EL MÉTODO CIENTÍFICO COMO PRUEBA DEL ALGODÓN
Corrían los tiempos del
primer tripartito –o quizás era el segundo, no lo recuerdo-. El Departament d’Educació-, muy preocupado
por los notoriamente deficientes resultados del sistema educativo catalán diseñó
un proyecto, que anunció a bombo y platillo, consistente en «motivar» a los
centros para que los alumnos aprobaran aún más. Y digo «aún más» porque la
caída de niveles corría pareja a la práctica promoción automática y a la sesión
de voto de las notas en las juntas de evaluación. Ni así.
El proyecto en cuestión fue
un plan encaminado a dotar con partidas económicas extra a los institutos que
se adscribieran a él y, de acuerdo con los contenidos del proyecto, se
comprometían a mejorar sus resultados hasta el punto de que un 90% del alumnado
obtuviera el título de la ESO y, creo recordar, un 80% el de Bachillerato. Si
se obtenían resultados dentro de esta franja ¡pasta gansa!
Me consta que en Andalucía
hicieron algo parecido, con una salvedad, el dinero no era para el instituto,
sino que iría a parar directamente a los bolsillos del profesor. Eso sí, los
resultados tenían que ser globales, de modo que si un aguafiestas va y suspende
más de la cuenta, los demás se quedaban sin prima. Bueno, vayamos al caso.
Nosotros apodamos este
proyecto «aprovat x diners» y nos
posicionamos inequívocamente en contra. Así que hicimos los artículos y la
campaña de rigor contra semejante aberración. Un buen día, nos concedió
audiencia el cardenal gris que había
pergeñado el plan, un «experto» y
alto cargo al cual se le había encomendado tal misión en el Langley de Vía Augusta.
La reunión, como era de
esperar, estuvo presidida por el desencuentro. Nosotros, erre que erre, que
esto era una barbaridad y un soborno que sólo serviría para que los directores
les metieran más presión a los profesores para que aprobaran para cumplir los
objetivos, y para maquillar una realidad cada vez más tozuda. Una inmoralidad,
vamos.
En un momento de la reunión,
y después de intentar pobremente argumentar como esta medida iba a redundar
también en la calidad de la enseñanza, apostilló, con aire de perdonavidas y orgulloso
de la expresión que se le acababa de ocurrir,
“Es que aquí, en esta casa, utilizamos el método
científico, es decir, ensayo error”
Woody Allen decía, creo que en "Delitos y faltas" que la comedia es "tragedia más tiempo". Con esta gente sucede al revés: lo cómico, con el tiempo, acaba teniendo consecuencias trágicas. Pero quedémonos con lo cómico porque la frase, sin duda, es antológica.
ResponEliminaSe ensaya el aprobado por la cara, y una vez comprobado que, según la casi totalidad de los docentes es un error, y grave, se mantiene el sistema, no faltaba más. Como medida complementaria, se acusa al disidente de corporativista.
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