No le gustó a Mas esto de que
Pablo no se iba a abrazar ni con él ni con Rato. Con tanta onfalocracia hasta
se pensaban que la izquierda eran las CUP o el camarada Herrera. En realidad,
los que sí se abrazarían a la que empezaran a ponerse las cosas serias, es
decir, a peligrar ciertas prebendas y los pingües negocios que comportan,
serían precisamente Rato y Mas, como lo hicieron sus abuelos en el 36… y
tantas otras veces. Y por cierto, para proponer lo que sugiere PODEMOS, no es
que haga falta precisamente ser de izquierdas. Incluso siendo de lo más
indulgentes, diríamos que puede que sea condición suficiente, pero no
necesaria.
Por lo demás, es francamente
interesante desde el punto de vista antropológico la reciente actitud de
linchamiento a PODEMOS desde las filas nacional-independentistas. Y digo
antropológicamente por no decir psiquiátricamente, que es lo que debería haber dicho. Porque más de uno está deseando que lo de PODEMOS acabe como aquel chiste malo, que va uno y le cuenta al amigo que ayer, volviendo a su casa, se encontró con unos matones que le estaban dando las del pulpo a un tipo que se revolvía en el suelo. ¿Y qué pasó? le pregunta el otro. ¡Vaya paliza que le dimos! responde...
Porque en realidad, lo que
está diciendo PODEMOS es lo más sensato que se puede decir, al menos desde los
mínimos requeridos de respeto a las reglas democráticas para que a alguien se
le pueda llamar demócrata. ¿Dice usted que tiene al pueblo catalán detrás
reclamando la independencia? Bueno, comprenderá que tendremos que cambiar la
Constitución para que esto se pueda comprobar… Es decir, lo que PODEMOS está
diciendo que se ha de hacer es lo que Rajoy hubiera tenido que hacer desde el
primer momento que empezó todo este embrollo: si hay un problema en Cataluña y
la Constitución no puede darle respuesta, se cambia la Constitución. Y tema
desactivado, sin más.
Pero curiosamente, resulta que
esto no lo quieren ni los unos ni los otros, ni Rajoy ni Mas, ni sus respectivos
edecanes y correveidiles. Los (h)unos porque no cabe en la Constitución y con
eso basta para acallar a las turbas; los (h)otros porque no la reconocen, ni a
ésta ni a ninguna que no sea la «suya»: el Volksgeist
está por encima de cualquier democracia.
Lo dije hace tiempo, lo
que más nerviosos pone a los independentistas es precisamente lo razonable, en
el sentido democrático del término... y lo inteligente. Pero claro, con lo bien
que se lo estaban pasando entre enroques constitucionales, referéndums de
barbacoa, y mientras tanto el personal entretenido, ha tenido que ser PODEMOS el que les ponga nerviosos a (h)unos y a (h)otros,
diciendo lo elemental, lo sensato… Sobre todo por lo del desabrazo. Perdón, los
desabrazos. Por esta vez ¡bien por PODEMOS!
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