¿Y SI HUBIERA HABIDO UN HUNLEY CATALÁN?
¿Qué hubiera pasado, decíamos, de haber habido un Hunley catalán? Vamos a imaginar, por un
momento, que un buen día se encuentran frente al puerto de Barcelona los restos de un
submarino-bañera propulsado a pedales y hundido por la flota borbónica durante el asedio y bloqueo de
Barcelona del año 1714. ¿Qué ocurriría?
Fácil de imaginar. Los gobiernos
españoles reaccionarían ignorando el tema y poniendo trabas al reflotamiento del trasto hundido, bajo cualquier pretexto, por fútil que fuera, con tal de evitar la recuperación de sus restos. ¿O alguien se imagina a la legión ataviada al caso con las
banderas austracistas y catalanas rindiendo honores militares a unos «protoseparatistas»?
Todo valdría a la hora de evitar que se saque a la superficie el cacharro de la
discordia; desde el ninguneo, hasta el menosprecío y la trivialización. Y desde luego, se le negarían los permisos para las batimetrías a la falucha fletada
por la Generalitat para la realización de las prospecciones.
Tampoco sería descartable que se organizaran apresuradamente unas maniobras aeronavales de la NATO y que una carga de profundidad, accidentalmente cargada y accidentalmente soltada, diera al traste con el malogrado hallazgo. Luego, se piden disculpas oficiales, se lamenta la perdida de la reliquia histórica y a otra cosa mariposa. Y la falucha de la Generalitat, por cierto, contratada con un presupuesto de portaviones por algún émulo de Millet metido a director general de exploraciones hidrográficas catalanas, para casa. Pero supongamos que no pasa esto o que, mientras tanto, se habla del tema.
TV3 se deleitaría convirtiendo el episodio en una continuación de la guerra de 1714, convertida por la historiografía local en una guerra entre Cataluña y España, cuando en realidad fue una confrontación dinástica entre Borbones y Habsburgos. Pero lo gracioso -es un decir- del caso, es que los "otros" actuarían en perfecta simetría.
Tampoco sería descartable que se organizaran apresuradamente unas maniobras aeronavales de la NATO y que una carga de profundidad, accidentalmente cargada y accidentalmente soltada, diera al traste con el malogrado hallazgo. Luego, se piden disculpas oficiales, se lamenta la perdida de la reliquia histórica y a otra cosa mariposa. Y la falucha de la Generalitat, por cierto, contratada con un presupuesto de portaviones por algún émulo de Millet metido a director general de exploraciones hidrográficas catalanas, para casa. Pero supongamos que no pasa esto o que, mientras tanto, se habla del tema.
TV3 se deleitaría convirtiendo el episodio en una continuación de la guerra de 1714, convertida por la historiografía local en una guerra entre Cataluña y España, cuando en realidad fue una confrontación dinástica entre Borbones y Habsburgos. Pero lo gracioso -es un decir- del caso, es que los "otros" actuarían en perfecta simetría.
Sería divertido. Aparecería tanto
en TV3 el submarino de marras que acabaríamos conociendo hasta las
verrugas de los tripulantes y se harían programas especiales sobre la farga en la cual se habría forjado el hierro
del submarino, con entrevistas incluidas al alcalde del pueblo, al mossèn parroquial y al
descendiente del antiguo dueño de la fundición casera. Habría profusión de Creus de Sant Jordi, algún cantautor compondría una melodía marinera en su
honor y algún serial de TV3 rodaría uno de sus episodios allí. Y en el desgraciado supuesto de que alguno de los tripulantes resultara ser castellano -hubo más de uno defendiendo Barcelona-, asistiríamos al espectáculo del alcalde correspondiente reclamando los restos de su hijo ilustre a los "catalanes" que lo tienen secuestrado y manipulado. Tampoco sería de descartar alguna manifestación multitudinaria encabezada por algún exministro y algún escritor chocho exigiendo la repatriación del ilustre fiambre.
Corrijo lo anterior. Si uno de los cadáveres fuera castellano, simplemente se le ningunearía desde todos los bandos en conflicto. Los unos por traidor; los otros porque rompe la armonía histórica de la confrontación territorial. El gran problema sería, no quiero ni pensarlo, que entre los tripulantes hubiera algún valenciano o algún aragonés, eventualidad si cabe aún más probable toda vez que tanto unos como otros estaban también en el bando austracista. ¿Y en qué lengua habrían hablado mientras se hubieran estado hundiendo? He ahí la cuestión clave.
Corrijo lo anterior. Si uno de los cadáveres fuera castellano, simplemente se le ningunearía desde todos los bandos en conflicto. Los unos por traidor; los otros porque rompe la armonía histórica de la confrontación territorial. El gran problema sería, no quiero ni pensarlo, que entre los tripulantes hubiera algún valenciano o algún aragonés, eventualidad si cabe aún más probable toda vez que tanto unos como otros estaban también en el bando austracista. ¿Y en qué lengua habrían hablado mientras se hubieran estado hundiendo? He ahí la cuestión clave.
De todas maneras, las reacciones variarían según el circo de que se tratara. En TVE, como mucho, aparecería algún reportaje en algún programa de
la 2 de estos que no ve ni la familia del realizador. En otras cadenas se organizarían debates a cargo de orates pontificando sobre lo que habían aprendido sobre submarinos el día anterior en wikipedia, lo cual no obstaría para que se produjeran ásperos y enconados enfrentamientos entre sesudos y sesudas tertulianos y tertulianas, profesionales y profesionalas, respectivamente...
Pero lo verdaderamente apasionante sería la reacción de la caverna mediática, donde le darían al tema el pábulo vesánico marca de la casa. Aparecerían todo tipo de «pruebas» empíricas acreditativas de que todo es un montaje del nacionalismo catalán con finalidades políticas inconfesables. Trucajes de vídeo y hasta puede que se insinuara que está detrás La Caixa o la pérfida Albión. Se aportarían burdas falsificaciones demostrativas de que en realidad la bañera era del bando de Felipe V o, en todo caso, inglesa, pero nunca, nunca, jamás de los jamases, catalana (Como aquel «patriota» español que prefirió ver "su" empresa en manos alemanas antes que catalanas. Sí, el exministro Pizarro) Todo ello, por supuesto, en medio de rebuznos furibundos y berridos vehementes. De verdad que sí, sería divertido.
Pero lo verdaderamente apasionante sería la reacción de la caverna mediática, donde le darían al tema el pábulo vesánico marca de la casa. Aparecerían todo tipo de «pruebas» empíricas acreditativas de que todo es un montaje del nacionalismo catalán con finalidades políticas inconfesables. Trucajes de vídeo y hasta puede que se insinuara que está detrás La Caixa o la pérfida Albión. Se aportarían burdas falsificaciones demostrativas de que en realidad la bañera era del bando de Felipe V o, en todo caso, inglesa, pero nunca, nunca, jamás de los jamases, catalana (Como aquel «patriota» español que prefirió ver "su" empresa en manos alemanas antes que catalanas. Sí, el exministro Pizarro) Todo ello, por supuesto, en medio de rebuznos furibundos y berridos vehementes. De verdad que sí, sería divertido.
En realidad, ya ha pasado algo
parecido, y con unos resultados y reacciones perfectamente acordes al pathos carpetovetónico. La ley de memoria histórica, por ejemplo, que acabó víctima del ultramontanismo de los unos y del sectarismo de los otros. Objeto
de todo tipo de críticas, desde las más cínicas hasta las más groseras, por
parte no sólo de la derecha montaraz y mediática, sino también de la presuntamente
civilizada. Y víctima del sectarismo de una pseudoizquierda
que la utilizó como subterfugio de su incompetencia política. Ahi siguen ausentes,sirva como ejemplo, de los museos militares españoles, los motivos y referentes del ejército republicano, o de los austracistas durante guerra de
Sucesión. No, no fue exactamente un submarino lo que se encontró, pero Lorca sigue allí donde lo asesinaron. Como tantos otros.
Bien pensado, mejor que no aparezca ningún Hunley catalán ni castellano ni nada. Si
acaso apareciere alguno, por Dios que fuere francés o inglés. Ya se sabe ¡que
inventen ellos!
Enhorabuena, de nuevo, Xavier: la trilogía es una verdadera joya. Lo mejor, por supuesto, el final (que siempre es lo más difícil). Un saludo.
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