Pirrón de Elis (360-270 a.C.)
Creo que fue Eddington quien,
a modo de ilustración para profanos, comparó los números imaginarios en
matemáticas con las tablas que le faltan a una pasarela tendida sobre un río.
Hay que poner una aquí, para que nos llegue la zancada, y la recogemos para
ponerla luego algo más allá con el mismo fin, y así hasta que llegamos al cabo
del puente. Habremos pasado por encima de diez o doce tablas que no existen,
pero sin las cuales no hubiéramos podido alcanzar el otro lado.
Creo que con el estrafalario concepto
de los números «pírricos» que se me ocurrió, pasa algo parecido, pero con una
finalidad muy distinta, que no es otra que la pura especulación con magnitudes
tangibles para que dé la impresión de que la cosa ha ido bien o, como
mínimo, que no ha ido tan mal, para satisfacción propia y de la parroquia
de adeptos. Es decir, que se queden sin cruzar el puente y contentos de seguir en
el mismo lado.
Originariamente, la condición
de la posibilidad de los números pírricos se encuentra en la carga valorativa
que incorporan puesta en relación con otras cantidades relegadas a mera
expresión cuantitativa que, desde la valoración implícita a las anteriores,
quedan cuestionadas en beneficio propio. El primero que dijo que la botella
estaba medio llena, o medio vacía, estaba ya apuntando hacia la noción de
números pírricos; si con dos botellas de idéntico volumen, pero de formas
distintas, reales o imaginadas, y ambas a la mitad de su capacidad, digo que
una está más llena que la otra, entonces estoy ya trabajando de lleno con
números pírricos.
Lo ha hecho el
independentismo con discriminaciones ridículamente pretenciosas sobre el bloque del «NO»,
especulando con su evidente heterogeneidad, condición que se le niega al «SÍ»,
y apropiándose de ciertos sectores de aquél, a los cuales todavía el mismo día
de las elecciones se calificaba de todo, menos de guapos, cuando la disyunción
exclusiva «SÍ/NO» -o sí, o no- venía precisamente
impuesta por el mismo bando que ahora incurre en meticulosas relativizaciones que, súbitamente, devienen disyunciones inclusivas, siempre pro domo sua.
Para que nos entendamos, una disyunción exclusiva en lógica es "o A, o B, y no A y B". Simbolizado: [(A ˅ B) ˄ ˥ (A ˄ B)] (Se usa a veces el operador «˅»). Una disyunción inclusiva, en cambio, es simplemente "A o B", donde con que se dé "A" o se dé "B", la proposición es válida, siéndolo también si de dan "A" y "B". El primer caso obedecería a una proposición como "vivo o muerto", ya que o se da lo uno, o lo otro, pero nunca ambas cosas a la vez; en el segundo, "se requiere hablar inglés o francés", donde que se hable en una u otra lengua no excluye que se puedan conocer ambas y/o (inclusiva) utilizar cualquiera de las dos. Pues bien, ahora resulta que quien planteó el referéndum como una disyunción exclusiva, pretende venderla como inclusiva, al menos para un sector del "NO". Y en el otro lado, los que negaban que fuera un plebiscito, lo entienden ahora como tal y en el sentido de disyunción exclusiva al que han renunciado sus promotores una vez conocidos los resultados. Si es que en todas partes cuecen habas, y en algunas a calderadas.
Como en la Domus Mariana. Porque así lo ha hecho también
Mariano, sin ir más lejos, y pasándose diez pueblos de frenada, cuando afirma sin pestañear que el independentismo
obtuvo «sólo» un 37%, poniendo en relación la suma de votos obtenidos por el
«SÍ» con el total del censo. De tal metodología cabría deducir también que, por
la misma regla de tres, el voto total del «NO» sería entonces de más o menos un
38 o 38.5%, tan lejano a la victoria plebiscitaria como el «SÍ». Pero eso ya no lo dice Mariano, sino que ha ganado por
un 63% contra un 37%, reconfortando así el espíritu de sus palmeros. Vaya paliza.
De ello se infiere que Mariano
asume que toda la abstención, votos nulos, votos en blanco y votos a
formaciones que no obtuvieron representación, son un claro y rotundo «NO». Con tal finta pírrica se configura un supermayoritario «NO», que es para Mariano tan homogéneo y patrimonializable
como el del «SÍ» lo es para el independentismo. Pero con el suplemento del 23% del IVA, es decir, la abstención. Un ejercicio argumentativo si cabe aún más grosero
y viciado de forma que el del bando del «SÍ».
Pues eso, Mariano ha recogido el guante y acredita que no es ningún ignorante,
que también él domina los números pírricos, y además sobradamente.
Frente
a tan groseros despropósitos, la verdad uno acaba persuadido de que es perder el tiempo tratar argumentar razonadamente. Algunos no quieren entender porque no quieren; otros porque no pueden. Y esto cansa. Está claro que hay que ir más allá de los números
pírricos de Pirro. Y es en este más allá es donde aparece el escepticismo de su
tocayo Pirrón, a cuya época, la helenística, cada vez se parece más la nuestra
en ciertos aspectos, mutatis mutandi.
O lo que es lo mismo: ¡Que les den y a otro perro con estos huesos!
NOTA Pirrón de Elis (360-270
a.C.): filósofo griego considerado fundador del «escepticismo». «Escéptico»
proviene del griego «skeptikoi», que
significa «examinador» - de «skeptesthai»:
examinar-. O hay evidencia objetiva –si la hubiere- o, entonces, lo único
honesto es la epokhé, la suspensión
de todo juicio (valorativo). Una actitud, la epokhé, que nos lleva a la ataraxia, la paz de espíritu.
No entiendo cómo usted puede apreciar entre los votantes de Junts pel Sí o de la Cup a individuos que son partidarrios del NO. Me resulta difícil. Su programa sólo tenía un punto: independencia. Por la misma regla de tres en un referéndum en el que sólo se pudiera votar SI o NO, también podríamos especular que entre los votantes del SI pudiera haber muchos votantes del NO camuflados, equivocados, o pirados. Ya puestos podríamos decir que en las últimas elecciones en las que ganó Rajoy realmente entre sus votantes estaba lleno de gente que quería en verdad el tríunfo de los socialistas, o que entre los seguidores de los ultra sur del Real Madrid abundan los furibundos barcelonistas que están allí por equivocación.
ResponEliminaPor qué no utilizamos el sentido común: hubo un 48% de SI un 39 % de NO y un 12% de agnósticos.
Moi non plus. Et point! Vaya al médico, urgentemente. Es un consejo de amigo, porque sé quién eres.
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