Hay un tarado que me ha escogido como destinatario de sus delirantes envíos colectivos a través del correo electrónico. Como tal tarado, aunque en realidad deberíamos empezar a decir "loco de camisa de fuerza retrasado mental", no me cabe la menor duda de su miseria biográfica, su escaso nivel intelectual y su propensión a sublimar la insignificancia de su existencia de la peor manera que la subliman los tarados y los locos: sintiéndose parte de una estructura superior a cuya causa se entregan con toda su alma. Da igual cual sea la causa; tarados los hay en todas partes, lamentablemente. En su caso, es el independentismo.
Desde que empecé a recibir sus delirantes correos, intenté zafarme de ellos por los medios ad usum en estos casos -ponerlo en spam etc.-, todo en vano. Funcionó durante un breve periodo de tiempo -aunque también puede que estuviera internado en un frenopático-, pero al cabo de unas semanas, volvió con fuerzas renovadas. Sólo me quedaba denunciarlo ante google, aunque no sabría si denunciarle por fanático o por imbécil. Me temo que no lo haré... Resulta que hasta un tarado puede ser útil, como mínimo a la hora de que nos hagamos una idea cabal de hasta dónde pueden llegar realmente un hatajo de tarados, si lo son en suficiente número.
Ya me había resignado a eliminar sus correos nada más ver el remitente cuando, anteayer, al ir a borrar mecánicamente la última de sus pestilentes evacuaciones, reparé en algo del título del mensaje que me llamó la atención. Era una fatwa en toda regla contra el que hasta hace unos días fue el presentador del programa "Els matins de Catalunya Ràdio": Manel Fuentes. Además, la fatwa no la emitía mi tarado particular, sino que provenía de un medio de comunciación al cual remitía el enlace que el energúmeno me enviaba. Y eso es mucho peor, porque ya son demasiados tarados.
¿Y cuál era el pecado merecedor de la fatwa? Pues no hay una, no, hay varias razones. La primera, declarar que una emisora pública no puede adoptar una posición política concreta, sino que ha de estar abierta a todos los sectores de la sociedad en que está inserta. Esto, para los talibanes es querer españolizar Catalunya-Ràdio y no estar con "el país" -óbviamente, no se refieren al rotativo de idéntico nombre-. Hay también otro pecado sin perdón alguno, el medio al que hizo sus declaraciones...
En unos u otros medios, las declaraciones de Manel Fuentes están muy claras. Y la verdad, a uno no se le ocurre como alguien en su sano juicio pudiera estar en contra de lo que dice. Hasta hace unos pocos años, los noticiarios más potables de toda España, en el sentido democrático del término, eran los de TV3, y lo mismo se puede decir de los de Catalunya-Ràdio. Medios que, sin ocultar su carácter catalán -lo cual me parece perfecto, dicho sea de paso- eran lo más parecido a la BBC que se podía encontrar por toda España. Esto empezó a torcerse -ironías de la vida- con el primer tripartito. Ahora ya no queda prácticamente nada de aquello. Uno de los programas que seguía todavía algo de esta antigua estela, era precisamente el de Manel Fuentes.
Y mi tarado no sólo está contento porque ya no esté, sino que tampoco le parece bien que declare que él es partidario de un modelo como el de la BBC. Desde luego, si alguna vez la radio y la televisión públicas catalanes se parecieron a la BBC, lo cierto es que hoy lo es más bien a la Radio Tirana de sus mejores tiempos... Mi tarado debe estar contento. Pero no, los tarados y fanáticos nunca lo están. Y él es ambas cosas. Por eso lo de la fatwa.
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