dimarts, 23 de febrer del 2016
Y mañana, presentación de "Contra la nueva Educación"
Pues eso. Mañana a las 19h, en La Casa del Llibre de Rambla Catalunyala presentación del más que recomendable libro de Alberto, compañero de fatigas sindicales y amigo. Con la presentación a cargo de Gregorio Luri. Todo un lujo. Allí estaremos.
¿Dónde está Salomón?
La leyenda de Salomón
arbitrando sabiamente entre las dos supuestas madres que se disputan al hijo,
no es un hecho, sino una metáfora. Y no sólo porque lo más probable es que
Salomón jamás existiera, sino porque incluso de haber existido y protagonizado el hecho
que la Biblia le atribuye, seguiría siendo una metáfora. Lo significativo no es
la sentencia del rey, sino el escenario en que la pronuncia.
Como es sabido, se le
presentaron al rey Salomón dos madres, probablemente prostitutas, uno de cuyos
hijos, recién nacidos ambos, había amanecido muerto. Las dos reclamaban al vivo como
propio. Ante tal dilema, y siendo imposible determinar cuál era la verdadera
madre, Salomón resolvió que el guardia partiera al niño vivo en dos, y medio
fiambre para cada una. Una solución drástica, pero ciertamente equitativa. Entonces, una de
las dos madres estalló en sollozos, admitió no ser la verdadera y rogó al
rey que no matara al niño, dando por bueno que se lo quedara su rival. A la otra le pareció
bien la idea. Y entonces se manifiesta la sabiduría de Salomón, que entregó
el niño a la suplicante, porque sólo una verdadera madre preferirá que su hijo siga
vivo, aun apartado de ella, que muerto a su lado.
Lo significativo de este
relato no es la posición del juez, sino la de las dos presuntas madres
litigantes. Para que el juicio de Salomón sea acertado, ha de haber
necesariamente una madre verdadera y otra falsa. De no ser así, de haberse
tratado, por ejemplo, de una disputa entre dos falsas madres, no es
descabellado pensar que el niño hubiera acabado descuartizado, y que Salomón,
en lugar de por su sabiduría al saber tensar la cuerda hasta el límite, hubiera
pasado a la historia por su displicente frivolidad. Acertó porque una era la madre
verdadera.
Pero no siempre es así. No lo es cuando las circunstancias sobre las cuales se
configura el conflicto de intereses son otras.
Estas divagaciones sobre el
conocido episodio bíblico, me las evocó la reciente lectura de un artículo de
Antoni Puigverd, que me pareció particularmente acertado e incisivo. Y me ratifica
en mis vagas conclusiones esta noticia de hoy; unas declaraciones del actual
presidente de la Generalitat. Una más
de tantas, pero puesta en relación con lo anterior, no sé… se me antoja
reveladora.
No se trata ciertamente, aunque
también, de que por aquí no abunde el talento de Salomón. No. Por lo que uno se
pregunta es más bien por la autenticidad de las supuestas madres en disputa que
se arrogan la representación en exclusiva de la sociedad catalana en el caso
del «procés». No veo a ninguna que,
para salvar al hijo, esté dispuesta a cederlo. Más bien se diría que lo que
prima por ambos lados, llegado el caso, es el tan hispánico «la maté porque era mía».
Los unos están
irremediablemente determinados al todo o nada. Y no parece que les pase por la
cabeza quedarse en el «nada». El independentismo, en su mérito hay que
reconocerlo, ha conseguido construir en Cataluña una copia real del cuento de
Andersen –y del infante Juan Manuel- que nos hablaba del vestido nuevo del
emperador que iba desnudo. Aquí ya ni los niños se atreven siquiera a
insinuarlo, pobrecillos. Se ha proyectado una realidad virtual que oculta la
cruda realidad: ni en Europa, ni en el Imperio, ni en ninguna parte existe el
menor apoyo a la independencia de Cataluña. Y ello sin entrar en las razones que
fundamentan la propuesta independentista, ni en la cuestionable verosimilitud
de la Ítaca prometida. Es una ficción para consumo interno de los
adeptos. Pero ahí siguen, empecinados en confundir con molinos de viento a los
gigantes, al revés que el Quijote. Tampoco pueden echar ahora el freno de mano.
Los devorarían los mismos que han creado y aupado. Es la maldición del teorema
de Thomas: si la gente considera unas cosas como reales (aunque sean ficciones),
éstas devienen reales en sus consecuencias. Sólo que a nadie parecen importarle
estas consecuencias; es el precio de la «desconexión».
Los otros, a su vez, siguen
obstinadamente negándose a entender que estamos ante un problema que no se
puede resolver como creen haberlo resuelto en anteriores ocasiones, y que no vale decir que hasta ahora todo fue muy bien. Tampoco
parece que les importe demasiado qué le pueda acabar ocurriendo al niño. Un
niño al que dicen querer, sin que ello haya sido nunca óbice como para que no
hayan alentado contra él las más bajas y groseras pasiones. No saben, o parecen
no saber, que se les está impeliendo a cometer el tenísticamente fatal error
forzado, que a lo mejor no decide el partido, pero sí el primer set. Un error forzado que abriría un panorama de incertidumbre en el cual
sí cabría, como posibilidad, la que llevan acariciando desde hace tiempo los
estrategas del independentismo: que el referéndum acabara organizándolo la ONU,
con los cascos azules vigilando los colegios electorales. Remota posibilidad,
sí, pero la única que tiene el independentismo de ganarlo. Y para ello no
dudarán en forzar la situación hasta más allá del límite, tensando la cuerda
hasta que se rompa.
Y hay algo todavía peor,
para mayor desesperanza: aquí todo el mundo se arroga desvergonzadamente a la
vez el papel de juez y parte. Único juez y única parte. Pero, ¿Alguien piensa
en el niño? ¿Alguien piensa en Cataluña? ¿Y dónde está Salomón?
dissabte, 20 de febrer del 2016
Umberto Eco: ora ocurrente, ora genial
Se nos ha ido un referente que
nunca dejará de serlo. Confieso no haber leído Apocalípticos e integrados, su ensayo más famoso. Una obra que, de
tanto que dio a hablar, hasta a veces puede uno tener la falsa impresión de
haberla leído. Sí leí otra menos conocida, Kant
y el ornitorrinco, una compilación justificada, según el propio Eco, a
partir de la respuesta a la pregunta ¿qué tienen en común Kant y un ornitorrinco?
Nada.
El Artículo completo aquí
divendres, 19 de febrer del 2016
Eternidades recurrentes
¡Que no gobierne Podemos! es el
mantra. Seguimos con la España y la anti-España. El nacionalismo centrífugo
dejó su impronta en los centrípetos. Hoy, igual que hay buenos españoles y
anti-españoles, hay buenos catalanes y botiflers,
como hay, simplemente, vascos y maketos
–una diferenciación para otro momento-. Hasta en territorios de lo más
destacados por su histórica endeblez reivindicativa, el esquema se reproduce y
recorre todos los tópicos habidos y por haber de la España y la anti-España. Algo,
por cierto, inédito en cualesquiera otros pagos –legados coloniales aparte-,
tanto centrípeta como centrífugamente.
Puede que Podemos sea una
heteróclita masa en la cual hay mucho ignaro chabacano mandando, y acaso muchos más aspirando.
No diré que no. Pero de ahí a que se levanten todas las alarmas de ciertos
pudientes y pudorosos sectores, moralmente hablando nada edificantes, ante la quimérica posibilidad de que accedieran
al gobierno, lo único que esto muestra, y demuestra, es que aquí el problema no
fue la Guerra Civil –acaso sólo un epifenómeno- sino algo mucho más arraigado.
Sin ir más lejos, allende los
Pirineos –Francia- han tenido más guerras civiles que aquende. Pero eso sí,
serias y de verdad; por eso luego las superaron… hasta la siguiente. Aquí más
bien algaradas; por eso no hemos superado nada… pensando en la anterior todos;
los que lo reconocen y los que no. Francia ya tuvo la Fronda a mediados del
XVII –y podríamos remontarnos a mucho más atrás-. Por entonces, acá no hacía ni
falta lo del viva las caenas, las
llevaban quienes las habían de llevar, tan bien enjaezadas que ni las notaban.
Fue cuando se percataron de su falta que protestaron… para que se las pusieran
de nuevo. Y lo siguen haciendo.
El espectáculo de la
investidura al que estamos asistiendo los ciudadanos, los críticos y los
acríticos, es tan absolutamente grotesco que, la verdad, por repetitivo, ya
cansa. Cuando ya nadie sepa qué es un estadista, pasará desapercibido. Es que
no los hay, claro.
Otra piedra de toque para
futuros (nada financieramente especulativos), es lo del TC y el ministerio de
asuntos exteriores del ciudadano Romeva. Ahí se juega una partida. Ajedrecísticamente
hablando, y postureos aparte, hasta ahora fue juego posicional, conservador, a
asegurar; ahora empezará el combinativo. En las acciones y en sus consecuencias
lo veremos. Dentro de poco…
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Ficciones delirantes,
Mundanidades
dijous, 18 de febrer del 2016
Pla, en gris
Dos reflexiones del viejo
zorro socarrón que fue Josep Pla, en el Quadern
Gris, que invitan a la reflexión:
-La
vostra lluita fou contra els carques i la gent de dreta…
-És
clar –em respon-. Són els que tenen la terra. Però tinc la impressió que, si la
lluita s’hagues entaulat contra la gent d’esquerra, la situació hauria estat
igual.
-Vols
dir?
-Naturalment.
Pensa que el que s’assembla més a un home d’esquerra, en aquest país, és un
home de dreta. Són iguals, intercanviables, han mamat la mateixa llet. Però,
¿és que podria ésser diferent? No en dubtis: aquesta divisió és inservible.
-Però
que potser hi ha alguna altra divisió?
-Crec
que sí. Al meu entendre hi ha una divisió molt més profunda i exacta que
aquesta. La que s’estableix entre persones intel·ligents i purs idiotes, entre
bones persones i malp…
-------------------------------------------------
Què
hem de fer? ¿Què és més adequat i plausible, el vos populi, vox Dei, o el vox
populi, vox stultorum?
dimarts, 16 de febrer del 2016
Guripas desencadenados
El concejal de seguridad del
Ayuntamiento de Madrid y el director de la policía municipal, han tenido que refugiarse hoy en un bar huyendo de la turba de agraviados guripas que los acosaban
poniendo en peligro evidente su integridad física. La caterva de escrachers estaba formada por policías municipales concentrados –ignoro si
legalmente o no-, que protestaban contra la decisión de suprimir unas unidades
antidisturbios de dicho cuerpo de policía municipal.
En el transcurso de estos
incidentes, uno de los guardianes del orden –imagino que fuera de servicio-
zarandeó a una periodista que estaba filmando con el móvil la escena de la
persecución –en el mejor estilo de los linchamientos del Far West-, le arrebató
el terminal y lo rompió. Mientras tanto, los colegas de los manifestantes que
estaban de servicio y uniformados, aplaudían a estos vándalos enseñoreados de
la calle que les corresponde proteger.
Ignoro si la disolución
de estas unidades centrales de seguridad es procedente o no. Ahora bien, si los
energúmenos que aparecían hoy en la concentración y amago de linchamiento, son
los miembros de dicho cuerpo, entonces su disolución está plenamente
justificada. Y la apertura de los correspondientes expedientes disciplinarios, también. Entre otras razones, porque todo apunta a que los métodos de que
deben servirse cuando están de servicio, serán sin duda los mismos que hoy
estaban poniendo en práctica.
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Perfiles inquietantes
Una sinécdoque canallesca
Un rotativo sensacionalista ha
tenido a bien poner en marcha una plataforma digital de denuncia de abusos
sexuales a menores por parte de sus maestros o profesores. Un iniciativa aparentemente
encomiable, que a uno, sin embargo, se le antoja más bien un acto repugnantemente
demagógico. ¿Por qué iba a tener más miedo alguien de ir a la policía que de
denunciar anónimamente su caso en la prensa basura? Además, ¿se hace cargo el
tabloide de marras de la cantidad de denuncias falsas que, inspiradas por otros
designios, pueden llegar a aparecer? ¿Y de sus eventuales consecuencias?
Según las fuentes policiales,
el 80% de los abusos sexuales a menores se producen en su entorno familiar más
inmediato. ¿Por qué, entonces, no se promueve también una plataforma de
denuncia similar en la cual parientes próximos a la víctima puedan verter sus
sospechas o acusaciones contra sus presuntos familiares pederastas? ¿No vende?
El diccionario de la RAE nos
ilustra sobre el significado del término sinécdoque: designación de una cosa con el nombre de otra, similar a la metonimia,
aplicando a un todo el nombre de una de sus partes, o viceversa, a un género el
de una especie, o al contrario, a una cosa el de la materia que está formada,
etc., (…) Estamos ante el pars pro toto (tomar una parte por el
todo), o también, el totum pro parte (utilización
del todo para describir a una parte). Que sea una figura retórica no quita, ni
mucho menos, que pueda ser susceptible de utilización tendenciosa y con
finalidades sañudamente inconfesables. Y esto es precisamente a lo que se nos
está induciendo: a una sinécdoque en la cual el todo, los docentes, empieza a
verse colectivamente bajo sospecha de pederastia.
No hace mucho denunciaba en
este blog la apresurada medida consistente en requerir un certificado
acreditativo de la condición de no-delincuente sexual a todos los docentes del
país. Lo de apresurada, porque todavía no estaba en funcionamiento el registro
de delincuentes sexuales previsto por la ley. De ahí que tanta urgencia
pareciera sospechosa.
Porque ni se había producido
incremento alguno que hubiera generado la justificada alarma social, ni era el
de los docentes un colectivo especialmente aquejado de tan nefanda práctica. Se
me ocurren muchas otras instituciones y profesiones, por otro lado bien
conocidas, bastante más susceptibles –los hechos cantan- de ponerse bajo
sospecha. Por ello, tanta precipitación parecía subrepticiamente encaminada
hacia objetivos ajenos a los explícitamente anunciados en el texto de la Ley. Y
sugería un eslabón más en la campaña de desprestigio y culpabilización que,
desde hace tiempo, tiene por objeto a la profesión docente.
Así que… ¿Qué quieren que les
diga del escándalo del colegio de los Maristas de Sants-Les Corts, en
Barcelona? ¿Se ha destapado precisamente ahora de forma accidental? Pues no sé,
la verdad, y dicho sea sin dudar en absoluto de la presunta veracidad de los
aberrantes hechos que se están denunciando años después de que ocurrieran,
incluido el de una actual profesora del
centro, que ahora se ha «acordado» de los abusos que sufrió durante su etapa
como alumna en tan digna institución; y que luego como profesora debió convivir
con los que se seguían perpetrando.
Porque la verdad, a juzgar por
lo que se sabe hasta ahora, a las acusaciones de pederastia habría que
añadir sin duda la de pertenencia a banda organizada. También podríamos
preguntarnos qué hizo en su momento la inspección educativa, o si los
conciertos económicos se reparten en los centros religiosos tan próvida como indiscriminadamente, sin control alguno. De acuerdo que
frente a una mafia organizada, el miedo lleva al silencio, nada más cierto. Pero
estamos hablando de delitos cometidos hace entre diez y veinte años, de modo
que sin una cobertura de amplias complicidades y tácitas aquiescencias, lo del
miedo no serviría del todo. ¿Por qué el primer padre denunciante de los abusos
a que fue sometido su hijo esperó tanto tiempo? La verdad, no tratándose de
casos aislados, no puede entenderse a menos que estemos delante de algo
tácitamente consentido desde una omertá que
iría mucho más allá de los tres o cuatro degenerados implicados por ahora.
Podríamos preguntarnos todo
esto y muchas cosas más. Y podrían preguntárselo también los medios que ahora
mismo arremeten contra todo el gremio docente, poniéndolo bajo sospecha por
unos hechos ocurridos hace años en un «modélico» colegio religioso
subvencionado por una Administración pública que ha apostado por ellos, que no
se enteró de nada y que siguió «pagando».
Pero ahora somos todos los docentes
los que estamos bajo sospecha por culpa de unos pocos degenerados. Así lo
entiende al menos este tabloide que, en su demagógica y sensacionalista línea,
ha hecho de su capa un sayo y promueve la denuncia pública.
Lo dicho, una sinécdoque
canallesca. dimecres, 10 de febrer del 2016
Titiritero: ¡Cuidado con lo que dices!
Pues verán, oigan, no es que a
uno le parezca demasiado idóneo que en una representación para niños se viole a
una monja, se mate a un policía y se profieran vivas a Al Quaeda y a ETA. Sin
duda alguna es una grosería más bien zafia. Claro que, bien mirado, tampoco
parece muy edificante que a esos mismos niños se les describa, con todo lujo de
detalles, como se azota a un tipo atado con alambres de espino y luego se le
hace cargar con una cruz de la cual le cuelgan hasta que, con todos los huesos
descoyuntados, se muera.
Afortunadamente, parece que ya
se están tomando las medidas oportunas para evitar este tipo de desafueros.
Según tengo entendido, circulan por ahí versiones de Bambi en que no matan a la
madre, y de Caperucita en que el lobo no se come a la abuelita. Ignoro si hay
alguna versión de los tres cerditos en que sean los dos marranos zotes los que
salvan al hermanito sabio. También, nada es poco y no nos ha de temblar el
pulso si de preservar las buenas costumbres y la proverbial inocencia infantil
se trata, los titiriteros del policía han dado con sus huesos en la cárcel:
prisión incondicional por apología del terrorismo, a la espera de que Sus
Señorías, sin prisas, den con la figura jurídica que los cruja debidamente para
escarnio público. Con los del tipo crucificado, de momento, nada…
Y no es tampoco que uno sea un
quisquilloso, ni que se la coja ahora con papel de fumar o les haya tomado
cariño a estos titiriteros que, según dicen acreditar, representaban ni más ni
menos que una metáfora para niños de «Crimen
y Castigo», de un tal Fiódor
Dostoievski. Una obscura obra de la cual, por otro lado, ya se encarga
nuestro sistema educativo de que los niños no tengan noticia en toda su vida
escolar. Así que nada que objetar al irreprochable proceder de la Audiencia
Nacional enchironando a los titiriteros, que para eso está. Mala gente y de
peor vivir, los titiriteros, siempre de feria en feria, que decía la canción.
Pero clama al cielo que
mientras este par de mataos están en
la cárcel, el ciudadano Rus se libre de ella pagando la fianza con dos millones
robados, y encima se permita amenazar públicamente a un yayoflauta, que le
espetó su condición de ladrón, con un chulescamente amenazador «cuidado con lo que dices»; o que Rato,
Pujol, el matrimonio Urdangarín & Borbón y tantos otros, estén en la calle
campando a su anchas. Esto sí que es una escabrosidad y un mal ejemplo para la
infancia; y para la sociedad en general. Es, sin más, una obscenidad.
Hace ahora unos cuarenta años,
Boadella y Els Juglars estrenaron La Torna. Se representaba un consejo de
guerra compuesto por militares borrachos, corruptos y degenerados, que condenaba
a muerte a un retrasado mental. Estaba inspirada en hechos reales, los que
llevaron a la ejecución de Heinz Chez, el mismo día en que le dieron garrote a
Puig Antich. Muchos consideraron la obra de muy mal gusto e insultante hacia el
estamento militar. Así lo entendió también dicho gremio, que encarceló y
sometió a consejo de guerra al director de la obra, Albert Boadella, y al resto
de actores que participaban en ella. Un atropello que suscitó, como reacción, la
campaña en favor de los Joglars y de la
libertad de expresión.
Diríase que se está repitiendo
la historia; como siempre, en forma de parodia. No tengo demasiadas dudas sobre
el carácter grosero, soez y ramplón de la representación de este par de
titiriteros contratados por el Ayuntamiento de Madrid para amenizar los
carnavales de la ciudadanía del Foro. Y tampoco tengo la menor duda sobre la
naturaleza originariamente pecaminosa y procaz de la fiesta de Carnaval, en
principio no apta para niños, por más que los adultos se empeñen en
disfrazarlos mojigatamente para redimir metafóricamente sus pecados y sus
frustraciones. Pero, la verdad, meterlos en prisión incondicional, por más
zarrapastrosos que puedan ser, me parece propio de una sociedad esquizofrénica
y peligrosamente desequilibrada.
Porque, no nos engañemos. No
está bien, no está nada bien, que se representen funciones en las que se
profieran vivas a ETA y a Al Quaeda, se violen monjas y se maten policías.
Claro que habría que ver también el contexto –Carnaval incluido-, porque si no,
entonces, como mínimo la mitad de productos de Hollywood tendrían que
prohibirse, o como se hizo en su momento con Mogambo, cambiar la trama en el doblaje –con tanto acierto que convirtieron un adulterio en un
incesto-. No, sin duda alguna no está bien.
Pero tampoco está bien que a
unos pobres diablos se les caiga el pelo, mientras que notorios delincuentes
pagan su fianza con el mismo dinero que han robado. Lo dicho, una obscenidad. Porque a uno le
parece tan obsceno que, en una representación, unos cenutrios maten a un
policía, como que en otra un monarca –en su primer acto público como Felipe
VI- inaugure en pleno centro de Madrid un monumento a policías homenajeados
póstumamente, con una lista encabezada por el execrable Melitón Manzanas, un
conspicuo colaborador de las SS y la Gestapo, asesino, torturador e inspector
de policía durante la dictadura franquista. Hasta que lo mató ETA, razón por la cual encabeza la lista. En mi opinión, una representación
tan repugnante, la del monarca, como la de los titiriteros encarcelados.
Porque todo esto clama
al cielo. Y entonces acaso pueda alguno decir lo que el Tenorio: Clamé al cielo, y no me oyó. Mas, si sus
puertas me cierra, de mis pasos en la Tierra responda el cielo, no yo. Más prosaicamente: ¿Por qué tú sí y yo no?.
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dissabte, 6 de febrer del 2016
Marx sobre Palmerston
Decía Marx sobre Lord
Palmerston, que había “… tenido
éxito en lo cómico como en lo heroico, en la tragedia como en la farsa; si no
es un buen gobernante, al menos es un buen actor”.
Visto lo visto, no cabe duda
de que el inefable Henry John Temple (1784-1865), tercer vizconde de Palmerston y Primer Ministro de Gran Bretaña en dos ocasiones, marcó «tendencia». Sólo que a nuestros políticos se
les nota todavía mucho que sobreactúan, y esto no es ser un buen actor; deberán mejorar.
Es lo malo que tiene
olvidar a Marx, que entonces se sigue imitando a Palmerston, pero sin saberlo.
dimarts, 2 de febrer del 2016
Educación: decálogo sobre lo que nunca debe decirse
1.- Algunos
padres deberían tomar en consideración la posibilidad de que su hijo acaso no
sea el superdotado que imaginan. A muchos les ocurre con los resultados
escolares de sus hijos lo que a aquel matrimonio que, operado él de cirugía
estética en las orejas, y ella de la nariz, no entendieron que el hijo les
saliera narizotas y con orejas de soplillo.
2.-
Los centros escolares no fueron ideados ni para que los padres coloquen allí a
sus hijos, ni para dar salida a la profesión docente, sino como espacios
funcionales destinados al aprendizaje, donde el docente enseña y el discente
aprende. Lo demás, sin ser desdeñable, viene sobrevenido y se da también en
cualquier otro espacio colectivo; la instrucción, en cambio, no. Interacción y
socialización se dan en muchos ámbitos, pero matemáticas sólo se
aprenden en la escuela.
3.- Un
sistema educativo no consiste en enseñar a nadar con flotador, sino a saber
prescindir de él. Y para ello es necesario un esfuerzo que violenta al
individuo y al que muy raramente tenderíamos de no vernos impelidos a ello.
4.- Educar es también reprimir, por más que dicha palabra horrorice a ciertas
mentes buenistas; enseñar, instruir, también. Otra cosa es cómo se lleve a cabo
este proceso de represión.
5.- La
igualdad de oportunidades no es un punto de llegada, sino de partida. Lo otro
es igualitarismo aberrante. El modelo actual de escuela comprensiva e
inclusiva, es como pretender preparar a alguien de un metro cincuenta de
estatura para que juegue en la NBA: se acaba prohibiendo la NBA porque no todos
pueden jugar en ella.
6.-
Los alumnos son, en tanto que sus usuarios, el sujeto del sistema educativo, no
el objeto. El objeto es la transmisión de conocimientos. No entender esto, es no
haber entendido nada. O simplemente engañar.
7.- Suprimir
por ley el fracaso escolar es como esconder la mierda debajo de la alfombra:
hiede igualmente.
8.- La
pedagogía moderna es a la enseñanza lo que la astrología es a la astronomía. Una
prueba concluyente de que el sistema educativo anterior era más permisivo de lo
que algunos están dispuestos a reconocer es que, en lugar de fracasar en él, obtuvieran
titulación universitaria los que han diseñado el actual.
9.-
Que uno no pueda llegar a comprender ciertas cosas, no implica que otros no
puedan. Si para consolar a los que no llegan, limitamos la enseñanza a lo que
puedan entender, seguiríamos en las cavernas.
10.-
Reza un viejo proverbio que si a un pobre le das un pescado, comerá una vez, si
le enseñas a pescar, comerá siempre. El sistema educativo actual proporciona
pescado podrido para que a nadie le dé por aprender a pescar, no fuera a
capturar un día una langosta y descubriera el engaño de que fue objeto.
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