La
atribución a una trama cubana del complot que urdió y financió la muerte de
Prim tiene dos versiones. La primera apuntaría hacia los negreros
hispano-cubanos, la segunda a los independentistas cubanos. Incluso una tercera pone a Cuba como responsable indirecta de la muerte de Prim.
La
trama de los negreros se basaría en las intenciones de Prim de abolir la
esclavitud, por entonces todavía legal en la isla. Desde el punto de vista
económico, y teniendo en cuenta la inmensa cantidad de dinero que corrió en
relación a su asesinato, tal vez sí que los negreros cubanos tenían capacidad
para acometer la empresa de quitar de en medio a Prim. Pero no parece que
tuvieran ni infraestructura ni capacidad para incidir en una conspiración de
estado como la que parece que se dio, ni tampoco, por otra parte, la voluntad
de Prim de abolir la esclavitud era una originalidad personal suya.
La
esclavitud tenía los días contados desde que en Estados Unidos el Sur había
perdido la guerra civil. También las presiones de Inglaterra y otras potencias
europeas era cada vez mayor. Si no era Prim, iba a ser cualquier otro, como efectivamente
fue, eso sí, más tarde, en la década de los ochenta.
Una
última cuestión sobre el tema de los negreros cubanos. En aquellos tiempos, el
oficio de negrero era más bien vergonzoso y, sobre todo, peligroso. Si algún
barco inglés o americano capturaba al barco negrero, éste lo pasaba mal… En
definitiva, y fueran cuales fueran los sentimientos que los negreros pudieran
albergar hacia Prim, no parece que tuvieran, ni por asomo, la capacidad ni la infraestructura
necesarias como para llevar a cabo una trama como la que acabó con el de Reus.
La
segunda versión refiere a los independentistas cubanos. Según esto, Prim habría
dado pábulo a los movimientos de emancipación cubanos con la finalidad de
favorecer una cierta autonomía de la isla, pero al ver que optaban por la
independencia les habría dejado de lado. Despechados éstos, habrían tramado su
muerte. Es una versión que no se sostiene, se mire por donde se mire: los independentistas cubanos carecían de infraestructura más allá de la propia Cuba, y no podían plantearse de ninguna manera el asesinato de Prim en Madrid.
La tercera vendría dada por la reacción negativa de ciertos sectores poderosos en España ante la presunta disposición de Prim a vender Cuba a los americanos. Es verdad que Prim había postulado una autonomía política para la isla, y hasta que había considerado su venta a los Estados Unidos. En cualquier caso, el modelo de Prim pasaba por convertir Cuba en una especie de Canadá español, no a una abierta independencia. Y tampoco era el único en pensar así: Serrano era de la misma opinión.
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