Dudosa maniobra la de
Junqueras fichando a Ernest "tete" Maragall para su candidatura a las
elecciones europeas. Dudosa porque está introduciendo en su casa a un personaje
que no sólo no aporta nada, sino que resta. Como mínimo entre los docentes
catalanes, no van a aumentar los votos a ERC porque lleve a este individuo en
sus listas, sino todo lo contrario. Además, Ernest Maragall nunca ha
representado a nadie más que a sí mismo. Eso sí, se auguran días movidos sin
ocasión para el aburrimiento. Maragall no viene a hacer de comparsa de
Junqueras, por quien no creo que sienta sino un desprecio de clase sólo
comparable con su arrogancia.
Si Terricabras es el teórico
del «masoverismo» como forma catalana de estructuración social, Maragall es el
señoritismo propio del nepotismo anti ilustrado. Menudo tándem. Ha afirmado ser
economista y analista informático sin tener, ni éstas, ni ninguna otra
titulación universitaria. Eso sí, trabajó en el área de economía del Ayuntamiento
de Barcelona, del que es funcionario municipal sin que conste que ganara
ningunas oposiciones. ¿Cómo entró, entonces, en los tiempos de Porcioles?
Su carrera política
transcurrió siempre a la sombra de su hermano en el PSC, aunque otras fuentes
afirman que era él quien le aupó y siempre movió los hilos. Convertido en
consejero de educación como compensación familiar por la defenestración de su
hermano, su etapa al frente de la educación catalana fue, simplemente, nefasta.
Luego, una vez sin cargo, abandonó el PSC, eso sí, dejando su «cagadita», la
LEC. Claro que, al menos en temas educativos, ahí sí que encaja en ERC, que han
sido sus más entusiastas seguidores. La diferencia es que ellos se lo creen, él
no. El sólo cree en Ernest Maragall.
No sé, pero tengo para mí
que a Junqueras pronto intentarán moverle de la silla. Si no, al tiempo.
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