dissabte, 1 de setembre del 2012

SOSPECHOSO nº 1: MONTPENSIER: A vueltas con la muerte de Prim(VI)


ANTONIO Mª DE ORLEANS, DUQUE DE MONTPENSIER

Antonio Mª de Orleans, duque de Montpensier, era hijo de Luis Felipe de Orleans -rey de Francia entre 1830 y 1848-. Casado desde 1846 con la infanta Luisa Fernanda, hermana de Isabel II, sus supuestas ideas liberales le distanciaron y enemistaron con su cuñada, contra la cual se dedicó a conspirar. Sus aspiraciones a convertirse en rey de España no eran ningún secreto para nadie. Se basaban en su matrimonio con la hermana de Isabel II y pasaban, necesariamente, por el derrocamiento de ésta.
Montpensier había colaborado ocasionalmente con Prim y contribuyó económicamente a financiar la revolución de La Gloriosa que, en 1868, envió a Isabel II al exilio. La financiación la llevó  cabo con la hipoteca del palacio y dos fincas de San Lúcar, por cinco millones y medio de pesetas -una autèntica fortuna en la época-, con la banca Coutts y la Compañía de Londres. La hipoteca se levantó diez años después, al 5% de interés.  No parece, en cualquier caso, que sus aportaciones a la revolución fueran tan cuantiosas ni por asomo, lo cual hace suponer que este dinero lo destinó más bien a financiar su "campaña" al trono español. Galdós nos da en sus Episodios (La de los tristes destinos) un apunte interesante: después del pronunciamiento de Prim y Topete, Montpensier envía al ejército de Serrano, ya en Alcolea, una recua de mulas con aprovisionamientos y pertrechos para el ejército sublevado. Serrano rechaza el ofrecimiento y lo envía de vuelta. Un dato interesante, como tantos otros que Galdós deja caer de vez en cuando, como si nada,  que ya iremos comentando.

Sus expectativas de acceder a la corona española se habrían visto frustradas al optar Prim por la búsqueda de un rey en el extranjero. Según esta versión, y siendo Prim el obstáculo que se interponía entre el trono español y el duque, éste habría organizado y financiado el atentado que acabó con el general reusense.
Ahora bien, si a la vista de los hechos posteriores -ni remotamente prosperó la candidatura de Montpensier al trono- queremos entender la actitud de Montpensier sólo en el terreno de la estricta venganza por las expectativas frustradas, el argumento podría valer. Su secretario personal, Solís y Campuzano, parece haber estado implicado en la contratación de sicarios relacionados con el atentado.
Pero si somos de la opinión que un atentado de tal magnitud no proviene de un calentón, sino de un cálculo frío y con la intención de obtener algún objetivo acorde a lo arriesgado, lo cierto es que, entonces, hay aquí algo que no encaja. Porque Montpensier sabía desde mucho antes que no podría ser rey de España. Un lance absurdo, con resultado de muerte, había truncado de cuajo sus aspiraciones al trono. El fallecido era Don Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias -hermano del rey consorte, Francisco de Asís-, al cual mató en duelo a pistola de un balazo. Desde entonces, sus posibilidades de convertirse en rey eran prácticamente nulas. El escándalo que esta muerte había generado, no sólo en España, sino sobre todo en las cancillerías europeas, fue mayúsculo.
También, más prosaicamente, Napoleón III había vetado expresa y explícitamente el acceso de cualquier Orleans al trono de España. Gibson apunta en su obra la posibilidad de que en algún momento, Prim hubiera pensado en Montpensier como futuro rey -lo pone en boca de Solís, secretario del duque-, idea que habría abandonado por completo tras el incidente del duelo.
La pregunta sería entonces: Si tantas pistas llevan hasta Montpensier, y él sabía que no iba a ser rey de España en ningún caso ¿qué obtenía con la muerte de Prim en la cual tanto empeño puso y por la cual tanto habría arriesgado?  
No parece, en cualquier caso, que obtuviera gran cosa. Exiliado por el tema del duelo y también por su presunta relación con el asesinato de Prim, no pudo regresar a España hasta un año después de la proclamación de Alfonso XII, en 1876, tras una fría y distante reconciliación con la familia real, que no había suavizado ni el matrimonio de Alfonso XII con su hija, la malograda María de las Mercedes. Murió en su finca de San Lúcar de Barrameda, de un ataque de apoplejía que le sobrevino, al parecer, mientras estaba cazando patos. Corría el año 1890. Habían pasado 20 desde la muerte de Prim.
Pero si como parece irrefutable, tantas pistas nos llevan hasta él como inductor de la muerte de Prim, que habría urdido aun a sabiendas de que nunca iba a ser rey de España, tal vez podríamos preguntarnos ¿A quién, entonces, servía Montpensier? O acaso también ¿Quién engañó al duque? Si tenía algún secreto, se lo llevó con él a la tumba. 

2 comentaris:

  1. "MONTPENSIER. BIOGRAFÍA DE UNA OBSESIÓN" de José Carlos García Rodríguez
    Editorial Almuzara
    Publicación: 06/03/2015
    Páginas: 400
    Edición ilustrada
    Tamaño: 16,00 x 24,00 cm
    Encuadernación: rústica con solapas
    ISBN: 9788416392001
    IBIC: BG
    Colección: Memorias y biografías
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