Cuenta «R» en tono jocoso que
cuando te detienes a observar una oferta de plaza pública en la Universidad, de
esas que se cuelgan en el tablón de anuncios por imperativo legal, a la que
empiezas a determinar el perfil y características del puesto de trabajo requerido, acabas
exclamando: ¡Coño, si es Gutiérrez!
Mutatis
mutandi, y a propósito de esta
lista de mil políticos catalanes a los que no se deberá molestar ¿En quién
estarían pensando sus autores?
Sí, ya lo sé, esto también pasa
en España, pero uno tenía entendido que aquí dábamos lecciones de moral. Y luego
resulta que, al final, en todas partes cuecen habas, que aquí las quieren
cocer a calderadas, y se quejan de que no les dejen. Seguro que lo ha revelado
algún espía español. Así que ni caso.
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