Casi con toda seguridad,
nunca sabremos la motivación última que impulsó a Snowden a actuar como lo
hizo. Excluidas la codicia, la trinchera ideológica, en el sentido de estar
practicando un doble juego, y el resentimiento, no parece que pueda haber
motivaciones materiales más allá de la decisión de actuar en conciencia de
acuerdo con ella misma. ¿Le pareció realmente a Snowden que el riesgo en que
incurría era el precio que tenía que pagar por actuar en conciencia denunciando públicamente unas prácticas que,
en el más benévolo de los supuestos, eran absolutamente contrarias a los
principios que dice auspiciar el mismo sistema que las ponía en práctica?
Thomas Jefferson dijo
en cierta ocasión que los pueblos que renuncian a la libertad en aras a la
seguridad, acaban inevitablemente perdiendo lo uno y lo otro. Tal vez Snowden
coincidía con él. En definitiva, y sea como fuere, lo cierto es que estamos en
deuda con él. Y que tanto para bien como para mal, frente al Gran Hermano
siempre quedará, irreductiblemente y como posibilidad, el factor humano. Y el
imperativo categórico.
Felicidades por la saga Snowden: hay un magnífico trabajo de investigación y reflexión tras los seis capítulos. Un apunte, si se me permite: el autor inicial del conflicto en la elección entre libertad y seguridad fue Benjamin Franklin. Su frase textual fue "Those who give up essential liberty to purchase a little safety, deserve neither safety nor liberty" y apareció publicada por primera vez en 1759 como un lema en la portada de su obra "An Historical Review of the Constitution and Government of Pennsylvania". Por entonces, Jefferson era apenas un adolescente de 16 años que ignoraba cuál sería su futuro político.
ResponEliminaCon posterioridad, "tomó prestadas" algunas cosillas útiles de su viejo maestro (redacción de la Constitución Americana incluida), entre ellas esta idea.
Muchas gracias por la corrección y un abrazo.
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