Yo sigo sintiéndome tan catalán como siempre; no sé qué inducirá a (H)ada a ir in crescendo en una catalanidad en la cual, he de suponer, ya nació. ¡Qué pena!. Por la pobre hadita. No tiene nada de mágica; al final, las carrozas ficticias devienen calabazas, como los zapatos de cristal... se quiebran.
Pensamiento mágico, o de hAdas, sin más (o sin menos...).
¿Pero de verdad se cree Ada Colau que tiene el poder? ¿Es que ella misma ignora la precariedad de los pactos que la sostienen? ¿Es que no se da cuenta de que ahora mismo está siendo un peón más (o una tonta útil) del independentismo, que sí que es un poder, y peligroso? ¿Qué cosa de envergadura ha hecho ella hasta ahora que demuestre que de verdad tiene poder? Esto, por no hablar de los mil charcos estúpidos en los que se mete, impropios de una dirigente con un mínimo de cordura, como esa perra que le ha dado contra el Ejército, el Ejército de todos en un país democrático.
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