. Todo el aparato mediático, los paniaguados y hasta algunos de sus allegados, más o menos quintacolumnistas unos, descaradamente otros, están en ello. De momento sigue resistiéndose, pero está pagando un precio muy alto: pasar por el hombre que saboteó el proceso independentista. Dirigida sólo retóricamente a todos los políticos independentistas, la amenaza proferida ayer por la Marine Le Pen con barretina, empeñada en ejercer de Jeanne d’Arc, está muy clara: o se ponen de acuerdo los políticos, o “la gente les pasará por encima”. O te apuntas a la lista de Mas o eres un traidor, chaval. Aquí no hay matices, que la patria está por encima de TODO.

Porque lo que aquí se está ventilando es la hegemonía en el campo independentista. Otra cosa es que la disputa sea personal o ideológica. Ignoro si Junqueras cree posible la diferencia ideológica que postula dentro del campo independentista entre CDC y ERC. La verdad es que hasta ahora no la ha explicitado más allá de meras declaraciones de intenciones, pero vamos a concederle el beneficio de la duda y supongamos que sí. Asumamos pues que Junqueras tiene un proyecto progresista para la nueva Cataluña independiente y que, en la tesitura de doblegarse ante la cleptocracia convergente y a la lista PP (Partir del «President»…Mas cómo no), prefiere guardar sus cartas para jugarlas en otro momento; en las elecciones municipales, en las generales… y también en las catalanas anticipadas, pero con su propia lista, para que quede claro a quién el sector independentista catalán designa para liderar el «procés».

Ante esto, Mas se enroca y anuncia que, o hay lista única, encabezada por él, o sigue con los dos años que le quedan de legislatura y cuántos pueda, pero cargando en la conciencia del pobre Junqueras haber abortado la gran oportunidad, por culpa de sus egoístas intereses partidistas y personales. Ahí es nada. Que la patria no entiende de ideologías, sólo de Patria.

Porque... ¿qué más da, dice Mas, el liderazgo del proceso? ¿A qué viene ahora cuestionarlo? ¿No ha sido él el ungido? ¿No es él el presidente de la Generalitat? ¿Y quién está subvencionando las plataformas ciudadanas que arropan al «procés»? ¿Quién, sino él, es el «procés»? ¡Vamos hombre! Y a esas alturas…

Lo curioso del caso es que, en cierto modo, parece estarse reproduciendo dentro del campo independentista un escenario parecido al que Mas ha generado a nivel español con su propuesta de referéndum, pero con los papeles invertidos. Porque mientras que Mas reclama una consulta que Rajoy le niega, aquí es Junqueras el que la reclama y Mas el que la rechaza. Curioso sentido democrático el de algunos... siempre según les vaya en el baile.

Porque si asumimos provisionalmente como hipótesis de trabajo que hay, como mínimo, dos proyectos distintos de futuro estado catalán ¿Qué habría de malo en que se decidiera democráticamente cuál ha de ser el hegemónico? ¿No es más o menos lo mismo que Mas argumenta para defender su consulta frente al gobierno español?

ERC, o mejor, Junqueras, piensa que puede ser la fuerza mayoritaria en unas elecciones anticipadas. La legislatura se agotó el 9-N y la lista "PPresident" más bien parece un ardid destinado a seguir manteniendo el control de un proceso por parte de aquellos que no tienen nada claro que lo fueran a revalidar democráticamente en solitario.

El nacionalismo es igual en todas partes. Y las apelaciones a grandes listas cesaristas no son sino una forma de perpetuar el control y el dominio social por parte de unos grupos frente a otros; de unas clases frente a otras. Los ingenuo es más bien pensar que pueda haber matices ideológicos dentro del nacionalismo. Porque es ignorar lo que es el nacionalismo en esencia, cualquiera de ellos. Pensar que un movimiento de liberación nacional puede ser a la vez una revolución social –como piensan las CUP- es acaso el gran error de Junqueras si de verdad se lo cree. La adhesión a la patria ha de ser incondicional, así está escrito.

Aquí pasa lo mismo -¿se acuerdan?- que con aquello de «antes una España roja que rota», que simplemente es mentira y que no se lo creen ni quienes lo proclaman; una divisa para consumo de parroquianos, y un mecanismo de reforzamiento del control social y económico de unos grupos sobre otros. Y si eso peligra, se rompe lo que sea para salvar lo que se pueda. Así es como funciona, al revés de como se anuncia. Así es como están funcionando Mas y su corte áulica: o nosotros o nadie. O lista única o no hay elecciones. ¿Qué os habíais pensado?
Claro que a lo mejor no se trata de proyectos políticos en disputa, sino personales. Ignoro, por mi parte, si la actitud de Junqueras obedece a lo uno o a lo otro. Pero parece evidente que por ahora no quiere hacer el papel de conserje que le han adjudicado cuando sabe que puede ganar las elecciones. Pero en el caso de que se lo crea de verdad, está listo. Se lo comerán con patatas por traidor y por ambicioso. O eso o a pasar por el tubo. El cerco sigue estrechándose.

dimecres, 3 de desembre del 2014

"MORDRED" JUNQUERAS NO TRAGA

          

 
 
Que una cosa es ser feo y otra muy distinta es ser tonto. Y a Mordred Junqueras no le ha gustado el viático que, como bufón del nuevo Camelot, le había deparado el rey Arturo en su mayestático camino hacia el Grial de la independencia. Hasta a la Marine Le Pen con barretina, ahora furiosa con Mordred, le correspondían más altos menesteres áulicos: iba a ser Morgana. Y a falta de Lancelots y Tristanes, pues a promocionar «tristones» caballeretes, sumisos y domeñados según los designios de Merlín, hoy recluido en un pino de tres ramas por la dama del lago de la tierra entre montañas, a causa de su desmesurada afición por el oro del Llobregat.
Y ahora hablando en serio. Lo de Junqueras ayer fue muy bueno. De verdad. Por un lado, se sacó de encima de un plumazo la presión a que estaba siendo sometido por todo el aparato propagandístico del régimen artúrico y de sus propias bases, felones y desertores incluidos. Por el otro, lo hizo apelando a los más espurios valores de ERC; aquellos de los que sólo tiran en casos de extrema emergencia –como el PSOE acordándose que es de izquierdas y preguntándole a PODEMOS por su ideología-. Es decir, cuando han de diferenciar su independentismo del de CDC. Que puedan ser más falsos que un duro sevillano no tiene la menor importancia para lo que estamos dilucidando aquí. Es posible que Junqueras hasta se lo crea.
Frente al identitarismo de Mas, Junqueras apeló ayer con juicio a una tradición impostada que, como siempre en estos casos, tiene parte de verdad y parte de mentira. Reivindicó un independentismo cosmopolita y abierto, inclusivo e integrador, de la ciudadanía. Proclamó la necesidad de una mayoría social y política amplia, no circunscrita a un ámbito estrictamente lingüístico –afirmó que han de caber en la futura República Catalana aquellos cuyas fronteras emocionales sean las de todos los países hispano hablantes-. Asumió que la independencia ha de ser para que las futuras generaciones vivan mejor, en un país más libre y democrático, lo cual le llevó de abjurar de las corruptelas de Camelot: no es para eso que se quiere la independencia, vino a decir. A buen entendedor...
En resumen, de no ser por las recurrentes alusiones a la independencia, su discurso bien podría ser el de cualquier español regeneracionista del XIX y parte del XX, federalista, republicano, laico, socializante… Al menos formalmente, Junqueras se desmarcó del integrismo espiritualista artúrico y estableció claras diferencias entre su independentismo y el sobrevenido del otro. Por todo eso, concluyó, independencia sí, y juntos también hacia ella, pero separados. O sea, al asunto, de listas únicas en comunión artúrica, rien de rien, o si quieres arroz Catalina, que viene a ser lo mismo.  Y que cada palo aguante su vela.
Ya digo, no sé si se lo cree de verdad, puede que sí. Pero en cualquier caso, una cosa sería él y otra el partido al que representa y sus bases. Y aunque a diferencia de la secular tradición en los dirigentes de ERC desde la transición, Junqueras no es ni exseminarista, ni cura desconsagrado, ni verdulera, tengo para mí que ayer, puede que no subjetivamente, pero sí objetivamente, actuó como un cura. Es decir, dijo lo que no pensaba mientras pensaba lo que no decía.
Porque aun admitiendo un independentismo «objetivo», al margen de sentimentalismos, identitarismos e intereses inconfesables, lo cual es mucho admitir como «posibilidad» -difícilmente superaría la fase teórica-, no se entiende entonces a qué viene tanta urgencia por la independencia, en  lugar de confluir con otras formaciones allende Cataluña, y en la propia Cataluña, que estarían defendiendo posiciones similares. Porque desde la objetividad, no sirve aquello de que "llevamos trescientos años esperando". Cierto, podría admitirse que tales argumentos «objetivos» avalaran la independencia de Cataluña de ser cierta la composición de lugar que la propia ERC plantea como escenario –un país ocupado, lingüísticamente oprimido, económicamente esquilmado y claramente diferenciado por su vocación de modernidad frente a la contumacia ultramontana del resto… Pero esto no es así, o no es, en todo caso, exactamente así. Y que la secular torpeza de los gobiernos españoles con respecto a estos temas sea digna de figurar en una antología del despropósito político no es, en función del propio planteamiento, una razón que lleve a optar por la independencia, menos aún a cortísimo plazo como la que, por otro lado, plantea.
Porque su llamada a la necesidad de una mayoría social y política amplia para llegar a la independencia, encomiable en sí y difícilmente objetable, no casa muy bien con otras afirmaciones suyas según las cuales con 68 diputados –la mitad más uno del Parlamento catalán- proclamaría unilateralmente la independencia. 68 diputados se pueden obtener con entre un 35% y un 40% de los votantes, según el caso. ¿Es eso una mayoría amplia? ¿En qué quedamos?
Porque su apelación a la condición de izquierdas del movimiento que reivindica, choca frontalmente con las políticas que, o bien siguió su formación cuando estuvo gobernando con el tripartito, o bien ha tolerado, auspiciado y permitido con su reciente apoyo a CIU: privatizaciones en sanidad, educación, adjudicaciones públicas… Y eso sin recordar sus propias declaraciones, de acuerdo con las cuales la política económica de «izquierdas» que postulaba estaba en la línea de Frau Merkel en Alemania. ¿Esto cómo se come?
Y porque, last but not least, la repugnancia que dice sentir por la corrupción sistémica de CIU, no sólo no acaba de cuadrar con los escenarios favorecedores de tales prácticas que la propia ERC ha auspiciado allí  dónde ha tenido capacidad de gobierno, como la endogamia clientelista y el masoverismo –en Educación y Administraciones públicas, o en TV3, sin ir más lejos-, sino que choca abiertamente con la sordina puesta a los desvaríos de sus propias corruptelas internas, desde adjudicaciones arbitrarias a señoras esposas de exconsejeros, hasta alguno de éstos que sigue en la cárcel por contrabandista conchabado, por cierto, con dos guardias civiles –españoles, claro-. Hay más casos, pero transijamos en que fueron el resultado de prácticas inescrupulosas por parte de gente que se aprovechó del cargo, casos aislados, nada sistémico. Bien. Pero ante tanta pureza como la exhibida, uno echa de menos el aquelarre de la catarsis contra sus propios tunos. Que no se produjo.
Así que, un discurso muy bonito, y sin papeles, lo cual es de agradecer y reconocer. Si me lo pudiera creer, lo compraba. Pero no, quizás sea que uno se ha vuelto muy descreído, y como en el refrán, obras son amores y no buenas razones.
En las leyendas artúricas, Mordred era al principio hermanastro de Arturo. Luego pasó a ser su hijo ilegítimo, habido del incesto con Morgana, que se transfiguró adoptando la forma de Ginebra engañando al pobre Arturo. También podría haber ido la cosa en sentido inverso. De hijo ilegítimo a hermanastro. Un hermanastro que no acepta el papel de segundón que los designios de Arturo le reservaban. De momento, lo único que está claro es que Arturo tiene un gravísimo problema: Mordred, Sir Mordred, no traga.


divendres, 28 de novembre del 2014

ORIOL JUNQUERAS, EL HOMBRE QUE PUDO REINAR



Anuncié que ocurriría, pero no imaginé un escenario tan desfavorable para la ERC de Junqueras como el que se ha producido, en gran parte por sus propias torpezas. Apenas unos días antes de la patochada del 9-N, Mas lo tenía crudo, muy crudo, y Junqueras todo a favor. La unidad de los partidos proconsulta estaba rota. Iniciativa se desmarcaba; Duran seguía pensando qué quiere ser cuando sea mayor y tenga que tomar decisiones; las CUP a lo suyo desmintiendo un acuerdo con Mas y poniéndolo, si cabe, más en ridículo; el PSC sacando barriga; el PP catalán y su marca blanca, Ciudadanos, satisfechos por la prevalencia de la ley y sin que la barbacoa les quitara demasiado el sueño; ERC en la cresta de la ola con todas las encuestas a su favor… Y Mas, amortizado por completo, postulando una charanga guineana como remedo de consulta y sin credibilidad alguna. ¿Qué tuvo que pasar para que la situación se invirtiera de tal manera?

Pues que llegó el gobierno español, con Mariano y el TC en cabeza, con su proverbial torpeza en estos menesteres, y prohibió el carnaval. Todo fue prohibir y se recompuso la unidad del prietas las filas. Mas supo aprovecharlo; Junqueras no, mordió el cebo y se enganchó al anzuelo. Ya sólo falta que le saquen del agua y empiece a boquear. Gracias a tan estúpida prohibición, el independentismo ha pasado de estar en reflujo a más pujante que nunca. Como dicen por aquí, a «Madrid» hay que agradecérselo.

Durante dos años, Junqueras apoyó a un gobierno moribundo que iba a salto de mata. Y mientras CIU se desgastaba entre su errática e hipotecada acción de gobierno, o más bien de desgobierno, y sus sistémicas corruptelas -padrino Pujol incluido-, Junqueras pasaba por el guardián de las esencias frente a un Mas cuyo independentismo, entre la parroquia independentista, más bien se vio siempre como sobrevenido y de conveniencia. De poco fiar, vamos.

Las encuestas anunciaban el hundimiento de CIU y el sorpasso de ERC. Y cuando Mas se echó patrás a la primera prohibición del TC, la del referéndum de verdad, encima pasó por cagón y arrugado. Hasta la Marine Le Pen local con barretina le chilló con exigencias que convocara elecciones ya. Pero a ésta ya la ha puesto en vereda quien manda.

Y el bueno de Junqueras pensaba que lo tenía todo controlado, convencido que iba a ser el próximo presidente de la Generalitat de Cataluña. Pero en eso llegó Mariano y le hizo un favor a Mas prohibiéndole la chirigota. Y los tropismos atávicos de ERC le jugaron una mala pasada al pobre Junqueras, mordió el anzuelo y cerró filas con Mas. Y Mas lo aprovechó. Sólo le faltó utilizar toda la cobertura mediática a su disposición y autoinculparse, mientras tanto Junqueras estaba anodinamente contando papeletas en una mesa de la pachanga, para invertir en 24 horas la correlación de fuerzas independentista. Ahora Mas es el rey y marca los tempos, y Junqueras sólo puede decir sí o no a la lista conjunta… y eso si le dejan.

Acaso Junqueras sea un honesto independentista, pero ha demostrado que como político deja mucho que desear. Su gran error fue prestarse al juego truculento de Mas. Por tropismo antiespañol, simplemente por eso. Independentista o no, un político ha de saber a qué juega y mantener la cabeza fría, y Junqueras no calculó. De surfear en la cresta de la ola ha pasado a ser el hombre que pudo reinar. Ahora vuelve a ser el masover que siempre fue. Mejor así o peor, no lo juzgo, simplemente describo.
Y seguimos mareando una perdiz que va a acabar como la vaquilla de Berlanga.

dimarts, 10 de setembre del 2013

EL RICTUS



¿Aquí quién manda? Es la pregunta que muy acertadamente se planteaba un veterano periodista el viernes en el programa de debate de Josep Cuní en la televisión de Javier el “Grande” (de España, claro) -léase “La Vanguardia” para lectores de fuera de Cataluña- a la vista del cúmulo de despropósitos en que incurrió el rey Arturo, máxima autoridad catalana, entre el jueves, con sus declaraciones sobre elecciones plebiscitarias para el 2016, y el viernes cuando fue a rendirle pleitesía a von Junker(as), a la sazón alcalde de la ilustre villa de Sant Vincenç dels Horts, para asegurarle que de aquello que se decía que había dicho, nada de nada, que no se le había entendido, que el iba a cumplir sus compromisos con los Junkers. Y aquí paz y allá gloria.



Pero la instantánea, esa inmobilización del tiempo en el espacio -que decia Lessing a propósito de la escultura- nos permite recoger expresiones y matices que sin duda vídeo pasaría por alto, parece decir otra cosa. Aunque sólo asomando el perfil, se percibe claramente en Mas un rictus de asqueo, una mueca de preocupación, de hartazgo de la resignación que violenta a la voluntad... ¿Cómo me he metido en este berengenal? Parece también estar preguntándose ¿Cómo voy a salir de él?



Es una instantánea mucho más que ilustrativa del día de rendimiento de pleitesía de un presidente de la Generalitat de Cataluña a un alcalde de pueblo. Es definitivamente significativa. A mí esta es la que me parece más trágica, y lo digo sin el menor asomo de sarcasmo.. Sólo recuerdo una foto similar, la del borrachín de Yeltsin marcándole con el dedo al infeliz de Gorbachov dónde tenía que firmar la disolución de la URSS.



Fíjense bien en la instantánea y en quién está robando pantalla a quién. No es un problema de mayor corpulencia física de uno frente a otro. No. Nada de eso. Es la expresión de Laoconte -a propósito de Lessing- preso de la serpiente que sabe que se lo va a tragar enterito y previo a la digestión, que será en el estómago y en vivo. Con una diferencia. Laoconte advirtió del peligro y por eso los dioses le enviaron la serpiente. Él , muy al contrario, sabe que a esa serpiente la alimentó él mismo irresponsablemente. Y ahora tal vez sea ya demasiado tarde. Moloch es insaciable y no se detiene ante nada.



Malos tiempos corren en Camelot. A lo mejor es que nunca fue Camelot. En realidad, tampoco Camelot fue nunca Camelot.

dijous, 27 de juny del 2013

QUO VADIS, JUNQUERAS?




Cual digno émulo de Arquímedes de Siracusa -"dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo, afirmó con motivo del descubrimiento de la palanca-, el ínclito Oriol Junqueras se descolgaba ayer con análoga petición: "dadme 68 diputados y proclamo la independencia". Pero lo de Arquímedes, hombre instruido donde los hubiera, era una metáfora; lo de Junqueras, no.

Porque vamos a ver, y dicho sea con absoluta independencia de la posición que uno pueda tener sobre este respecto, que por otra parte ya se ha manifestado aquí en otras ocasiones, lo cierto es que hemos de suponer que Junqueras se refiere a 68 diutados de ERC en el Parlamento catalán. Y afirmar que con ello declara la independencia se me antoja un ejercicio de irresponsabilidad política mayúsculo. Es más, impropio de alguien que, de disponer de dichos diputados y declarar la independencia, es de suponer que sería el primer mandatario de la nueva Cataluña independiente.

En el Parlamento catalán hay 135 diputados. 68 es exactamente la mitad más 1, y esto representa un 50,37% de la Cámara. A su vez, los restantes 67, cuya opinión no parece importarle a Junqueras, representan el 49.63%. Y la verdad, puede que 68 contra 67 sea una mayoría democrática suficiente para decidir sobre los temas que el Parlamento catalán tiene encomendados, pero para decisiones de tamaña trascendencia, se me antoja una mayoría muy exigua.

Pero es que además, el bueno de Junqueras parece soslayar también otro aspecto nada baladí, y es que con el sistema electoral actual, nada asegura que el porcentaje que estos 68 diputados representarían respecto al total de la cámara, se correspondiera con el de votos reales emitidos. Todo lo contrario. No sería la primera vez que el partido con más diputados en el Parlament no coincida con el que más votos obtuvo. Ocurrió en 1999, volvió a ocurrir en el 2003 y, sin ir más lejos, ocurre también en la actual legislatura: el propio Sr. Junqueras debería saber que su condiión de jefe de la oposición, el segundo partido con más diputados, no se corresponde con su posición en votos. El PSC le sacó 26583 votos. Ello no obstante, ERC obtuvo 21 diputados frente a los 20 del PSC.

Mucho cuidado pues con el farol de los 68 diputados, porque bien pudiera ser que, más aun si los restantes 67 correspondieran a distintas listas electorales, que esta exigua mayoría en el Parlament se correspondiera con una clara minoría en cuanto a votos. Ello no obstante, nada de esto parece ser óbice para que el Sr. Junqueras declarara la independenca de disponer de estos 68 diputados. Antes pedía un referéndum. Ahora le basta con 68 diputados... Y todo esto, la verdad, empieza a asustar. Porque cuando uno acaba creyéndose sus propios delirios, y todo indica que se los cree, tenemos un problema grave.

Vamos a dejar de lado los indudables escollos jurídicos que semejante declaración conllevaría, así como las reacciones que suscitaría -temas que, por cierto, tampoco parecen importarle al Sr. Junqueras- y centrémonos en el estricto tema de mayorías y minorías.

Una declaración de independencia es una decisión que compromete a toda la sociedad, presente y futura, y es de una envergadura tal que requiere de una mayoría social más que holgada. Pongamos desde un 60% hasta los 2/3 para empezar a hablar. En cambio, desde los supuestos de Junqueras, hoy serían 68 diputados frente a 67. Supongamos ahora que en la siguiente legislatura -nada es descartable desde supuestos delirantes como los suyos- esta correlación de diputados se invierte en sentido contrario y se vota la (re)integración a España. Con tan escasos márgenes como con los que trabaja Junqueras sería, cuando menos, una posibilidad a tener en cuenta.

¿Y qué haríamos entonces? ¿Votar la reintegración a España? ¿Avalaría el Sr. Junqueras que el mismo procedimiento que sirvió para largarse de España lo fuera también para volver a ella? Y eso suponiendo, claro, que España nos aceptara, que a lo mejor ni eso. ¿Estaría el Parlament votando en cada legislatura si vuelve o no según el partido politico que estuviera en el poder?

No, Sr. Junqueras, no. Ya está bien de necedades. No se puede jugar con los números ni aparentar mayorías que no lo son. Lo que usted está haciendo es incurrir en una iresponsabilidad que le descalifica. Y me temo que también en un desconocimiento de causa pavoroso, como si no tuviera ni idea de lo que se está trayendo entre manos. Estamos apañados.

dijous, 1 de novembre del 2012

JUNKERas & ANGELA


 
Oriol Junqueras -potser aviat haurem de posar von Junker(as) si segueix així d'embalat- ha afirmat que els seus postulats econòmics no són els propis de l'esquerra dogmàtica, sinó similars als d'Angela Merkel. Sí, ha dit «postulats». Hem de suposar que un polític de primera línia com ell, a més a més professor universitari, està al corrent del signifcat d'aquest terme; però si ho fem, aleshores hem de concloure que, o el pobre Junqueras s'ha fet un empatoll d'aquells d'embolica que fa fort, o fins ara ens havia estat colant gat per llebre. Una de dos.

Perquè això no és cosa de broma, no fotem. A veure. Que Frau Merkel sigui originària de l'antiga Alemanya Oriental, no vol dir que mai hagi estat ni comunista ni res per l'estil. Tot al contrari, era filla d'un pastor luterà tan furibundament dretanós com ella. Quan va tenir l'oportunitat, Merkel es va ficar a la CDU de Helmut Kohl, un partit demòcrata-cristià de dretes de tota la vida. I des que és al capdavant del partit i cancellera alemanya, s'ha caracteritzal per les seves veleitats neoliberals i desreguladores. I si encara no ha estat la Tatcher alemanya, no ha sigut pas per falta de ganes. A més, talment acabi sent la Tatcher europea. Si més no, en va pel camí.

Ara bé, que Frau Merkel sigui de dretes no és res que se li pugui retreure. Mai se n'ha estat de proclamar-ho públicament. Per tant, qui voti la CDU ja sap què està votant, llevat, és clar, que sigui un imbècil. Però... podem dir el mateix d'en Junqueras?

Hom diria més aviat que no. Perquè Junqueras pertany a un partit que es diu Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) i que es vanta de ser l'esquerra nacional(ista) catalana; una condició que la distingiria, no solament de la dreta, sinó també de la resta de l'esquerra que hi ha a Catalunya, categoritzada, des d'aquesta perspectiva, com a espanyola o espanyolista.  I si ara resulta que el màxim dirigent de l'esquerra nacional catalana ens diu que ell no és de l'esquerra dogmàtica, i per il·lustrar-nos sobre quin és el seu tipus d'esquerra "no dogmàtica", va i es despenja amb el model econòmic de la CDU de Merkel, aleshores no podem concloure sinó que, o bé aquest tio va molt, però que molt despistat, o bé la presència del terme "Esquerra" a les sigles d'ERC és un frau sense pal·liatius; un engany, vaja.

La veritat, he de confessar que des de sempre havia tingut les meves sospites sobre aquesta presumpta ideologia d'esquerres que les sigles ERC semblaven atribuir-li a aquest partit, si més no formalment. Ara em sorprèn que a ERC aquestes declaracions del seu màxim dirigent no hagin suscitat ni un sol comentari entre la militància. Que potser tan els hi fa ser d'esquerres com de dretes?
Em pensava que a ERC encara quedava gent que, per estrany que pugui semblar, estaven convençuts que eren d'esquerres. Ara veig que, si és que n'hi va haver alguna vegada, ja no n'hi queden...

dimarts, 30 d’octubre del 2012

DE PASCAL A ORIOL JUNQUERAS, PASANDO POR FICHTE



Lo decía Josep Borrell hoy -en un artículo que no puedo reproducir porque la edición digital es de pago- a propósito del debate sobre el independentismo y aludiendo a Cataluña y a Escocia: "Ya vale de decir las cosas como no son y de considerar amenazas explícitas como son". O lo que es lo mismo, basta ya de mentiras capciosas.

Para muestra un botón. En el mismo rotativo donde aparece el artículo -edición papel- pueden verse dos noticias contradictorias que hablan sobre lo mismo. En la primera, el máximo dirigente de ERC, Oriol Junqueras, asegura que sin el déficit fiscal, la Generalitat tendría el superávit más alto de Occidente. Por cierto, luego añade que sus postulados económicos son parecidos a los de Angela Merkel. ¿Y se dice de izquierdas? ¿Sabe este tío lo que está diciendo?. En fin, mejor dejar este tema para otra entrega. En la segunda noticia, el último fichaje del PSC afirma que la independencia de Cataluña traería 15 años de bache ecónomico. Quince, eso es ni catorce ni dieciséis, sino quince. Muy bien, entendido. Parece obvio que uno de los dos está mintiendo conscientemente, porque tanta discrepancia es imposible.

O quizás no. Quiero decir que acaso el que mienta no sea consciente del carácter mendaz de sus afirmaciones. En cualquier caso, si luego las previsiones no se cumplieren, siempre hubiere algo o alguien a quien cargarle el mochuelo. Eso no es problema. Como en aquella película del inspector Clousseau, que no quiere que la chica sea la asesina, y siempre encuentra algún argumento cogido con pinzas para exculparla ante sus superiores cada vez que aparece ella junto a un cadáver recién asesinado.

La voluntad (¿O los sentimientos?) frente a la razón. Decía Pascal que el corazón conoce razones que la razón ignora, y son las que mandan, hemos de suponer. Fichte, por su parte, considera la voluntad como génesis –la libertad de la voluntad- y el conocimiento –la razón- no es sino un momento necesario del despliege de esta voluntad, en la cual reside la decisión. ¿Para qué el conocimiento entonces? ¿Para qué la razón? Simplemente, para que podamos decidir libremente. O pensarnos que es así, que añadiría un psicoanalista.

No seguiré con Fichte, simplemente diré que la versión posmoderma -ergo, ramplona- de este planteamiento es que lo que yo quiero es lo que he de conseguir porque puedo construir la realidad a mi antojo, porque tan "verdad" es mi construcción como la del "otro", y la realidad que está allí estorbando en el supuesto de que lo que yo quiera no se le ajuste –no le esté adecuado, diría el viejo Aristóteles-, pues la tergiverso y punto ¿Acaso permitiré que unos asquerosos datos empíricos den al traste con mis voliciones? Ni hablar. Además, tanto unos como otros, están convencidos de que lo que dicen es, en cada caso, lo que sus respectivas parroquias quieren oir. Es como decidir qué es verdad por referendum.

¿Y lo que dice Borrel de “las cosas como son”? ¿Qué significa desde estos planteamientos? Nada, residuos de racionalismo insolente y antisentimental, presuntuoso y demodé; propio de trasnochados que no saben que la razón crea monstruos. Por lo visto, la sinrazón no los crea.
Y así nos va. Que Dios nos pille confesados.