El «NO» de las CUP no es un
«no» rotundo, sino menor, matizado. En realidad es una apuesta por la
neutralidad activa que no se limita a lavarse las manos, al estilo de Pilatos,
sino que más bien apunta hacia un «ni
quito ni pongo rey…», a lo Bertrand du Guesclin, demorando, eso sí, el
subsiguiente «…pero ayudo a mi señor»
y el empujoncito que entronizó a la dinastía a los Trastámara en la Castilla
del siglo XIV.
Para empezar, no han dicho que
votarán «no» a Mas, sino que sus diez diputados se abstendrán. Conviene
recordar que si el resto de grupos hicieran lo mismo que las CUP, Mas acabaría
investido presidente con la mayoría simple de sus 62 votos; el problema de Mas
es que, con la excepción de las CUP, los demás grupos votarán no, y entonces es
cuando el fatídico 63 a 62 se impone. Para desgracia de Mas.
En realidad, las CUP no están
negando a nadie con su abstención, sino que se inhiben sin ponerle trabas al
candidato de, hoy más evidente que nunca,
«Junts x Mas», facilitando tres posibles alternativas, una explícita y
dos implícitas. La explícita es muy simple, que «Junts x Mas» presente otro
candidato y ellos facilitarán su investidura. Las implícitas son de otro tenor.
La primera es que la abstención permite a Mas sondear adhesiones en alguna otra
formación para que le facilite los dos votos que necesita, por la vía de la
negociación política; algo que, ciertamente, parece harto improbable. Pero
queda una segunda vía como último recurso: recurrir al «tamayazo». Para ello le
bastaría con comprar dos votos, mientras que de haber optado las CUP por el
«no», hubiera necesitado la imposible y escandalosa cifra de once «tamayos».
Precisando sólo de dos, no lo tiene tan difícil. Hay mucho despechado. Otra
cosa sería, evidentemente, el a mi parecer escaso recorrido que, en las
actuales circunstancias, fuera a tener una operación «Tamayo» en el truculento escenario
político que es la Cataluña actual. Pero, metodológicamente hablando, no hay que
descartarlo de entrada.
De modo que, se mire
como se mire, las CUP no se lo han puesto tan difícil a Mas con su abstención.(...)
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