Me quedaré con los cien años
de soledad que no has conseguido alcanzar. Con el gitano Melquíades que buscaba
el daguerrotipo de Dios; con los Arcadios y los Aurelianos, buscando saber qué buscaban; con las Eréndiras y
las Isabelas, que sabían que nunca lo iban a encontrar; con el enriquecimiento que me supuso la lectura de tu obra. Con
todo ello y con tu mejor frase:
LAS
ESPECIES CONDENADAS A CIEN AÑOS DE SOLEDAD NO TIENEN UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD SOBRE
LA FAZ DE LA TIERRA
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