dijous, 16 d’abril del 2015

LOS BUENOS Y LOS MALOS

En todas partes cuecen habas, reza el refrán. Pero según nos caiga quién las cuece, son más buenas,  son más malas... o no son habas.
¿Son habas lo que viene a continuación?

 
 
 
 
 



dimecres, 15 d’abril del 2015

LA PEDAGÓGICA NEGACIÓN DE LA EVIDENCIA



El gran problema de la pedagogía moderna supuestamente progresista, consiste en su obstinada negativa a reconocer la naturaleza profundamente antidemocrática del conocimiento; del conocimiento humano, claro, porque hasta hoy no sabemos de ningún otro.

Dicho carácter tan profundamente antidemocrático del conocimiento, proviene a su vez de la distribución igualmente antidemocrática, por arbitraria y aleatoria, de la inteligencia entre los distintos seres humanos. Este es un factor intrínseco que se niegan a reconocer y que, ante su recurrente reaparición en todos y cada uno de sus experimentos, proscriben contumazmente hasta su sola mención, cubriendo el hueco que deja, ante la evidencia de sus reiterados fracasos, con pretextos que remiten exclusivamente a factores extrínsecos.

Dichos factores extrínsecos, ya incidan en lo socioeconómico, en lo cultural, en lo ambiental, en lo tecnológico o en cualesquiera otros, sirven para explicar, en todo caso, aquello a lo que la propia locución refiere: lo extrínseco, pero nunca lo intrínseco, proscrito de antemano por definición.

Según esto, y dependiendo de cómo nos aproximemos a ello, estaríamos a nivel psicológico ante el más furibundo de los conductismos; tanto que ni a los mismísimos Watson o Skinner les cuadraba con las ratas de sus celebérrimos experimentos.

Si, por el contrario, los sucedáneos argumentativos apuntan hacia conceptos tales como “aprender a aprender” construye tu propio conocimiento” “aprende divirtiéndote” y otras zarandajas por el estilo, entonces resulta que nos encontramos ante un innatismo tan radical que ni los defensores de las interpretaciones más «reminiscentes» del Menón se atreverían a suscribir.

O si, finalmente, lo fío todo a la sociedad de la información y a las nuevas tecnologías, siendo ya ellas mismas un fin como la propia información, entonces nos las tenemos con la versión secularizada de un iluminismo que nunca existió.
Por esto sus propios planteamientos les fuerzan a considerar la igualdad como un punto de llegada, y no de partida.  Porque no puede haber diferencias intrínsecas. Lo peor de todo es que cuando alcancen finalmente su objetivo, no quedará nadie para darse cuenta de cuán disparatados son tales planteamientos.

divendres, 10 d’abril del 2015

SIGUIENDO CON EL «PROCÉS»



Hacen mal los que dan el “procés” por finiquitado. Cierto que va a la baja y que sus próceres están muy desacreditados, tanto por su mediocridad como por sus irreprimibles pulsiones cleptocráticas y/o megalomaníacas; cierto también que la última hoja de ruta parece haber pasado más desapercibida entre el respetable que el viaje de Mas por los EEUU, y que hasta parte de los medios catalanes reconocidamente domeñados han reaccionado negativamente ante la última ocurrencia «rutera».

Pero todo esto, con ser cierto, sigue estando muy lejos de un final del «procés» con liquidación por cierre. El independentismo sigue disponiendo de ingentes incondicionales y medios de comunicación a su servicio para mantener y administrar los tiempos y la tensión. Un tiempo que no sólo es el del «procés», sino también el del recorrido y biografía política de unos dirigentes cuyo tiempo amenaza con acabarse. Y puede que, haciendo de la necesidad virtud, hayan decidido jugárselo todo a una última carta: de perdidos al río. O todo o nada. La última hoja de ruta es una muestra de ello, básicamente por la novedad que aporta: se prescinde de la necesidad de una mayoría absoluta de votos para alcanzar la independencia. 

El tiempo apremia y no hay vuelta atrás. Desde un primer momento, el independentismo no calibró bien sus fuerzas,  ni en el plano interno catalán, ni en el español, ni en el internacional. La rentabilización de las movilizaciones masivas ha servido sólo para consumo interno y se ha retroalimentado de ellas. A esto hay que añadirle ahora dos nuevos factores en el terreno político que amenazan con enterrar definitivamente las aspiraciones independentistas de obtener una mayoría absoluta parlamentaria, al menos para los próximos quince o veinte años, una vez convencidos de que nunca ganarían un referéndum. Estos dos factores son PODEMOS y C’s.

PODEMOS está irrumpiendo con fuerza en Cataluña, donde algunos sondeos sitúan a esta formación incluso como la fuerza más votada en las generales; si bien estos mismos sondeos le otorgan menos en las autonómicas, la cosa no está nada clara. PODEMOS aporta en el plano «nacional» un discurso antaño muy arraigado entre la izquierda y posteriormente arrinconado por los partidos de la izquierda catalana; unos planteamientos cuya explicitación excedería ahora mismo los límites de este post, pero que diremos, simplificando, que se basan en el primado de lo social sobre lo identitario. Por eso inquieta tanto al nacionalismo, que creía tener hasta ahora controlada a la teórica izquierda política catalana. No es un exabrupto: cuando oigo a Mas hablando de PODEMOS, veo a un catalán cosecha «Burgos/1936».

C’s, por su  parte, empezó siendo una reacción local contra el nacionalismo catalán, sin otro proyecto que el anti-independentismo. Y aunque uno piense que sigue careciendo de un proyecto definido, no sólo para Cataluña, sino ahora para toda España, lo cierto es que ha trascendido el ámbito catalán y está crecido después de su éxito andaluz, hasta el punto de presentarse como la esperanza blanca de la derecha en España; una derecha desde cuyos sectores más garrulos se les acusa, por cierto, de ser «catalanes». Si las cosas les van como se supone, el éxito en España puede multiplicar sus resultados en Cataluña y, sumado a lo que obtenga PODEMOS, la hegemonía parlamentaria independentista que hasta ahora era previsible puede verse seriamente amenazada.

Resumiendo, si hasta ahora el «procés» fracasaba a nivel español e internacional, pero mantenía su pujanza en Cataluña, ahora puede que se le esté empezado a torcer el aparejo incluso en su propio terreno. Aun sin existir un frente no-independentista articulado, la irrupción de PODEMOS y C’s no sólo puede alterar cuantitativamente la geometría electoral  y parlamentaria catalana, sino también cualitativamente la hegemonía de que gozaba el independentismo, con el agravante que ahora no tendría enfrente a un PP decrépito y a un acomplejado PSC, sino a dos fuerzas emergentes una de las cuales, para más inri, está por el derecho a decidir, pero previo proceso constituyente y para votar «no».

No hay más cera que la que arde: si CIU+ERC no suman mayoría absoluta, hay que potenciar a las CUP para que, en la medida de lo posible, erosionen a PODEMOS con un discursillo de extrema izquierda testimonial, pero eso sí, independentista a ultranza. Están en ello, de ahí el pábulo que están recibiendo por parte de los medios oficiales y de las encuestas de opinión de elaboración propia a que nos tienen acostumbrados.

Así pues, puede que el independentismo esté ante su última oportunidad, durante muchos años, de obtener una mayoría absoluta parlamentaria –que no electoral- si se potencia a las CUP para frenar la irrupción de PODEMOS. Y esa parece ser la estrategia diseñada por el Think Tank independentista en esta nueva y definitiva hoja de ruta. Elecciones el 27-S y, al calor de los dieciséis días después de los previsibles fastos del 11-S, alcanzar una mayoría absoluta CIU+ERC+CUP. Se constituye el parlamento y se convoca un referéndum para votar  la constitución catalana a lo “paella precocinada” para turistas.  Y si España lo prohíbe, pues la vota el Parlamento y declaración unilateral de independencia.

No es que lo tenga fácil para alcanzar esta mayoría absoluta parlamentaria. Al anunciado descenso de CIU hay que añadirle el estancamiento de ERC y falta por saber qué harán el «socio» Durán y su UDC. La mayoría absoluta dependerá del incremento que experimenten las CUP.

Poco importa que esta mayoría absoluta sume entre un 40 y un 45% de los votos emitidos; hay que evitar lo de Escocia, a cualquier precio. Así que nada de proceso constituyente y a forzar el paso en falso del Estado para, cuando desacatando no ya las leyes, sino incluso vulnerando los más elementales principios de la democracia, la declaración unilateral de independencia obligara a éste a actuar y, confiándolo todo a su proverbial torpeza, el «procés» entrara en una fase de conflicto declarado que a través de la proyección victimista, acaso podría darle alas mediante su hipotética internacionalización.
Está claro que se trata de una hoja de ruta demencial cuyo único objetivo es provocar una reacción violenta del Estado. Pero es la única alternativa que les queda. No parece que por ahora nadie esté en situación de influir en CDC para forzar un relevo o una marcha atrás. Ni sus tradicionales apoyos de sectores empresariales refractarios a la independencia. Pero las reacciones contrarias que esta hoja de ruta ha generado entre  estos sectores, tradicionalmente dóciles o indiferentes a los acostumbrados desvaríos del President, es en mi opinión altamente sintomática.

dijous, 9 d’abril del 2015

LOS BANDIDOS DEL TIEMPO Y EL ÁNGEL EXTERMINADOR: ÍNCUBO Y/O SÚCUBO (Apostillas a “Todos expertos”)



No llegan al título de la película de Terry Gillian; la clave está más bien en el genial Buñuel y su obra maestra: “El Ángel Exterminador”. Definitivamente, hay gente que odia la vida, pero teme a la muerte; y sólo aspira a hacérselas, ambas, la vida y la muerte, igualmente odiosas al prójimo, a los demás. Sigo refiriéndome a los dictadores horarios, y a tantos otros «expertos» de matute en tan espinosos temas como el del tiempo, del ser y el tiempo, del ser en el tiempo… A lo mejor hasta acaban la segunda parte que Heidegger nunca escribió (por vergüenza torera o por sinvergüenza nazi) y que iba a llamarse «Tiempo y Ser» (Fue una suerte que no la escribiera).

Dictaminar que el fracaso escolar se debe a la presunta irracionalidad de los horarios es como decir que los océanos están contaminados porque las heces de los peces son altamente tóxicas. Igualmente, afirmar que el retraso secular español se debe a los horarios de las comidas comporta, o bien entender que tal retraso empezó hace ciento cincuenta años y que antes nos había ido de maravilla, o ignorar que hasta más o menos 1850, en este país el almuerzo era entre las once y media y las doce del mediodía, y la cena sobre las seis o las siete de la tarde. Y eso el que comía. Horarios urbanitas; los agricultores, igual que siempre desde Sumeria. De ahí viene, en lo urbanita, la relativa indeterminación del palabro «almuerzo» en castellano, pudiendo significar tanto un frugal ágape entre el desayuno y la comida, como la propia «comida» de las dos, que igual de tan reciente por eso no tiene ni nombre y se quedó en «la comida» sin más. Así lo descubriere quien lo estudiare.

Son temas que aparecen recurrentemente, aducidos por los majaderos de siempre, o espabilados a la caza de un lugar en el Sol. En el campo de la enseñanza, ámbito en el que tan incisivamente se adentra tanto «experto», las estupideces que se han llegado a decir, pongamos por caso, sobre el calendario escolar, son dignas de un idiotario que ni Flauvert lo pudo soñar –o sí-; una auténtica antología del tópico. Por ejemplo, el mantra según el cual aquí los días lectivos anuales son menos que en «Europa»; o que, consiguientemente, los profesores tienen más vacaciones; ambos falsos por igual.

O lo de la excesivas vacaciones veraniegas; que deberían estar más repartidas. Pues miren ustedes, puede que sí, puede que no. ¿Qué quieren que les diga? En este país hemos tenido sistemas educativos que funcionaban razonablemente bien acabando las clases un par de semanas antes de San Juan y comenzándolas una o dos antes del Pilar. En cambio ahora, por más días lectivos que haya, la cosa no funciona ni con todos los bueyes de Augías tirando del carro. Y es que a lo mejor, y siempre dentro de un orden, el problema no son los días lectivos, sino lo que se haga durante ellos. La cosa no va de ±15 días. Pero claro, es más fácil y cómodo atribuir el fracaso escolar a aspectos superficiales que entrar en las auténticas causas de las evidentes disfunciones de nuestro sistema educativo. Siempre es más fácil ir a lo anecdótico que a lo categórico. O a la metonimia. Y más rentable. Sobre todo más rentable.

Pero claro, estos «expertos» viven de su trabajo, otra metonimia, y éste consiste en justificar su propia utilidad como expertos, lo cual, por cierto, deja la metonimia en entredicho. Y es que como están contra los contenidos, se quedan con las formas; incluso en la propia definición de su funcionalidad… por eso, y para eso, el que les contradiga es un fascista reaccionario de mierda. Aunque tanto se parezcan ellos a los fascistas que ni parecen saber distinguirlos delante de sus propias narices; porque las suyas lo son.

No hace tantos años, una olvidable consejera de educación catalana propuso implantar, aparte de máquinas de condones en los institutos, el mismo calendario escolar que Finlandia; o Suecia, ahora no lo recuerdo bien. No le gustó la pregunta que recuerdo haberle hecho yo personalmente: si íbamos a importar también la climatología finlandesa, porque de lo contrario, a ver cómo das clases por acá en plena canícula. Claro que, cito textualmente, para esta señora –lo de «señora» es un decir protocolario-, las competencias básicas que debía adquirir un alumno al acabar la ESO -16 años- eran saber leer y escribir más o menos correctamente, sumar, restar y también, no se lo pierdan, multiplicar y dividir sacándose la calculadora del bolsillo. Con estos mimbres son fáciles de adivinar los cestos. Sobre todo si te los venden como cántaros.

Sí, claro, están los aires acondicionados para engañar al clima. Pero es que no los hay; sólo en el despacho del director, acaso. Y ya puestos ¿Sería realmente necesaria tal inversión sólo para amoldarnos al calendario escolar de un país donde durante medio año es de noche?

En el resto de ámbitos, más allá del régimen de ingestas y el horario escolar, tampoco es que afinen demasiado, menos aún en lo del doble horario para turistas y para indígenas que ya comenté en mi anterior post. Porque lo de bonificaciones fiscales a quienes cumplan con esta nueva ley del tiempo, o su preferencia para la contratación pública a quien demuestre cumplir tales horarios, sobre todo si hablamos de «contratación pública» en Cataluña, con las comisiones que se han llevado crudas la «Gran Familia», es literalmente para caerse de culo. O para mandarlos a tomar por el ídem.

Además, hay otro problema. Dados los antecedentes, hemos de suponer que la racionalización de los horarios será universal en su sentido pleno, sin discriminación alguna: todos iguales, como la universalización de la educación. ¿Y a qué hora comerá el gremio de la hostelería? Y el de transportistas… maquinistas y personal de ferrocarril, sanitarios, bomberos… ¿Quién vigilará las calles a las 12, cuando la policía esté comiendo? ¿Y las empresas con producción nocturna? O los porteros de noche(?) ¿Se implantará también la merienda obligatoria? ¿O el te de las five o’clock?

Y la última pregunta sugiere otra, ésta asaz inquietante ¿A quién va dirigida esta «racionalización»? Porque supongo que, en su dilecto saber, los promotores de la ley del tiempo sabrán que los ingleses que toman el te con pastas a las cinco no cenan precisamente a las seis ni a las siete… ¿Es sólo para los «curritos»? ¿Como la LOGSE?

Bueno, pues eso, al final la culpa la tendrá el clima. Porque ellos desde luego que no. Nunca se equivocan. Listos que son y suerte que tienen que les paguen los que les consideren útiles; les basta con ESO. Pero ESO sí, son unos amargados. Fetén. ¡Si sólo se guardaran su amargura para ellos!

Por si alguien se sintiera insultado, transcribo textualmente unos fragmentos de Larra… perdón, del Pobrecito Hablador. Me importa poco que lo entiendan o no. Tampoco lo leerán. Y si lo leyeren… que se jodieren. Quede, pues, en un homenaje a Fígaro. Y como decimos en catalán “Qui en sigui frare, que en prengui candela”. Ahí va:

 “A nadie se ofenderá, a lo menos á sabiendas; de nadie bosquejaremos retratos; si algunas «caricaturas» por casualidad se pareciesen á alguien, en lugar de corregir nosotros el retrato, aconsejamos al original que se corrija: en su mano estará, pues, que deje de parecérsele. Adoptamos por consiguiente con gusto toda la responsabilidad que conocemos del epíteto «satíricos» que nos hemos echado encima: sólo protestamos que nuestra sátira no será nunca «personal», al paso que consideramos la sátira de los vicios, de las ridiculeces y de las cosas, útil, necesaria, y sobre todo muy divertida”.


TODOS EXPERTOS: HEUROPEISANDO KÉS JERUNDYO



No recuerdo quién fue el lúcido exiliado que, cuando le ofrecieron desde el régimen franquista regresar de rositas a España, declinó educadamente la oferta porque, según él, no cabía un tonto más. Algo parecido debió sentir unos cuantos decenios antes el primer presidente de nuestra I República, Estanislao Figueras, cuando después de anunciar ante las Cortes su dimisión proclamó “Señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros”.

Y algo así siente uno cuando lee noticias como ésta. Entiéndaseme, no es que por definición piense que no haya que mejorar nuestro régimen horario, dicho así y sin más. El problema viene cuando una propuesta, en principio tan abordable como cualquier otra, va acompañada de argumentaciones tan groseras que, en lugar de legitimarla, la descalifican; si no a la propuesta en sí, sí a quienes la promueven, lo cual dado el caso que nos ocupa, casi es lo mismo.

Leo con estupor la propuesta -¿debería decir exigencia?- de una «ley de horarios» que una supuesta plataforma de la sociedad civil catalana, denominada «Iniciativa per a la reforma horària» promueve con el noble objetivo de europeizar y racionalizar los horarios en Cataluña. Algo que, de acuerdo con el balance que presentan y que mañana debatirá el Parlamento de Cataluña, permitirá mejorar la calidad de vida. Lo más curioso, según el reportaje, es que la necesidad de una ley que regule el tiempo se debe a que “(…) la pedagogía, la difusión de buenas prácticas y las pruebas piloto por sí solas, no bastan”. De ahí, inferimos, la necesidad de una ley, con su poder coercitivo, sus multas y lo que haga falta. Si a las buenas no nos convencen, pues a las malas. A comer a las 12 y a cenar a las 6.

Pero lo más grotesco de todo es el auténtico derroche de ignorancia que se explicita en las argumentaciones. Debe ser cierto aquello de que cualquier causa, por ridícula que sea, siempre encontrará tontos dispuestos a defenderla. Porque si no cómo explicar, por ejemplo, que se afirme que lo que se pretende sea deshacer sinsentidos. ¿Cuáles? Pues a ver, cito textualmente “(…) la larga jornada laboral española y catalana con una pausa excesiva para comer penaliza la vida de las personas, su libertad, y también la de la sociedad: menos productividad, ocio, conciliación, cultura, democracia, sueño, más fracaso escolar...”

Vaya por delante que si de lo que se trata es de reducir el horario laboral, lo compro ya, pero como no se habla de eso, sino de que somos poco productivos, la verdad es que la pata de cabra empieza a asomar de forma alarmante. ¿Quién demonios son esta gentuza para decidir lo que es una pausa excesiva para comer? ¿O para decretar que esto atenta contra mi vida, mi libertad…?

Luego vienen, no se lo pierdan, las propuestas concretas entre las cuales me quedaré con la que refiere al ámbito educativo. Resulta que la racionalización y europeización horarias requieren acabar con la jornada compactada en los institutos de secundaria. ¡Vaya! Precisamente lo único europeo que tenemos. Sí, ya sé que circula por ahí un presunto informe que asegura que la mayoría de países europeos no tienen jornada compactada en secundaria. Se trata de un «estudio» mendaz, elaborado por una socióloga de pacotilla, que confunde interesadamente primaria con secundaria, desayuno/almuerzo con comida y horario académico con actividades lúdicas o complementarias de cualquier índole, y que basta ver qué Fundación lo ha financiado para entender qué intereses únicamente crematísticos defiende.

Pero no se acaba aquí. Por ejemplo, y curiosamente, a la vez que se postula lo anterior, resulta que se recomienda que no haya actos públicos –así, sin más- a partir de las siete de la tarde; hemos de suponer que ni conferencias, teatro, cine, ni bares de tapas… ¿televisión?

Pero lo mejor de todo viene quizás al final, cuando se apuesta por un doble horario, uno para los turistas y otro para la ciudadanía en general. Los turistas podrán comer a la hora que quieran o irse de copas a lo Salou Fest, pero los indígenas no.

Así que ya lo saben ustedes, a partir de las siete, sólo turistas. De ello podemos deducir que, teniendo en cuenta el nivel cultural del turismo que nos frecuenta, sólo quedarán al cabo de un tiempo bares de comida rápida y licorerías cutres para macerarlos luego en alcohol… y poca cosa más. ¿Cines? ¿Teatros? ¿Conferencias? ¿Sardanas tal vez? Pues parece que ni eso…
Inútil hablarles de las horas de luz que tenemos aquí y de las que no tienen en Noruega; o de la temperatura media según la época del año… eso de la latitud, ya saben; o de tantas cosas más, como una puesta de sol en verano a las nueve y media de la noche con un vino blanco, unos mejillones al vapor y una buena compañía; o contemplar la luna unas horas después… no, claro, eso sólo para los turistas. Y es que, en última instancia, aunque la mona se vista de seda, mona se queda; sólo que las monas son ellos. Y llevan las de ganar, ése es el problema.

dimecres, 8 d’abril del 2015

RELEYENDO A FÍGARO


Un profesor que tuve hace tiempo, de los buenos -tiempos y profesor, ambos-, se sorprendía de cuánto publicaban sus colegas. "Publican más de lo que leen", decía, socarrón como era...
 
A mí me ha dado por releer a Larra. Entre nosotros, releer lo que ya leí, poco, y el resto, lo que no, mucho, y muy bueno. Un auténtico (re)descubrimiento. De ahí mi silencio en este blog.
 
Lo más sorprendente, o al menos lo que más me ha sorprendido, es que, en incluso pagando y, por lo tanto, formato legal, digital, la práctica totalidad de su obra no supera los 12€. Luego dicen que la cultura es cara...

divendres, 27 de març del 2015

PEDAGOGUEANDO LA PERDIZ



 
 
Me van a disculpar la requerida ingenuidad que fuerza a tensar la realidad hasta extremos que, sin duda alguna, no se dan nunca materialmente, pero sin que por ello tampoco la ficción resultante sea en sí misma falaz, ya que lo que pretende no es falsearla, sino en todo caso, presentarla bajo unos supuestos que permiten abordarla desde un referente crítico que nos permita entender mejor su funcionamiento. Voy a hablar, cómo no, de pedagogía y de pedagogos.
Hay gente que aparece para resolver o afrontar problemas que existen desde siempre; hay también gente que combate problemas de cuya pervivencia depende la necesidad del solucionador; tienen, o dicen tener, una solución para el problema, real o ficticio. Y hay también gente, en fin, que para cada solución tiene un problema; es decir, gente que no sólo no son la solución, sino parte integrante del problema, cuando no la propia esencia y razón de ser de este. Los pedagogos, claro, pertenecen al tercer grupo.
Es algo así como si empujo a alguien que estaba al borde de las rocas contemplando el mar embravecido y cuando está en el agua ahogándose, le arrojo un salvavidas para que se salve y pretendo luego que me agradezca haberle salvado la vida. Porque una cosa es que haya un problema real, pero que consciente de que su solución definitiva, es decir, su erradicación, me deje en fuera de juego, me interese mantenerlo para justificar mi estatus como su gestor. Y otra cosa muy distinta es inventárselo o forzar que sobrevenga.
Pensemos, por ejemplo, en las empresas que se dedican a combatir las plagas de ratas en los alcantarillados urbanos. ¿Qué ocurriría si hicieran su trabajo a la perfección y las ratas urbanas acabaran exterminadas? Pues que al poco tendrían que cerrar o dedicarse a otra cosa. Pero insisto, nadie se ha inventado el problema, porque ratas, lo que es ratas urbanas de cloaca, las hay a millones en cualquier gran ciudad, a razón, dicen, de cinco o seis por habitante. Y nadie puede negar que constituyan un problema.
Claro que alguien podría argüir también que, según esto, a los jueces o a los policías les interesa que siga habiendo delincuentes, ya que de lo contrario se quedarían sin trabajo –como en la divertida novela de Darío Fo “Con dos pistolas y los ojos verdes”- pero en realidad nadie piensa que la policía y los jueces estén para acabar con los delincuentes, sino para impedir que delincan y capturarlos si lo hacen, los primeros, y para castigarlos, los segundos. Y en cualquier caso, es evidente que, con la excepción de algunos perturbados mentales, nadie en su sano juicio, ni siquiera los delincuentes, cuestionan la necesidad de la existencia de los cuerpos policiales o de la judicatura. Su existencia, ejerzan hasta las últimas consecuencias sus funciones o no, está sobradamente justificada.
En cambio ¿Qué decir de los pedagogos y de la pedagogía? ¿Qué decir de una disciplina que se presenta como gestora de un problema que no existe, y que cuando sobreviene, es debido precisamente a la aplicación de sus desafueros? En realidad, el gran problema del sistema educativo antes de la irrupción de los pedagogos era que precisamente no había lugar para ellos en él. Y claro, había que hacerles un hueco, a ellos y a su cháchara salmódica.
Porque el momio estaba en marcha desde mucho tiempo antes. Cualquier universidad de provincias tenía su facultad de pedagogía. No la tenía de Físicas, Matemáticas, Filosofía o Clásicas, pero eso sí, más allá de que yo me pregunte cómo se le puede llamar universidad a «algo» que carezca de los anteriores estudios, y de la maldita falta que hacían, lo cierto es que lo que no faltaba en ninguna universidad, por más cutre que fuera, o mejor, como más cutre fuera, eran las facultades de pedagogía y psicología… Esas eran fijas.
Y claro, cada chiringuito universitario producía anualmente una ingente cantidad de pedagogos, psicólogos y psicopedagogos a los que  había que buscar una salida profesional. Y como la reposición del propio profesorado universitario no podía cubrir tal demanda, por más que se ampliasen las facultades, por razones obvias, hubo que empezar a buscarle al personal un nicho profesional diseñado ad hoc en la enseñanza secundaria. En la Primaria no hacía falta porque los pedagogos ya habían vampirizado desde un primer momento las escuelas universitarias de magisterio…
Y así les fue a los maestros de Primaria. De modo que adónde se trataba de introducirse era, sobre todo, en los institutos de Bachillerato y  en la FP. Pero antes había que crear el problema del cual ellos se iban a presentar como la solución. Y pusieron manos a la obra. Había que ponerlo todo patas arriba para justificar que alguien de fuera viniera a poner orden y a gestionar el caos. Y se inventó la LOGSE.
Muchos años después, seguimos igual. No es que nadie sepa hacer lo que hace un pedagogo, sino que nadie sabe qué hace un pedagogo. ¡Ah! Y nadie ha gestionado el caos, sino más bien lo contrario, el caos se ha convertido en sistémico. Porque contra más se complique el tema, más necesario se hace según quien. Pero claro, con esto llegamos al cabo de la calle: ¿A quién le interesa un raticida que erradicara las ratas de los espacios urbanos?
Pues bien, lo de las empresas raticidas sería incluso más comprensible que lo de los pedagogos; al menos no introdujeron las ratas de campo en la ciudad para ofrecerse luego a combatirlas.


dijous, 26 de març del 2015

¡QUE NO SEA VERDAD!


Ante tanta miseria moral como se extrae de la última noticia de hoy, prefiero de momento aguardar y callarme... Y compartir el dolor con los afectados. No fuera a irme de la bola...
 
Y por igual que hay seres miserables, también los hay grandes, inmensos en su silenciosa  grandeza. A todos ellos dirijo hoy mi homenaje. Si la humanidad se puede salvar, es gracias a gente como él. Cuánto les debemos, y cómo los estamos olvidando:

dilluns, 23 de març del 2015

EL PLACEBO ANDALUZ



Aunque todo indique que fue una apuesta personal de Susana Díaz, la anticipación de las elecciones andaluzas bien hubiera podido obedecer a los designios del estado mayor del PSOE, con un objetivo muy claro: minimizar mediante placebo el impacto de los previsibles calvarios que le aguardan hasta el Gólgota de las generales.

Que no haya sido el resultado de una decisión colegiada entre la dirección federal y la andaluza en nada cambia, a mi entender, que al haberse conseguido sólo parcialmente el objetivo que se perseguía, se abran escenarios mucho más complejos e incómodos para los socialistas.  Tampoco conjura la tentación de un desembarco «susanista» en Madrid, más bien incluso puede espolear tal opción a la mínima que las cosas se tuerzan.

La apuesta era sin duda arriesgada, pero acaso también la menos mala. El PSOE es todavía en Andalucía algo más que un partido: es un régimen. Y aunque corrompida y agrietada, es la única plaza fuerte que le queda. Las expectativas para las municipales y autonómicas no eran nada halagüeñas, incluso devastadoras. Y esta vez el problema no era el rival de siempre, el PP, también muy desgastado por méritos propios, sino los partidos emergentes. Hasta ahora, la alternancia era la red sobre la cual el bipartidismo realizaba sus cómodas acrobacias; la garantía de que ante cualquier caída, el trapecista volvía a subir inmediatamente por la escalerilla, se reincorporaba a su trapecio, y a esperar que caiga el otro.

Ahora ya no es cosa de dos. El riesgo de encontrar ocupado el trapecio al llegar de nuevo a lo alto de la carpa política empieza a ser una posibilidad tan contemplable como inquietante. Y no digamos ya si algún guasón ha quitado la red. Un fracaso sonado en las próximas municipales/autonómicas, y la previsible residualización de los socialistas en las elecciones catalanas de septiembre, si las hay, presagiaban un descalabro tan devastador en las generales que podría poner en peligro la propia supervivencia del PSOE, al menos tal como lo hemos conocido desde la Transición. La alternancia bipartidista podría pasar a la historia debido a la irrupción de dos nuevas formaciones, PODEMOS y C’s, que parecen haber llegado para quedarse. Y el mayor perjudicado sería el PSOE. Una perspectiva nada reconfortante; para el PSOE, claro.

La convocatoria de elecciones anticipadas en Andalucía obedeció objetivamente, en clave española, al desesperado intento de dar un golpe de imagen que permitiera salvar los muebles de las siguientes convocatorias si salían bien parados de esta. Además, pillaba a contrapié a los dos paracaidistas, sin aún estructura ni implantación en el territorio, sólo encuestas, poniéndolos en un brete electoral para el cual no estaban aún preparados. Cierto que C’s le araña más votos al PP que al PSOE, pero no así PODEMOS, cuyo tirón abarca todo el espectro de la izquierda y gran parte del voto de castigo.

¿Se ha conseguido con los resultados de ayer conjurar los pésimos augurios que se anunciaban? Ya he dicho que, en mi opinión, sólo parcialmente, pero es que en este tipo de situaciones, «parcialmente» equivale a un «no» categórico. Más bien pienso que el golpe de imagen mediático se va a evaporar rápidamente y se va a quedar en victoria pírrica.

Porque si bien el PSOE mantiene los mismos  47 escaños que tenía, el escenario será muy distinto, y su posición creo yo que de mayor debilidad. Eso sin contemplar que ha perdido votos pese a un sensible aumento de la participación. Está lejos de la mayoría absoluta y no parece que nadie le vaya a facilitar la labor, como no sea un regalo envenenado del PP, teniendo en cuenta las inminentes convocatorias electorales que se avecinan. Y ahora no podrá tener al lado a una sumisa e inane IU dontancredista que le aseguraba la mayoría absoluta, ni enfrente únicamente a un PP tan desacreditado como el propio PSOE. Y esto le complicará enormemente las cosas a Susana Díaz. Entre otras cosas porque el parlamento andaluz será a partir de ahora una caja de resonancia que se proyectará por toda España hasta las generales. Quizás no sea esto un problema en lo que incumba a las tareas de gobierno, pero sí en cuanto al desgaste político y mediático. Y esto último es lo que contará en clave española.

Si jugando en casa y habiendo pillado a contrapié a los emergentes con la convocatoria anticipada, los socialistas han sido incapaces de impedir su más que significativa irrupción y, encima, se quedan sin su aliado tradicional ¿Qué hubiera ocurrido si dichos emergentes hubieran tenido más tiempo para prepararse? O lo que es lo mismo ¿Qué puede ocurrir en aquellos territorios donde sí lo estarán y además las encuestas auguran una caída en picado socialista?
Cierto que no tenían muchas opciones, y que probablemente la de la anticipación de las elecciones andaluzas era la más inteligente. Pero mucho me temo que se quedará en un simple golpe de imagen que pronto se desvanecerá. Porque el descenso del PP difícilmente llegará a los niveles andaluces, y aun cayendo, seguirá siendo la primera fuerza en muchos casos. En cambio, la previsible caída del PSOE en plazas menos benévolas que la andaluza, puede relegarlo al tercer lugar o a un empate técnico con PODEMOS, si esta formación confirma sus expectativas. Y esto es lo que se trataba de evitar con la apuesta andaluza, que se ha quedado en un golpe de imagen con efecto placebo, al que auguro una duración más bien efímera. Ya veremos.

dijous, 19 de març del 2015

ALGO MÁS SOBRE LA «JESUITADA» EDUCATIVA



Empezaré insistiendo en lo que comentaba en la anterior entrega sobre la revolución educativa jesuítica. Para poderme tomar en serio la propuesta, debería poder verificar que la Orden contemple que sus futuros ordenados y jerarcas hayan sido «instruidos» bajo los parámetros marcados por dicho método. Es decir, que los pastores se apliquen el mismo tratamiento que recomiendan a las ovejas. Algo ineludible para poder creer en la buena fe del proyecto, que no en su solvencia.

Y desde luego que esto no me lo creo. Por esto, y porque me parece más un tema de vocación de pastores que desean guiar unas ovejas que necesiten ser guiadas por ellos. Está en al ADN de cualquier orden religiosa, no deberíamos olvidarlo.

De todos modos, tampoco deberíamos olvidar que se trata de un experimento de los jesuitas catalanes, no de la Orden en general. Más concretamente, de la “Fundació Jesuïtes Educació”, integrada en “Escola Cristiana de Cataluña” y, cómo no, en la Patronal de la privada concertada catalana. Y digo esto porque igual resulta que éstos son jesuitas como el juez Vidal es juez. Que las cosas por aquí en Cataluña andan muy alteradas, y los niveles de contaminación pedagógicos sólo son comparables a los de contaminación nacionalista, del que se considera que forman parte substancial en la medida que proponen un modelo de escuela catalana con su identidad diferenciada.

Y quien se piense que esto refiere al catalán como lengua vehicular, está muy equivocado. Muy al contrario, la lengua es sólo un distintivo externo puesto como pretexto al servicio de los intereses de unas oligarquías provincianas y onfalocráticas que sueñan con un modelo andorrano para toda Cataluña. “Allò tan nostrat” dicho en catalán, la “dissortada” lengua utilizada como pretexto y arma arrojadiza por unos y otros. De allí lo del “fet diferencial català” del cual forma parte indisoluble un modelo educativo acorde a los fines y al modelo social preilustrado que se persigue. De veras lo digo, y perdón per el excurso: el debate no es si se enseña en catalán o en castellano; la lengua es un mero pretexto utilizado como banderín de enganche. El problema es qué se enseña.

Pues bien, en este contexto, y con una patronal de la privada concertada controlada y favorecida por el poder, en admirable relación estocástica, no me extrañaría que la «jesuitada» fuera la aportación personal al “procés” en su versión educativa, de personajes ligados a fundaciones que abrevan en las fuentes del poder y la subvención. No es por nada, pero me gustaría saber qué opina de esto el general de los jesuitas. Claro que a lo mejor le parece muy bien, no sé… doctores tiene la Iglesia…

Pero tratándose, de momento, de algo remitido exclusivamente a Cataluña, no puede por menos que despertar sospechas, porque hay favores que se pagan.

No puedo dar nombres porque a ello me comprometí, pero para que nos hagamos una idea de la sutil trama de complicidades que se produce en torno a la educación y el modelo educativo, les contaré algo que me consta que es totalmente verídico. Bueno, un nombre sí daré, el de Jordi Pujol.

Ocurrió hace ya bastantes años, cuando el hoy delincuente fiscal era presidente de la Generalitat y todavía surfeaba en la cresta de la ola. Una joven periodista recién salida de la facultad, y que acababa de encontrar trabajo en un importante medio de comunicación catalán, recibió el encargo de cubrir un acto que, sobre temas de educación, iba a dar el «president» Pujol. Después de una insulsa e intrascendente perorata, respondiendo siempre a las preguntas según si això toca, o això no toca, y finalizado oficialmente el acto, Pujol, según tenía por costumbre, hizo un corrillo aparte con, supongo, algunos de los medios más afines. Y allí, ante algún comentario que surgiría sobre la enseñanza pública y la privada concertada, Pujol fue tajante: “és clar que fem trampa”. A favor de la privada, claro.

La pobre chica se creyó en posesión de una exclusiva que la iba a consagrar como periodista y le faltó tiempo para volver a la redacción y decírselo a su jefe. “¿No te ha dicho que no lo publiques?” le espetó el jefe. Y claro, no se publicó que el “president” no sólo había reconocido, sino que se había jactado de estar haciendo trampas en el tema educativo a favor de la privada. Les parecerá una anécdota, pero para los que conocemos el percal, les aseguro que es categoría.

Y la cosa sigue igual, de modo que ahora, en pleno procés y ante la agresión que supone la por otro lado infausta LOMCE, es muy probable que se les esté devolviendo el favor. Y una vez más, el tema no es la lengua –éste es el campo de discusión para botarates- sino el modelo educativo. Porque quien se haya leído la LOMCE sabrá que dicha ley es la primera ley española que reconoce el derecho a la inmersión lingüística. Sí, tal cual. Así lo viere quien lo leyere. De modo que el debate de fondo es otro.

Visto así, podría parecer que lo de la “Fundació Jesuïtes Educació” se queda en un simple experimento catalán. Pero mucho me temo que no sea así. Hay razones para pensarlo.

Cambio de tercio. Uno de los más feroces críticos con la LOGSE desde sus primeros momentos, fue el profesor universitario Ferran Gallego, a la sazón activo militante en la izquierda comunista, lo cual le situaba directamente en la categoría de rara avis –aunque parafraseando a Raimon, fuimos más de los que ellos querían y dijeron-. Sus artículos incluso aparecieron en “El País”, edición nacional, en más de una ocasión, hasta que, según él mismo confesó en privado, el director del rotativo le dijo que sus artículos no «le» gustaban y que… puerta.

La tesis central de Ferran Gallego era que la LOGSE era una ley educativa de carácter netamente neoliberal. La oposición del PP por entonces, que nunca pasó de testimonial, quod erat demonstrandum, se debía según él –y en gran parte lo comparto- a que la derecha española todavía estaba atrasada como «derecha». Para él, la prueba del algodón era que CIU, a la que consideraba la derecha más inteligente y moderna de España, había entendido el mensaje desde el primer momento. No puedo recordar ahora si el ejemplo literal suyo era este, pero se trataba de evitar de una vez que el hijo de un albañil le pudiera arrebatar por nota el acceso a la facultad de arquitectura al hijo de un arquitecto. Y pusieron manos a la obra.

No cabe duda, lo han conseguido. Y ahora el PP les imita, sólo que quien no quiere enterarse, por otras razones, es CIU. Es decir, que nadie descarte que estos «nuevos» inventos se exporten.

¡Ah! Sobre por qué ahora ya se empieza a aplicar la literalidad de la LOGSE en la privada de semiélite, me remito al post anterior o, más brevemente, a la intervención de mi querido Guachimán -gracias por ella, amigo-, que reproduzco aquí literalmente, a modo de conclusión:

 
Hace algún tiempo, viendo el rumbo que tomaba la enseñanza pública, empecé a pensar que el mejor intérprete de por dónde iba a acabar derivando la humanidad fue Aldous Huxley. Releí "Un mundo feliz" y me quedé absolutamente convencido: los alfa, los beta, los épsilon... y los interventores en todo lo alto, auxiliados por altos directivos babosos en el control del sistema. Ese es el camino de la LOMCE: la expulsión del pensamiento crítico y sus fundamentos, más un feroz clasismo, ampliación del de la LOGSE. No puede negarse que la propuesta de los jesuitas va en la misma línea. Una última cosa: hace unos días, vi un reportaje televisivo (ya sabes cómo están aireando estas cosas los medios propagandísticos oficiales) en el que aparecían unos niños trabajando con este modelo: montones de niños en torno a mesas de diversos tamaños haciendo lo que fuera mientras los profesores pastoreaban por ahí. ¡Que eso ya se inventó hace décadas y hasta se puso en práctica, hombre! Se le llamaba trabajo en equipo, y hubo que dejarlo porque no funcionaba. ¡Qué manía de desenterrar momias viejas, cambiarles el nombre y presentarlas como la megarrevolución!