dimecres, 30 de setembre del 2015

DE DESAZONES Y DE ZOTES



A lo mejor sí que habrá que largarse de España cuanto antes, aunque no para quedarse en la Cataluña de Mas, sino a Pernambuco o a los mares del sur. Contra más lejos, mejor. Aquí, en esta pell de brau que es Sefarad, como decía Espriu, la cosa no da más de sí, hay que asumirlo, y ya no cabe ni un tonto más. A ver si, aun desde la asunción de mi condición de «tonto», consigo explicarme.

Que los resultados del domingo fueron decepcionantes para Mas y ERC es evidente, y no menciono a CDC porque ignoro si sigue existiendo. Si el conjunto de tu candidatura tenía el sábado 72 diputados que la noche del domingo se habían convertido en 62, es que has perdido diez. Lo demás, excusas de mal pagador. Una prueba de ello son las salmodias que, desde la misma noche del domingo, se han difundido desde los mentideros independentistas a través de las redes sociales, concebidas como bálsamos de Fierabrás para mantener la moral de la tropa.

Las elecciones del domingo pusieron a Mas y al «procés» contra las cuerdas. Muy especialmente a Mas; no tanto al «procés». Cierto que Mas ha demostrado a lo largo de su trayectoria ser un superviviente con una suerte digna de ser tenida en cuenta. Se le ha dado por periclitado muchas veces, pero siempre ha conseguido reponerse y saltar de nuevo a la palestra. Dejándose unas cuantas plumas por el camino, sí, pero indiscutiblemente, un tipo con suerte.  Ahora planteó un plebiscito en forma de elecciones y le salió mal. De entre los seguidores de este blog, hasta el bueno de Guachimán estaba convencido de que esto «se acabó». Estuve tentado de intervenir en su recomendable garita para advertirle que acaso fuera este un juicio prematuro, pero no me dio tiempo. Hoy volvemos a tener a Mas redivivo y acaudillando el «procés», por mor del oportuno procesamiento abierto contra él por el TSJC.

Resulta que un año después de los autos del referéndum/barbacoa, el TSJC decide imputarle por tres o cuatro presuntos delitos, casualmente dos días después de las elecciones que lo habían noqueado, y lo citan a declarar para el 15 de noviembre, efeméride del fusilamiento de Lluís Companys por la dictadura franquista. Hay que ser zote; o eso, o si no, entonces es que interesa en Madrid que Mas siga jugando al Ave Fénix. Y llegados aquí, se requieren ciertas precisiones.

La primera. No entro ni salgo en valoraciones sobre la conveniencia o no de procesar a Mas por haber organizado una mojiganga de referéndum. Me parece simplemente una estupidez. Y lo de rasgarse las vestiduras porque haya transgredido la ley, una farsa para consumo de retrasados mentales. Si esto es algo, es un proceso político. Y de serlo, poniéndonos desde la propia lógica del Estado –si es que ha habido algo digno de tal nombre en este país alguna vez- se tenía que haber actuado antes. Y en cualquier caso, nunca dos días después de unas elecciones y para una fecha que sólo contribuye a dar pábulo al martirologio que se añadirá a la hagiografía del interfecto. Y si alguien me dice que la Justicia es un poder independiente cuyos señalamientos son ajenos a las efemérides y a la política, le diré que se tome otra copa. Y luego le preguntaría qué ocurrió con el Fiscal General de Cataluña que se permitió observar que si el referéndum pudiera hacerse de acuerdo con la Ley ¿Por qué no? Así que no nos vengan ahora con la milonga de la independencia del poder judicial.

La segunda. La efeméride del fusilamiento de Companys como fecha de señalamiento. Miren, a mí la figura de Companys no me cae nada simpática. Fue un político mediocre y más bien taimado, redimido por el encono y el resentimiento enfermizo de una dictadura sanguinaria que lo asesinó y convirtió en mito. En mi modesta opinión, quien hubiera tenido que juzgarle por lesa traición era la República. Y no diré nada más del tema, que el infierno está lleno de buenas intenciones. Pero llevar a declarar a un Presidente de la Generalitat en el aniversario del fusilamiento de otro, es de una aviesa torpeza que saca de quicio. ¿O es que hay toda una quinta columna de la Generalitat infiltrada en los centros de poder y decisión del Estado español?

Tayllerand comentó en cierta ocasión sobre el asesinato de un líder de la oposición por los servicios secretos de la policía francesa: «Es mucho peor que un crimen, es un error». Semanas después, el último borbón francés, Carlos X, tomaba el camino del exilio. Supongo que a la altanera ramplonería que preside la política española, tales matices le son completamente ajenos. O puede que no…

Sí, puede que no. Porque todo depende de cuáles sean realmente sus designios. Y las acciones subordinadas a ellos son aciertos o errores sólo en función de cuáles sean dichos designios. Si el objetivo es mantener a Mas, entonces puede que hayan acertado. ¿De qué se trata en realidad?

Tal vez la respuesta se encuentre en el soberbio artículo que Eduardo Mendoza publica hoy en «El País», transcripción del discurso que pronunció en Segovia el mismo 27-S, con motivo de un congreso literario en el que fue preguntado, como catalán, por el tema. Sugiere Mendoza una hipótesis muy interesante, cuyo desarrollo les recomiendo que lean con atención en el artículo referenciado al pie: ¿Hay realmente interés en solucionar el tema? O no lo hay, o no se ha entendido nada.
 
 
NOTA: El fotomontaje que encabeza esta entrega procede de un mensaje enviado a través de las redes sociales por unos amigos independentistas, eso sí, con un ciertamente socarrón sentido del humor. Nadie pensaba, entiendo, en la verosimilitud de dicha escena cuando fue enviado, hace ya bastante tiempo. Y tenía como único objeto un cierto afán de sana chanza y de distancia irónica frente a las acritudes de la clase política. Lo problemático es que, precisamente ahora, pueda adquirir tintes de verosimilitud. ¡Vaya chapuza!
 

2 comentaris:

  1. Se agradece la alusión, Xavier. Ciertamente, puede parecer muy prematuro mi rotundo "se acabó", pero creo, que, aunque ahora podrá haber aún intentos de seguir adelante por parte del independentismo (me temo que nunca dejará de haberlos), estas elecciones van a ser el principio del fin del "prusés", lo veremos a la larga. En otro orden de cosas, te hago una pregunta: ¿y si fuera que quienes citaron a Mas desconocieran lo de la efeméride del fusilamiento de Companys o la conocieran, pero se les pasó por alto? No es descabellado, veo en esto más un descuido que una provocación tan tonta como inútil.

    ResponElimina
  2. Efectivamente, no descarto que la fecha del señalamiento sea accidental. Yo mismo me enteré ayer de la coincidencia en las fechas. El problema es otro. Mira, hoy mismo ha dicho la fiscalía -creo que ha sido la fiscalía- que se esperó a después de las elecciones para no interferir en el proceso electoral. Vale, me lo creo, pero es que han tenido un año, y si has esperado tanto tiempo, qué más te da esperar un par de meses más, porque si lo haces al día siguiente de las elecciones, suena entonces a rabieta, como pasó con Pujol y lo de Banca Catalana. Es un proceso político, no lo olvidemos, y las cosas hay que hacerlas bien, que es lo que no suele ocurrir. ¿Qué luego resulta que coincide con el aniversario del fusilamiento de Companys? Hombre, vigile, porque es darle pábulo a Mas. No sé... que revisen el santoral antes, lo que sea, pero que no se caiga en estas provocaciones que, como bien dices, son tan tontas como inútiles. Un abrazo.

    ResponElimina