«Unió Democràtica de Catalunya» ha anunciado hoy que abandona el
gobierno de la Generalitat. Sus tres consejeros y todos los altos cargos de
libre designación también abandonan sus responsabilidades. Y a partir de aquí,
la incertidumbre. De momento, parece ser que UDC ha asegurado que sus diputados
siguen bajo la coalición CIU y que por lo que respecta a los pactos
municipales, también. Es decir, abandonan el gobierno, pero CIU sigue.
Lo primero que sorprende, a la
vez que da una idea cabal de ciertos talantes, es que el sector independentista
de UDC, pese a haber perdido la consulta de Unió, se considere vencedor,
amparándose en que la diferencia es mínima -un 50,90% frente al 46,19%, 125
votos de diferencia-, no reconozca la derrota y anuncie que por su cuenta van a
negociar con los firmantes de la hoja de ruta del «procés»; ¿En nombre de quién?
Y sorprende porque este mismo
sector consideraría válida y legitimada una declaración de independencia del
Parlamento catalán por 68 diputados contra 67 –y dejando de lado que estos 68
representaran a poco más del 35 o el 40% de los votos emitidos, lo cual con el
sistema electoral catalán, es perfectamente probable-. Si un valor tan ajustado
sirve ni más ni menos que para declarar la independencia ¿Por qué la dirección
de UDC debería sentirse deslegitimada disponiendo de bastante más de la mitad
más uno?
¿Qué pasará ahora?
Supongo que dependerá de si Duran encuentra apoyos económicos para presentarse
como adalid del catalanismo moderado que Mas ha abandonado en su huida hacia la
radicalidad. Y esto podría representar un serio revés para los planes del president, porque a la fuga de votos hacia
ERC que ya ha padecido, ahora se le añadiría la pérdida de votos de un sector
que era el tradicionalmente suyo.
Sorprende también la
arrogancia del ultimátum que Convergencia lanzó a Unió después de conocer los
resultados de la consulta que realizó entre la militancia ¿Tan sobrados están?
¿Piensan que no llegará la sangre al río y que Duran acabará agachando la
cerviz?
Tal vez. A favor de
esta tesis estaría la trayectoria de Duran y su partido. UDC, por más siglas
históricas que tenga, es un partido pequeño, que no llega a los cuatro mil
militantes y que nunca ha contrastado su fuerza real concurriendo a unas
elecciones en solitario. Si Duran no obtiene apoyos, y me refiero a apoyos
económicos, su relevancia será inane. Pero si los consigue, y podría ser,
entonces puede ser un problema para Mas y su procés, porque entonces no sólo le aleja aún más de la mayoría
absoluta independentista Mas+ERC+CUP, sino que puede incluso peligrar su
hegemonía, porque alguien está compitiendo por su propio electorado. Los entre
cinco y ocho diputados que tienen calculados los democristianos de irles bien
las cosas, podrían ser la puntilla para Mas y enviarlo definitivamente para
casa, a él y a lo que quede de Convergencia.
Por eso se sorprende uno
que aparente ir tan «sobrao». Al tiempo.
Tres cosas, Xavier:
ResponElimina-¡Qué foto!
-Genial reflexión e interesantísimas las perspectivas sobre las que pones el foco. Lo que tú dices: al tiempo.
-Como catalán residente fuera de Cataluña (en un lugar de ese resto de España al que los independentistas se empeñan en llamar "España"), me encuentro digamos que en un punto de observación que me permite ver algo que Mas, Jonqueras, Forcadell y Cía. no ven o se empeñan en no ver: el daño que esto le está haciendo a Cataluña. Esto es grave y a mí me duele; el independentismo debería salir de su burbuja y reflexionar ante realidades como estas, pero parece ser que están tan obcecados y ensimismados que no piensan hacerlo. Mal asunto.