El otro día, en el transcurso de una agradable conversación, un amigo me
manifestó que no entendía como yo no era independentista. Y me dejó perplejo. Básicamente porque el planteamiento me pareció
altamente indicativo de hasta qué punto el independentismo, aunque muy lejos de
ser mayoritario, es sin embargo hegemónico hoy en Cataluña. Tanto por la propia
formulación "no entiendo como no
eres independentista", a la cual le es implícita la autoarrogación hegemónica, como por los sobreentendidos implícitos que de
ella se desprenden.
No era, ciertamente, una
interrogación, de serlo, hubiera debido escribir un "cómo" intercambiable
a "por qué", en cuyo caso se me hubiera estado preguntando por qué no soy
esto o aquello. Pero no se me preguntaba por las
razones que me inducen a no ser independentista, porque las
eventuales razones que yo hubiera aducido se daban algo así como por consabidas
y rechazadas de antemano. Es decir, la secuencia cronológicamente normal hubiera
sido empezar con la interrogación «¿Por qué no eres independentista?», a la
cual se le supone una respuesta del tipo «Porque...», y sólo después de haber
escuchado las razones aducidas, acaso hubiera tenido sentido decir «No entiendo las razones por que no eres
independentista», que es, en definitiva, lo que estaba diciendo con «no entiendo como no eres independentista».
Así que se rechazan de antemano, sin necesidad alguna de entrar en ellas, las
razones que yo fuera a exponer a
continuación de un «porque», y se pasa directamente a no entender las razones
por que no soy independentista. O sea, no se entienden las razones por que doy
validez a unos argumentos que me impelen a no ser independentista, sin que ni
siquiera se me pregunte por ello. Pero la cosa va mucho más
allá, y es ciertamente mucho más grave, como se demuestra si hacemos un
seguimiento lógicamente regresivo de los supuestos fundantes y subyacentes a la
afirmación "no entiendo las razones
por que...".
Y es que «no entiendo» va mucho más allá que «no
comparto». Presupone la incapacidad para aceptar o entender los eventuales
argumentos que, además, se dan por consabidos. De lo contrario se preguntaría
-entonces sí- "No entiendo cómo no
eres independentista" o quizás mejor "No entiendo ¿cómo no eres independentista?" que al cabo sería
lo mismo que "¿Por qué no eres
independentista?". Luego se responde pertinentemente a la pregunta y
ante las razones expuestas habrá acuerdo o descuerdo... Pero no. Mis posibles contrarrazones no
son objeto de discusión. Como con las grandes verdades religiosas, ponerlas en cuestión es
dudar de ellas...
De este modo, se parte de la evitación de
cualquier debate sobre las posibles razones
a favor o en contra de la independencia de Cataluña. De ello no solamente se
deduce que el independentismo funciona teológicamente y que cualquier debate es
un puro simulacro viciado de antemano, sino que, remontándonos
regresivamente, la pregunta "por qué no eres..." y la afirmación
"no entiendo las razones por que..." se fundan una categoría
negativa.
Efectivamente, la pregunta
elidida, pero implícitamente presente, es «¿Por qué eres no-X?» y no «¿Por qué
eres X?», que en principio sería más normal. Es decir, desde las categorías
fundantes del independentismo, la pregunta no es por qué uno es o se hace
independentista, sino por qué «otro» no lo es.
Que en una ideología como
pueda serlo cualquier nacionalismo se parta de un acto de autoafirmación como
este no suena ciertamente extraño. Pero sí lo es que toda una sociedad asuma
implícitamente que la pregunta a hacer sea «por qué uno no es independentista»
en lugar de «por qué uno es independentista», que en buena fundamentación
lógica, y también cronológica, debería ser la normal. No, las razones del
independentismo se dan por consabidas y fuera de discusión como lugar común que
son, a la vez que fundantes, y la pregunta (elidida) es «por
qué no las compartes», elisión que afecta también a la eventual respuesta
«porque...», y que lleva al punto final de no entender ni compartir las razones
por que alguien pueda ampararse en ellas.
Y se ha interiorizado que el
que ha de dar explicaciones es el no independentista, porque ser independentista
debe ser «lo normal». Del «por qué no...» y el consiguiente «porque...», ambos
elididos y eludidos, se pasa directamente al «no entiendo (las razones) por
que...».
Si he descrito esta
conversación y las reflexiones que me ha sugerido, es porque pienso que no se
trata de una mera anécdota, sino que trasciende a la categoría de ejemplo y es
sintomática del modo hegemónico de ver las cosas hoy en Cataluña.
Volviendo a la conversación
que suscitó este post, mi réplica fue la siguiente:
"Si
tuviera sólo el más remoto indicio de que las cosas con la independencia
pudieran ir, no mucho, sino simplemente algo mejor, tal vez entonces fuera independentista, aunque lo mío no son los patriotismos, ni éste ni el otro, que quede claro.
Pero conociendo el paño que gastan las «elites» independentistas, no puedo sino
pensar que seríamos una grotesca república místico/cleptocrática a medio camino entre
Albania y Bélgica, más cerca de la primera que de la segunda. Y eso no sólo no
me interesa, ni como individuo ni como ciudadano, sino que incluso me repugna.
Amén de otras consideraciones, esta es la razón fundamental por que no soy, ni puedo ser,
independentista».
No se preocupe, Don Xavier, que por estos lares le entendemos. El problema tal vez se extiende mucho más allá, en su formulación y en su trascendencia. Me imagino lo que podría suponer ser “un hereje” en la Edad Media y tener que responder a la sospecha a golpe de cruz de “No entiendo cómo no eres católico” . Poco cambia el ser humano en asuntos de estas enjundias, las cuales siembran doctrina y esperan con devoción ver crecer los frutos de su trabajo. Sería de aplaudir con repetición aquellos constructos que fueran capaces de residir en la permanente duda como aventajada condición humana, renunciando a los incómodos créditos del apearse en una única verdad, en un acomodaticio domicilio intelectual. Pero así las cosas estimado profesor y me temo que durante mucho tiempo le seguirán preguntando lo mismo. Ánimo, que la cordura es un camino que se recorre en solitario.
ResponElimina¡Qué remedio, Carmina! ¡Qué remedio!
ResponEliminaTranquilo Xavier que no estás sólo en este desierto. En las muchas discusiones que mantengo con los independentistas me pasa lo mismo. Intento explicarles que desde la época de Franco me decante, además de no pertenecer a ningún régimen fascista, a militar en la izquierda hasta el fin de mis días. Y claro, como buen izquierdista, no puedo a estas alturas reivindicar la creación de un nuevo estado cuando lo lógico seria luchar por la desaparición de todos y unirnos para que no nos desmantelen lo poco bueno del estado del bienestar que queda. A continuación les recomiendo , aunque sé que sin éxito, la lectura de Kant “La paz perpetua”, por no remitirlos a ninguno de los autores de izquierdas, que se leían en nuestra época, y que al pertenecer a un tipo de ideología pudiera asustarles.
ResponEliminaEs más, en mi última charla con una ferviente defensora del independentismo, que se declaraba de izquierdas, me comentaba que ya era hora que los que venimos de una izquierda con cierta antigüedad fuésemos evolucionando, como había hecho la juventud actual de izquierdas independentista, y nos apuntáramos al carro de la independencia. A esto como te puedes imaginar le respondí que sí que a mi edad iba a ir evolucionando hacia la defensa de conceptos de derechas, como el de Estado-nación. Como te puedes imaginar esto la ofendió en lo más profundo de su ser. Y es que es curioso como la gente no sabe ni lo que reivindica. A mí, aunque los argumentos provengan de los sentimientos y no de la razón, supongo que por mi educación franquista, me es imposible no pensar como hacen ellos si lo que voy a votar está impregnado de sentimientos de derechas o de izquierdas. Por eso analizo la evolución del PSOE- PSC y de los partidos socialistas europeos hacia el “social liberalismo”, ellos lo llaman social democracia, eliminando de su programa el “marxismo” pero manteniendo, eso sí, el concepto de izquierdas “socialismo”, porque de momento vende, pero cambiando su contenido con contenido liberal. Como dice la biblia mateo 7, 15-20 por sus obras los conoceréis ¿que obra de izquierdas han hecho los socialistas en esta y en otras crisis? Lo malo de esta costumbre de guiarse por los sentimientos sin reflexionar es que coloca a un paso a nuestros gobernantes para meter la mano en la caja y salir pitando para Suiza. Luego podemos criticar lo que queramos pero la culpa es toda nuestra por dejarnos manipular y votarlos cuando nos recortan nuestros derechos envueltos en la bandera. Por que eso sí prohíben las corridas de toros cuando ellos se han hecho maestros del arte taurino. Y nos empiezan a dar un pase: visca Catalunya (con escuela privada) ¡ole! Y otro: visca Catalunya (con la sanidad privada) ¡ole! visca Catalunya (viaje a paraísos fiscales) ¡oleeeee! Eso sí no se puede negar que el capote de la bandera, sea catalana o española, es precioso.