Para empezar, hay que decir con
toda claridad que uno puede hablar el inglés y no por ello dejar de ser un
auténtico paleto. En Inglaterra, por ejemplo, los hay a miles. Por otro lado,
la detección por parte de nuestros «sagaces» expertos educativos, de las
carencias endémicas en el dominio de la lengua inglesa de un alumnado que ha
estado cursando, durante más de diez años por lo general, entre tres y cuatro
horas semanales de la asignatura de inglés -destinada, en principio, al aprendizaje
de dicha lengua-, y la consideración de este fenómeno desde la perspectiva de su singularidad, es algo que llama la
atención. Y que desde luego, no dice mucho de nuestros expertos educativos ni
de los políticos que les aúpan.
Podría entenderse tal perplejidad
y azoramiento por parte de las autoridades educativas si estuviéramos en un
sistema educativo al final de cuyo recorrido, y según el programa de estudios
cursado al caso, tan alarmantes carencias se detectaran sólo en lengua inglesa.
Es decir, que ante un alumnado ducho en matemáticas, lenguas propias, historia
o física, debidamente reflejado en un indiscutible liderazgo en los informes
PISA, se detectara que en inglés, dicho alumnado se sitúa en los niveles y
puestos del ranking que, por poner un
ejemplo, se encuentra globalmente ahora mismo: en el vagón de cola.
Pero lo cierto es que tal
singularidad no existe. Desgraciadamente, las carencias en inglés son
perfectamente equiparables a las de cualquier otra materia, como resultado de
un sistema educativo cuyo deterioro es tan indiscutible que sólo puede negarse
desde la más abyecta de las obcecaciones o desde la más sólida de las
ignorancias.
Pero entonces, dada la
tozuda realidad educativa que padecemos, e incluso asumiendo la tesis según la
cual lo más importante de todo es que un alumno al concluir sus estudios
disponga de un buen nivel e inglés ¿Puede argumentarse con un mínimo de rigor
que las carencias en inglés se superarían impartiendo en dicha lengua otras
materias? Y aun si fuera así, al menos teóricamente ¿qué tipo de desajustes en
el sistema educativo comportaría tal implementación? O también ¿qué
dificultades, acaso insuperables, presentaría la aplicación de este modelo? La
verdad, mucho me temo que nos encontramos ante un proyecto que no supera ni la
fase teórica.
(To be continued)
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