Leo no sin cierto estupor,
incluso a estas alturas, que según la última evacuación wertiana en forma de
Real Decreto sobre los nuevos Curricula de
la ESO y del Bachillerato, los padres –y madres, hemos de suponer- de los
alumnos podrán acceder de pleno derecho a los exámenes de sus hijos y a los
documentos de evaluaciones oficiales, o sea, a «Todo». Examen por examen,
trabajo por trabajo, documento por documento… Si lo que se pretende con ello es
apuntillar definitivamente a la función docente, casi seguro que lo van a
conseguir. Hay muchos otros despropósitos en este decreto, pero nos centraremos
en éste por su perversidad intrínseca.
Para empezar, no es que
uno pretenda negarles a los padres el derecho, menos aún el deber, a estar al
corriente de la evolución académica de sus hijos; más bien todo lo contrario.
Exactamente en la misma medida que no sólo tienen el derecho de conocer los
informes médicos sobre el estado de salud de su progenie, sino también la
obligación de velar por ella. Pero esto es una cosa, y otra muy distinta
atribuir una supuesta patología al médico que la diagnostica o al laboratorio
que realizó el análisis. Y lo que se está permitiendo con esta medida es ni más
ni menos que matar al mensajero.
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Impecable, Javier. Y está pasando ya, no hace falta que venga este desnortado de Wert a ponerlo en su ley basura: muchos porfesores, entre los que me incluyo, les enseñamos a los padres los exámenes en cualquier momento, con la consecuencia de que los razonables entienden lo que pueda haber y los cerrilles actúan como lo que son. Hay, todos lo sabemos, alrededor de un 10% de padres que, mientras su hijo no apruebe, van a montar el follón vean lo que vean. Ahora tendrán un instrumento legal en sus manos para enredar más y mejor. El señor Wert, me figuro que asesorado por la señora Gomendio, se ha propuesto institucionalizar en todos los niveles la bota sobre el cuello del profesor que campea en los centros de monjitas. Tampoco hay para preocuparse, porque la parodia de sistema educativo que quiere implantar, como tú señalas, ya está implantada desde hace tiempo. Un abrazo y feliz 2015.
ResponEliminaUn abrazo para ti también, Guachimán, y feliz año.
ResponEliminaMagnífico artículo, Xavier. Como siempre, dando en el clavo con precisión y argumentos irrebatibles. Si me lo permites, lo enlazaré en el facebook y en mi blog. Feliz 2015 (si nos dejan).
ResponEliminaPoe supuesto que permitido, Manuel. Y feliz 2015 también.
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