Son nuestro referente más
entrañable y la auténtica quintaesencia del «dasein» ibérico: Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio. Ellos,
y no los flojos de Don Quijote y Sancho Panza, reflejan ese pathos irreductible a cualquier noción
allende los Pirineos y convierten la pluralidad y la diversidad tan propias de
estos pagos en una raíz común a la cual no escapa nadie, nadie que tenga como
propia alguna lengua subpirenaica... incluido el LAPAO.
Siempre retorna, y cual ave
Fénix renace de sus propias chapuzas. Es la chapuza hispana, desde el submarino
que pesa demasiado, el aerouerto cuya pista no sirve para que aterricen aviones o SACYR y su canal de Panamá, al cual han "rajao" en ídem. La lista sería interminable. Cualquiera que sepa un
poco de qué van las contratas públicas y cómo se estilan por aquí, me entenderá
perfectamente.
Sabemos por wikileaks que
los propios americanos ya dijeron que aquellos precios eran imposibles por
baratos, que no había manera ni aun con mano de obra esclava. ¡Pobres gringos!
a veces no entienden nada. Que no, que la cosa está muy clara y no se trata de
si el precio es competitivo o no, ni de lo que digan los informes geológicos. Exactamente como tampoco importa si un aeropuerto está para que aterricen y despeguen aviones.
No, aquí de lo que se trata es de trincar, sin más.
Trincar el contrato al
precio que sea, vender las propias acciones en el mejor momento y a seguir
mamoneando hasta que toque hacer la "espantá". A alguno igual le
hacen ministro, no sería la primera vez. Además, aquí el personal está muy
dispuesto a escuchar excusas patrioteras: que si es un complot de las grandes
empresas americanas, que si el gobierno panameño nos escamoteó información, que
si lo que pasa es que en realidad nos tienen envidia... Es el eterno retorno de
la chapuza. Sin más. ¡Viva Pepe Gotera y Otilio! Al menos ellos nos hacían reír.
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