JOSÉ PAÚL Y ANGULO
De
José Paúl y Angulo se pueden decir muchas cosas, pero de la mayoría de ellas nunca
sabremos si son ciertas, si sólo lo son en parte o si son completamente falsas.
Una biografía truculenta, repleta de claroscuros y propicia a la fabulación,
que no parecería en principio la destinada al hijo de unos ricos comerciantes
bodegueros de Jerez de la Frontera.
En
uno de sus viajes de negocios a Inglaterra conoció a Prim en Londres. Parece
que desde un primer momento le cautivó su personalidad y empezó a colaborar con
él. Su actividad comercial facilitaba sus tareas conspirativas en la medida que
sus viajes no despertaban sospechas. Durante "La Gloriosa" tuvo un
importante protagonismo en la organización
de los comités revolucionarios de su Jerez natal, del Puerto de Santa
María y otras localidades de la misma región. Al parecer, intentó por todos los
medios darle a «La Gloriosa» un protagonismo civil que la separara de la típica
asonada militar del XIX. Colaboró estrechamente con Prim y debió de tener un
papel muy activo en la organización de su viaje de regreso a España. Galdós le
sitúa a bordo de la fragata «Zaragoza», junto a Prim y Topete.
Elegido
diputado por Jerez, se adscribió al partido republicano de los Figueras, Pi i
Margall y Castelar. Muy pronto se adscribió al sector más radical. Aun así, durante
el primer año tuvo un papel más bien discreto y de exquisito respeto
institucional. Decepcionado por la constitución monárquica del 69, que
consideró una traición en toda regla a la revolución, participó en la
insurrección federalista, tras cuyo fracaso hubo de exiliarse. De regreso al
poco tiempo, gracias a la amnistía promulgada, se caracterizó por su
radicalismo, tanto en las formas como en el fondo. Desde la redacción de la revista «El Combate»,
sus llamadas a la revolución y sus continuos insultos y amenazas a los
dirigentes del momento, muy especialmente a Prim, le granjearon problemas hasta
el punto de quedar aislado, él y su reducido grupo, del partido republicano, a cuyos
dirigentes consideraba también traidores a la causa.
Se
cuenta que la misma noche del 27 de diciembre de 1870, cuando Prim salía de las
Cortes y se topó con Paúl calentándose ante una estufa, el de Reus le propuso irónicamente
viajar a Cartagena para recibir al nuevo rey, Amadeo I, a lo que le replicó con
esta frase: "general, a todo cerdo
le llega su San Martín". Poco después, y tras intercambiar impresiones
con otros diputados, Prim salió por última vez del Parlamento y se dirigió
hacia su destino en la calle del Turco.
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