Inglaterra intentó ocupar Cádiz, pero fracasaron a pesar de no haber prácticamente tropas para su defensa. Al año siguiente, en 1704, el almirante inglés George Rooke y el general austríaco Darmstad intentaron tomar Barcelona, pero fueron también rechazados por la coronela -nombre que recibía la milicia local-, sin que hubiera prácticamente tropas regulares españolas, ocupadas en rechazar una invasión por el valle del Tajo desde Portugal. Es en la ruta de regreso de su derrota en Barcelona cuando Rooke y Darmstad toman Gibraltar, con lo que los angloholandeses dispondrán desde entonces de una base para sus operaciones navales en el Mediterráneo.
El 15 de septiembre de 1705 los angloaustríacos consiguen tomar el castillo de Montjuic y desde allí bombardean Barcelona, que capitula el 9 de octubre. El 22 de este mismo mes entraba en Barcelona el archiduque Carlos, con el nombre de Carlos III, ayudado desde tierra por los vigatans, facción catalana que, poco antes, había optado por el Archiduque Carlos y a los que se llamaba así porque habían proclamado su manifiesto en la ciudad de Vic. Es entonces, y no antes, cuando tras ser tomada por las armas Barcelona y habiendo desembarcado en la ciudad el archiduque Carlos, Cataluña, Aragón y Valencia deciden optar abiertamente por el bando austracista en lo que se consideraba una guerra dinástica.
Poco antes de estos hechos, a principios de 1705, los ingleses habían intentado entrar en negociaciones con las autoridades catalanas para decantarlas hacia el bando austríaco. Al no conseguirlo, entraron en contacto con el grupo proaustracista de los vigatans, que subscribieron en nombre del Principado el pacto de Génova, comprometiéndose a defender la causa del archiduque Carlos.
Al morir el emperador de Austria, su hermano el archiduque pasaba a sucederle, y entonces Inglaterra, Portugal y Holanda le retiraron su apoyo para impedir una repetición del imperio de Carlos V, todo ello tras repartirse las posesiones españolas en Italia y Flandes, de acuerdo con Francia. El rumbo de la guerra, que había sido en principio favorable al bando austracista, se decantó inapelablemente del bando borbónico, ayudado por el ejército francés. Tras caer Aragón y Valencia, Cataluña resistió sola un tiempo, defendiendo a un rey que ya no quería serlo. Inglaterra se pasó por el arco de triunfo el pacto de Génova y dejó a Cataluña abandonada a su suerte. El resto, hasta la toma de Barcelona por las tropas del duque de Berwick el 11 de septiembre de 1714, es de sobras conocido.
¿Por qué se convirtió posteriormente en guerra de secesión lo que en realidad fue una guerra de sucesión entre dos dinastías que se disputaban los despojos del imperio español? No parece haber sido ajena a ello la actitud del propio Felipe V, personaje de perfiles esquizoides y que sufría frecuentes depresiones, al actuar él mismo con respecto a Cataluña como un territorio ocupado. Pero eso ya es otra historia...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada