Que
todos los mitos fundacionales son precisamente eso, mitos, y por lo tanto no-historia, está fuera de toda duda. Ahora bien, otra cosa es que estos mitos,
por su propia naturaleza y de acuerdo con la finalidad para que han sido concebidos,
tiendan a parecer lo más verosímiles posible históricamente hablando y pretendan
a la vez pasar por «Historia» y enquistarse en ella. De su propia coherencia
depende. Y en unos casos, ciertamente, se presentan como más coherentes y, por lo
tanto, más verosímilmente verídicos que en otros. Veamos algunos mitos
foráneos.
Lo
de Roldán y Roncesvalles, por ejemplo. Hablar de Roldán y Roncesvalles es
hablar del poema La Chanson de Roland,
de Carlomagno y de Francia. Es un caso clarísimo de maquillaje mítico-histórico
dignificador de una burda operación de saqueo por parte de los francos de
Carlomagno. Resulta que después de fracasar en su intento de tomar la Zaragoza musulmana, la antigua Caesaraugusta romana, y tener
que volverse por donde habían venido, los "bravos" soldados francos
no habían percibido pago alguno en
ninguna de las "especias" en que acostumbraban a «cobrarse» sus
servicios: licencia para botín y violaciones entre la población saqueada. En
otras palabras, que volvían a Burgundia, Neustria y Austrasia (los tres reinos francos) con las manos vacías, tanto en lo referente
a los bolsillos como a la líbido. Un mal negocio.
Y
en el camino de vuelta a Francia dieron con una pequeña ciudad, la antigua
Pompaelo/Iruña, poblada por vascones a los cuales, sin que tuvieran arte ni parte en todo
el rifirrafe entre Carlomagno y el Califato, les tocó pagar los apetitos
francos en propia piel. Un «saqueo heroico», el de Pamplona, que tampoco fue
gran cosa para los francos, dada la pequeña envergadura de la ciudad, pero que
para los vascones fue una catástrofe sin paliativos. De modo que entre los
supervivientes y otras tribus que acudieron en su ayuda -y a la caza del
posible botín también, cómo no- decidieron vengarse exterminando a la retaguardia
franca en Roncesvalles.
Es
decir, contra lo que se ha dicho muchas, por cierto que también por parte de la historiografía
española -acaso un tropismo antivasco-, no es que los vascones que atacaron al ejército franco fueran
unos salvajes ávidos de botín que intervinieron en un conflicto en el que no
tenían arte ni parte, fastidiando así ulteriores oportunidades para que desde
Francia se aupara el desalojo del moro de las tierras hispanas, sino que, muy al
contrario, estaban vengándose del saqueo de su ciudad a manos de los francos. Un
saqueo que les había dejado muy escocidos, como es normal. Desde la perspectiva
estrictamente histórica y al menos en lo relacionado con el episodio de
Roncesvalles, Roldán nunca fue un héroe, sino más bien un villano, aunque la dirección
del mito fuera la inversa: hizo del
villano un héroe.
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