Decía Marx sobre Lord
Palmerston, que había “… tenido
éxito en lo cómico como en lo heroico, en la tragedia como en la farsa; si no
es un buen gobernante, al menos es un buen actor”.
Visto lo visto, no cabe duda
de que el inefable Henry John Temple (1784-1865), tercer vizconde de Palmerston y Primer Ministro de Gran Bretaña en dos ocasiones, marcó «tendencia». Sólo que a nuestros políticos se
les nota todavía mucho que sobreactúan, y esto no es ser un buen actor; deberán mejorar.
Es lo malo que tiene
olvidar a Marx, que entonces se sigue imitando a Palmerston, pero sin saberlo.
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