Será que soy un descreído,
pero no acabo de creerme la sinceridad de la transformación educativa anunciada
por la Compañía de Jesús en sus colegios de Primaria en Cataluña. Y como
resulta que, desde luego, no es que los jesuitas sean precisamente tontos, uno
ha de pensar entonces que, necesariamente, ha de haber gato encerrado.
Alternativamente, podría pensarse
también que son sinceros, y hasta que tengan razón. Pero para poder afirmar
esto, debería saber previamente si la Orden contempla que sus futuros
Prepósitos Generales, Asistentes ad Providentiam y el resto de miembros que
constituyen su compleja estructura jerárquica, así como sus ordenados, provengan de este
experimento que sus colegios están implantando en Cataluña; o si sólo es para
legos. Y como ignoro ese extremo, el juicio sobre la honestidad intelectual de
dicho proyecto mucho me temo que lo he de poner en rigurosa cuarentena. Porque,
no sé, pero me da en la nariz que se trata de un proyecto más bien
exclusivamente pensado para legos y seglares, y con finalidades muy concretas e
inconfesables. En fin, volteriano que es uno.
Si realmente consiste en lo
que me imagino, he de reconocer que se trata de un proyecto muy inteligente y
ambicioso, pero cuyos objetivos no son exactamente los anunciados -en el
supuesto que haya algún objetivo explicitado sobre el tipo de individuos que se
pretende crear con este modelo educativo, cosa que no he sabido ver del todo, lo
reconozco, más allá de los tópicos pedabóbicos ad usum- sino que, muy al contrario, barre pro domo sua y, al cabo de la calle, apuntaría hacia un modelo que podría acabar dejando a los
seglares bajo la necesaria tutela de los religiosos. De ser así, se trataría de
una curiosa inversión del giro coperniquiano para devolvernos, en una suerte de
contragiro ignaciano, a un estado de cosas más o menos neomedieval, en lo
intelectual y, por ende, en muchas otras cosas.
Ya digo, tal vez no sea así y
puede que, acertadamente o no, los padres jesuitas estén animados por las más
nobles de las intenciones, pero uno no puede zafarse sin más de las nefastas
influencias que una formación volteriana le imprimió indeleblemente en las
entendederas, sobre todo en este tipo de menesteres. Y es que, si de evitar tan
nefastas influencias se trata, es más que probable que de este modelo no surjan
volterianos, sino, como mucho, esadianos que propaguen e impongan la doctrina
diseñada en otras esferas para países semiperiféricos como el nuestro. De ser
así, la cosa ya iría cuadrando. Porque, vamos, creérselo, lo que se dice
creérselo, no creo que se lo crean ni ellos; algo que, topando con la
Iglesia, tampoco es tan raro.
Otra posibilidad, también
auspiciada por el infame pensamiento volteriano de la sospecha, sería que se
trate de una simple operación de marketing, en la línea de lo que apuntaba, muy
acertadamente en mi opinión, Roberto Colom en su blog, a propósito de un proyecto
similar, por no decir idéntico, en este caso a cargo de la Congregación de las Misioneras Hijas de la
Sagrada Familia de Nazaret, en el colegio Montserrat de Barcelona.
En definitiva, y de acuerdo
con esta segunda posibilidad, la de una operación de marketing, se trataría de
un simple cambio lampedusiano: que cambie todo para que no cambie nada. El rico
al bollo y el pobre al hoyo. Pero aun así, estaríamos ante una relativa
novedad: las escuelas religiosas habrían entendido de una vez, y en una fase
superior, el carácter profundamente antisocial de la LOGSE y sus secuelas. Y se preparan para aplicarlo con fruición. La pregunta sería cómo no cayeron antes en tal cuenta. Pero también para eso tengo una explicación.
Para nadie es un secreto que
la LOGSE implantó un modelo que maniató hasta neutralizarla a la enseñanza
pública. Gracias a ello, la por entonces agónica enseñanza privada resurgió cual Ave Fénix e hizo su
agosto, con la complicidad tácita de las Administraciones permitiendo que,
mientras a la pública se la obligaba a aplicar las aberraciones pedagógicas que
acabaron con ella, la enseñanza religiosa mantuviera un modelo más tradicional
y consistente. Más serio, académicamente hablando. El resultado conocido fue el trasvase de las clases medias de la
pública a la privada, y el enriquecimiento y expansión de la enseñanza privada, también gracias al
modelo de la concertación, algo inédito en cualquier otro país, o en cualquier otro
sistema educativo.
Ahora, con la pública fuera de combate, la escuela religiosa puede pasar de la fase del monipodio a
la de la aplicación de un modelo educativo del cual nunca surgirá un Voltaire, sino lo que desde un primer momento se pretendía, pero
que pasaba necesariamente por la fase previa de neutralización de la pública:
esades en la privada y, como ya ocurre, camareros en la pública. Todos ellos igualmente
obedientes y dependientes, cada cual a su nivel y con su destino marcado por su estrato social. Y como en la Edad Media, sólo
en los seminarios se custodiará y administrará el conocimiento; eso sí, a buen
recaudo y en pequeñas dosis, no se les fuera a desmadrar otra vez la cosa con
el Racionalismo, la Revolución Científica y la Ilustración. Y eso que por aquí todo
esto pasó de puntillas y de largo. O precisamente por esto.
Será tal vez una interpretación
conspiranoica, y admito que lo vean así, pero cuadrar, lo que es cuadrar, cuadra. Y la verdad, asumiendo
que no son tontos, que de lo que requieren es de tontos útiles, y que frente a
la inmediatez hoy en boga, ellos saben trabajar para la eternidad, no puedo dar
con otra explicación. Ahí queda.
Hace algún tiempo, viendo el rumbo que tomaba la enseñanza pública, empecé a pensar que el mejor intérprete de por dónde iba a acabar derivando la humanidad fue Aldous Huxley. Releí "Un mundo feliz" y me quedé absolutamente convencido: los alfa, los beta, los épsilon... y los interventores en todo lo alto, auxiliados por altos directivos babosos en el control del sistema. Ese es el camino de la LOMCE: la expulsión del pensamiento crítico y sus fundamentos, más un feroz clasismo, ampliación del de la LOGSE. No puede negarse que la propuesta de los jesuitas va en la misma línea. Una última cosa: hace unos días, vi un reportaje televisivo (ya sabes cómo están aireando estas cosas los medios propagandísticos oficiales) en el que aparecían unos niños trabajando con este modelo: montones de niños en torno a mesas de diversos tamaños haciendo lo que fuera mientras los profesores pastoreaban por ahí. ¡Que eso ya se inventó hace décadas y hasta se puso en práctica, hombre! Se le llamaba trabajo en equipo, y hubo que dejarlo porque no funcionaba. ¡Qué manía de desenterrar momias viejas, cambiarles el nombre y presentarlas como la megarrevolución!
ResponEliminaTotalmente de acuerdo, Guachimán. El "Mundo Feliz" de Aldous Huxley es la distopía hacia la cual tendemos.
ResponEliminaBueno , Xavier, en mi opinión, lo suyo ha sido más un juicio de intenciones que un análisis de la propuesta jesuítica. De hecho, en todo lo que a ella se refiere stricto sensu parece gustarle a usted. Lo que no le gusta, insisto, es la autoría y la presunta intención de la misma.
ResponEliminaEn gustos y simpatías cada uno tira por donde quiere, lógicamente. Por este lado, pues, nada que objetar. Pero si pretendemos aplicar un enfoque científico o profesional, entiendo que debemos desposeernos de todo prejuicio. O, al menos, intentarlo.
Un cordial saludo
Enrique Alvarez (sigo sin ser capaz de entrar de otra forma).
No, mi querido amigo, no me gusta el modelo, y ello con independencia de su autoría. Si la lectura del texto da esta impresión, entonces será que no he sabido expresarme correctamente. Además, habría que discutir si estamos hablando de autoría o de impostura, dado que no acabo de ver en la propuesta prácticamente nada más allá de los tópicos de la pedagogía progresista, acaso con el añadido de la posibilidad económica de renovar el mobiliario. Y desde luego, tampoco es envidia de que a mí no me educaran así, que conste. Simplemente me parece un modelo, académica e intelectualmente, aberrante. Reitero mis disculpas si di la impresión de agradarme stricto sensu el modelo. Un cordial saludo.
EliminaNo es por incordiar, pero se ve CLARÍSIMAMENTE que el modelo no te gusta, Javier. Ni la Compañía de Jesús, en eso estoy de acuerdo con Enrique.
EliminaCierto, la Compañía de Jesús no es que sea santo de mi devoción precisamente, sin que les quite por ello el mérito intelectual que han tenido. Suárez, por ejemplo. No creo exagerar si digo que sin él no habría existido Descartes, al menos tal como lo conocemos. Lo cortés no quita lo valiente. Y el modelo... pues eso.
ResponEliminaMe sumo un poco a lo que te dicen, Xavier: por un lado, los jesuítas han educado a mucha gente que luego han sido sus más acerbos críticos (eg Pérez de Ayala, autor de AMDG), lo que podría tomarse como demostración de que una educación con los jesuítas no es incompatible con muchas cosas, incluida ser algo volteriano. Por otro, no se han caracterizado precisamente por ser acomodaticios con el poder: antes de ser expulsados de España por la república lo fueron por un rey ilustrado; en tiempos recientes se jugaron la vida y a menudo la perdieron en países donde las cosas estaban feas (eg Ellacuría en El Salvador).
ResponEliminaEn lo del modelo estoy totalmente de acuerdo contigo; también en la perplejidad ante su adopción por los jesuítas; hay quien dice que desde hace algún tiempo están entre los más progres en más de un aspecto (eg teología de la liberación). A lo mejor sólo pretender dar el tipo de educación que la sociedad parece demandar. Dado que han solido ser bastante sólidos en materia de educación, a lo mejor introducen matices tales como poner a dar matemáticas a gente que, además de actuar como "animadores culturales" , "motivadores"o "coaches", sepan muchas matemáticas.
A lo mejor es mucho más sencillo que todo esto, Se trata de los jesuitas en Cataluña. He coincidido un par de veces con el presidente de su fundación y cuadra. Es un personaje mal educado y muy poco recomendable. Vamos, de los que describió Blasco Ibáñez. Además, yo diría que no está ordenado.
ResponEliminaA lo mejor es un proyecto que se inscribe en una cuantiosa subvención pública para el "model d'escola catalana" y como "fet diferencial catalá jesuític". No olvidéis que Cataluña es la tierra más contaminada por el reformismo pedagocrático logsiano y demás payasadas, que se consideran implícitas al acervo nacional catalán.